“Se atrapan más
moscas con miel que con vinagre”
San Francisco de
Sales
-¡Al fin hemos llegado!-
exclamó feliz cierta morocha de rulos que recostada en la pared de un
pasillo en el que estaba con sus amigas, mientras esperaba que la bajita y
sonriente de Regina abra la puerta.
-Ay sí, yo ya no aguantaba más
el seguir caminando con estos zapatos…- se quejó la pelirroja, recostándose
también y sintiendo un momentáneo alivio en sus pies.
- Ni que fuera que caminamos
mucho ni que son muy altos tus tacos ¿Y así decís llamarte mujer quejándote de
las simplezas de la vida?- le discutió amistosamente Morena a Sara con una
expresión pomposa en su rostro.
-Mirá… que no estoy de humor
para discutir. Tengo sueño, tengo hambre y estoy muy histérica en este
momento… Aparte ¿me estas cargando? ¿Viste acaso el tacón de mi zapato?
-¡Shh! Chicas hablen más
despacio que si no, van a despertar a los vecinos y se van a enojar. Sobretodo
la señora de la puerta 11 -les rogó Regina, mientras giraba la llave dentro de
la cerradura.
-Pero que venga nomás esa
“ajumma” * (señora)… A ver si se atreve… -susurró Morena decidida.
Una vez dentro, Sara se quitó los zapatos y se acomodó en el sofá. Morena se sacó la campera negra que
llevaba y prendió la televisión.
-Chicas, ¿quieren desayunar?-
preguntó Regina saliendo de la cocina.
Ambas amigas asintieron y ella
volvió a la cocina predispuesta a preparar el desayuno.
-¡Que noche, la de
anoche! -Comentó Morena bostezando- Deberíamos salir con ellos más seguido, la
pasamos muy bien.
-Sí, es verdad -secundó Sara-. ¿Y qué harán hoy? ¿Vos decís que estén ocupados?
-No creo… deberíamos decirles
para ir a almorzar juntos y hablar de la joda de anoche. Me interesaría
conocerlos más. Me gustó la banda -expresó la de los rulos alborotados por el
viento de afuera.
Regina trajo los cafés a la mesa junto con las
macitas para acompañar, cortesía de su madre que siempre le enviaba algo para
que recuerde Argentina. Se deshizo la coleta que llevaba puesta y se soltó el
pelo semilacio. Se sentó al lado de Sara y se unió a la conversación. Ella
también estuvo de acuerdo en almorzar con los chicos y sus amigos; entonces,
decidieron avisarles a todos y también a Cassandra y a Janet, ya que el
lugar de encuentro que eligieron fue el hotel donde se hospedaban y decidieron
que lo mejor sería que pasen a eso de las once u once y media, dado que todavía
seguían un poco cansadas como para verse tan pronto con los demás. Asique se
acomodaron en el living, cambiaron las bonitas pero incómodas ropas de salir por unas no tan bonitas pero cómodas ropas de dormir y pusieron el despertador para que
suene a las diez.
-¿No deberíamos avisarle a
Jung Bin también? -preguntó, ciertamente ansiosa, Morena. Pero notando esto para
sus adentros agregó- Digo, él también estaba en la fiesta y a pesar de que se
volvió un poco más temprano, podríamos contarle las cosas que pasaron en su
ausencia.
-No estaría mal -dijo Regina
con ojos cerrados-. Pero no creo que esté en su departamento a esta hora. Él
suele viajar por estas fechas para ver a su mamá.
-¿Viajar?-se levantó la
morocha de un sacudón.
-Pues si... -continúo su amiga-
Su madre vive en Busan y cada tanto va a visitarla cuando tenemos receso en el
instituto o algunos fines de semana. En la fiesta me contó que iría a verla,
porque recibió su llamada telefónica hace algunos días. Habrá salido antes
que nosotras llegáramos aquí. El autobús que toma pasa muy temprano.
-Ahora entiendo por qué no se
quedó más tiempo en la fiesta -concluyó Morena y se acomodó de nuevo en el
colchón-. De todas formas, no entiendo por qué no nos lo dijo -farfulló con un
dejo de congoja .
-Disculpalo, Morena -le pidió
Regina-. A veces Jung Bin suele ser muy reservado con sus cosas. Y a pesar de
cuán a gusto se sienta con ustedes, él no las conoce lo suficiente como para
ser más abierto con su vida personal.
-Entiendo... -se limitó a decir
Morena y apagó el velador de la mesita.
En el hotel, luego del extraño
y misterioso hecho de la noche anterior, al menos para Cassandra; las chicas se
quedaron profundamente dormidas. Cass hubiera querido preguntarle más cosas al
respecto a Janet, pero la “vigilia” de la noche anterior la hizo sentirse muy
cansada. Lo cual resultaba bastante irónico dado el hecho de que ya se había
quedado dormida cuando Kwan estaba en la habitación a solas con Janet.
Definitivamente, esta chica se pasaba de dormilona. Otra costumbre que tenía
nuestra protagonista era tener en silencio el celular y olvidarse de el. Por
lo que no vio los múltiples mensajes que le dejaron sus amigas. Con la castaña
pasó lo mismo. Puesto que, con el miedo de ser descubierta por sus otras
amigas, había apagado el celular más temprano. Y también se le había olvidado.
Asique nuestras olvidadizas protagonistas
dormían cual bellas durmientes en un sueño tan rotundo, que fue un dolor de
cabeza horrible tener que escuchar que alguien tocaba la puerta de su habitación de hotel. Como Janet tenía un talento especial para evadir los ruidos
insoportables con su sueño profundo, tuvo que ser Cassandra la que se levantara
para abrir la puerta y sutilmente despedir al servicio de cuarto, asegurándoles que no necesitaban nada mientras pedía que pasaran después a limpiar los cuartos.
Pero ante su sorpresa un tanto no deseada, no eran los del servicio al cuarto
quienes estaban del otro lado, sino Dak Ho, quien ahora la veía un tanto
confundido pero sin perder esa seriedad característica. “¡Qué horror!” pensó
Cass “Debo tener un aspecto muy espantoso” Se había acordado de que horas antes
se había pintado pero dado lo mucho que durmió, seguramente ahora el delineador
y la mascara de pestañas se habían corrido por sus ojos y el labial ahora
inexistente dejaba sólo un rastro rosado pálido en sus labios. La ropa no
ayudaba mucho. Llevaba una camisola negra bastante holgada pero algo
corta que enseñaban sus pequeñas pero fornidas piernas y con los dos primeros
botones desabrochados, mostraba su clavícula. El cabello negro y corto estaba
un tanto desordenado sobre la cara y voluminoso en la coronilla, cosa que ella
odiaba en el alma. ¿Qué hacer? Ya la había visto de la manera que más le
molestaba: recién levantada y al natural. Él la seguía mirando en un silencio
un tanto sepulcral. Había algo en su mirada que rozaba la sorpresa y el
desconcierto, pero al mismo tiempo la contemplación y el interés. Cassandra lo
notó y se ruborizó por dentro.
Entonces, ante tan extraña
situación ¿qué fue lo que hizo nuestra orgullosa e incómoda protagonista? Levantó
el mentón en alto, aparentó la mejor cara de indiferencia que pudo y le dijo:
-Buenos días, Dak Ho. ¿Podría
preguntarte qué haces tocando a mi habitación de hotel a las 11 de la mañana?
Él, viendo que la situación a
ella le importaba en lo más mínimo y que no entendía el motivo de su visita, le
devolvió la misma cara de desinterés que es más típica en él y le contesto:
-Los chicos de la banda me
dijeron que hoy iban a encontrarse contigo y con tus amigas para almorzar y me
preguntaron si quería ir. Evidentemente, o fui víctima de un chiste o la cita
era más tarde.
“¿Por qué tuvo que usar la
palabra cita?” pensó Cass, dándose cuenta que la situación iba siendo incluso
más incómoda. ¿Y por qué no sabía que hoy arreglaron sus amigas para verse con
los chicos? ¿Por qué las chicas no le avisaron?
Mientras Cass se encontraba
divagando en su mente, lo único que podía ver Dak Ho era la cara de perplejidad
de esta y como su seño iba hilando preguntas. Él sólo se limito a verla pero de
vez en cuando trataba de que sus ojos vayan a otra parte puesto que en el fondo
le molestaba verla así, aunque a ella le parezca de lo más natural.
-Mi teléfono…-respondió
Cassandra saliendo de su “ensoñación” y se fue para dentro del cuarto. Los ojo
del vocalista de “The mirror” se quedaron cuadrados y tuvo que quedarse allí
afuera completamente extraño de sí mismo, pues le parecía de mala educación
entrar en un cuarto de hotel en el cual estaba una mujer y no del todo vestida.
Entonces, se quedo ahí esperando, mirando a su alrededor por si venia alguien
que haga del momento aún más desagradable.
Ella volvió en un santiamén.
Pero había algo diferente en ella. Su rostro estaba desprovisto de maquillaje,
limpio y despejado. Y su cabello ahora, aunque natural, estaba improvisadamente
arreglado. Se veía distinta, a lo que solía estar.
-Dak Ho ¿te puedes ir?
-¿Disculpa?- pregunto
sacudiendo levemente la cabeza puesto que anteriormente sus ojos la miraban
fijamente.
-Si…O sea, me refiero a que
mejor esperes abajo a los chicos. Janet y yo tenemos que cambiarnos y las otras
todavía no están aquí, sino en lo de Regina.
-Ah, entiendo.
-Creo que sería muy incomodo
para ti esperar aquí afuera y seria incomodo para nosotras que te hagamos
pasar. Asique creo que lo más lógico es que esperes en el hall del hotel. Les
avisaré a los demás.
-Las espero abajo entonces-
agregó y se dirigió hacia el ascensor. Cassandra lo observaba de lejos y pasado
un tiempo, cerró la puerta.
-No puedo creer que me haya
visto como me vio- se quejó nuestra bajita protagonista. Pudo pasar un rato al
baño antes de volver con Dak Ho y ver por sus propios ojos el desastre de su
presencia. El maquillaje corrido, el salvaje despeinado y esa camisola que la
hacía lucir cuadrada, aunque resultara muy cómoda para dormir- ¡Horrible,
horrible, HORRIBLE!- se lamentó, mientras se tiraba al amplio sofá y golpeaba
con sus puños los almohadoncitos que estaban debajo de su cabeza.
-¿Se puede saber qué caranchos
te pasa a vos?
La pelinegra alzo la cabeza
para ver a una Janet en pijamas con los ojos bien abiertos y el ceño fruncido
ante su “poseída” actitud. Cass se levanto de repente.
-¡Buenos días, Janet! ¡Qué
bueno que te levantas!
-Sí, es que por tus escándalos
no podía dormir más ¿qué paso?
-Las chicas me avisaron que
hoy vamos a almorzar con los chicos de la banda. Dak Ho ya vino y…
-Espera, ¿Dak Ho te vio en
esas fachas?- preguntó la castaña con una sonrisa traviesa.
-Sí, si…-contestó Cass
tratando de restarle importancia- Vamos a cambiarnos.
Cassandra agarró sus calzas
negras que estaban a mano, se puso su sweater de color crema con una gran
calavera negra estampada en el centro y calzo rápidamente unas chatitas negras
que estaban cerca de la puerta. Después de la fiesta, no quería usar zapatos
con taco por un tiempo. Fue al baño a buscar su bolso negro donde puso un par
de cosas que creyó necesarias llevar y se volvió a delinear los ojos.
Janet también se había puesto
una calza, nada más que esta era blanca y tenía estampados en colores grisáceos
algunos dibujos circulares. Arriba se abrigo con un sencillo sweater gris
oscuro y calzo unos borceguíes con tachas. Por último decidió usar su gorrito
gris, a pesar de no gustarle mucho los gorros, puesto que sentía frio en la
cabeza y porque no le gustaba mucho como estaba su cabello ese día.
Listas en 15 minutos, se
apuraron para salir del cuarto e ir hasta el hall del hotel para no dejar a Dak
Ho solo en su espera.
De regreso en el departamento
de Regina, las chicas, a pesar de las varias veces que la alarma sonó, no
titubearon una sola vez y siguieron dormidas por un rato más. Hasta que el
fuerte cabezazo que se dio accidentalmente Morena contra el respaldo del sofá
la obligo a ser la primera en levantarse y la encargada de levantar a las
otras, de la forma que la caracterizaba. Es decir, estrepitosamente.
Regina se levanto del espanto y sacudió
enérgicamente la cabeza y Sara, quien hacía caso omiso a las advertencias de su
amiga, se levanto de a poco y tocándose la cabeza por la leve migraña que le
empezaba a dar.
-Bueno, chicas, ya despabílense.
Que tenemos que encontrarnos con los chicos- anunciaba la de rulos en su ida y
venida mientras se vestía. Se puso los pantalones marrones claros y apretados
junto con el sweater de lana rosa pálido y se calzó unas botitas acordonadas
marrones. Entro al baño y permaneció ahí un par de minutos.
Regina saltó literalmente de la cama y empezó
a revolver su guardarropa. Encontró al fin unos jeans azul oscuros y unas
medias cancán para llevar debajo. Se los puso, dejándose aún su blusa blanca de
anoche y se abrigo con un buzo rosado intenso, que a Sara le causo mucha
gracia, puesto que se adornada con un dibujo de un gato negro en el canguro,
con otro más pequeño y sonriente en un costado y finalmente con un par de
orejitas negras en la capucha. Busco sus chatitas negras de charol y pidió amablemente a Morena que se apure.
Sara estaba buscando su bolso azul para la
ocasión. Ya se había puesto el llamativo pantalón rojo, la blusa blanca mangas
largas y su chaqueta de jean sin mangas con detalle de la bandera americana que
resaltaba la parte de las estrellas en un trasfondo azul. Se había calzado unos
mocasines beige y tenía un abrigo largo beige para hacer juego. Sólo le faltaba
el bolso y arreglarse un poco la cara y el cabello.
Morena al fin salió del baño,
con una trenza cocida hecha hacia un costado, haciendo notar sus aritos en
forma de rosas, y sus rulos más
definidos que nunca. Se puso finalmente su bufanda floreada y decidió llevar su
bolso marrón claro para llevar algunas cosas.
Regina entro como un flash al
baño, al instante que Sara encontró al fin el bolso que estaba buscando.
-Uh…-se quedo la pelirroja-
Listo, ya fue. Mejor me arreglo acá porque a este ritmo no llegamos nunca al
hotel. -Y dicho esto, se hizo un rodete sencillo pero bonito y se retocó un
poco el maquillaje de las pestañas.
Luego de unos segundos, salió
nuestra protagonista de sonrisa contagiosa con las chatitas puestas, con un
maquillaje natural y fresco, y con una vincha negra con moño en la cabeza.
-¡Oh por dios! Te ves muy
tierna Regi- soltó Morena llevando las manos a los cachetes.
-Gracias, More- sonrió ella
con los ojos-Ustedes están muy lindas también. ¡Wow Sara! ¡Qué look!
-¿Viste?- le contesta Sara
devolviéndole la sonrisa- Bueno, chicas, vamos ya…
Y se encaminaron hacia la
puerta para irse. Mientras pasaban por el pasillos, los ojos de la morocha se
desviaron hacia la puerta del departamento de Jung Bin, probablemente ahora
vacío y solitario, y por alguna razón sintió un pesar en el pecho. En cambio,
tuvo que toparse con la insoportable presencia de su enemiga natural, la vecina
de Regina. La bruja del 71, bueno, en este caso del 11. Ambas cruzaron miradas
de antipatía pero Morena aficionadamente guiño un ojo coqueto y burlón y,
segura de lo bonita que estaba ese día, giro la cabeza con altanería dejando a
la ajumma coreana boquiabierta en el medio del pasillo.
Estaban Cass y Janet con los
chicos de la banda, reunidos en el hall del hotel. Era algo tan típico el tener
que esperar a la morena y a la pelirroja, a pesar de lo tarde que habían leído
su mensaje, que no se inmutaron para nada en mirar por todos lados para ver en
el instante que aparecían. Lo que si les parecía un poco incómodo era que los
chicos tuvieran que esperar tanto. Por ello, es que la castaña y la pelinegra
maquinaban en sus mentes un buen monólogo de quejas destinado a sus aludidas
amigas.
Cuando ya parecía que no
tenían ningún, pero absolutamente ningún tema de conversación, salieron de la
nada las palabras de Ji Soo para salvar el día.
-Estuve leyendo la
Cosmopolitan de mujeres y…
Todos, que en ese momento no
le estaban prestando atención, giraron la cabeza para verlo en señal de
extrañeza. “¿Se estará confesando?” pensó más de uno.
-¡No me miren así!- exclamó
con expresión horrorizada- La revista era de mi hermana menor…
Ninguno de los allí presentes
cambiaron la mueca a pesar de esa aclaración que mas que salvarlo, lo hundió
mas.
-Aishh!- mascullo en señal de
desesperación- Estaba aburrido…-se excuso levantando los hombros- el punto es
que encontré un articulo interesante…
- Por favor, Ji Soo- le
advirtió Joe poniendo una mano delante de su rostro- elige cuidadosamente tus
palabras y el tema del cual vas a hablar…acuérdate que estamos frente a dos
damas…
-¡¿Michoso?!- le contesto el
porrudo indignado- Me refería a un artículo que hablaba de una encuesta que se
le hicieron a los hombres acerca de qué momentos consideran que una mujer es
sexy- finalizo apuntando con el dedo índice hacia arriba y sonriendo
tiernamente con los ojos.
Janet se rio del comentario y
Cassandra de repente, como algo involuntario, miro a Dak Ho. Él no estaba mirando al grupo, sus ojos se
centraron en una gran maceta cerca de la puerta del restorán del hotel. Sin
embargo, parecía estar atento a la conversación.
-¿Qué decía la encuesta?-
preguntó YunJae divertido.
-Bueno, algunos decían que se
ven muy sexys después de salir del gimnasio, otros cuando están al natural o
con determinado tipo de ropa. Pero uno en el que la mayoría estuvo de acuerdo
es en que las mujeres se ven extremadamente sexys cuando se despiertan por las
mañanas.
A Cassandra se le recorrió un
escalofrío desde la punta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. No pudo
evitar ver de nuevo a Dak Ho, quien estaba rígido en su lugar y había tragado
aire al escuchar lo último que había dicho Ji Soo.
-Bueno…-empezó a decir Janet
dubitativa- No estoy del todo segura si una mujer resultaría sexy cuando se
levanta…al menos yo no me veo así…
-Yo creo que seguro te ves
bonita, noona- le interrumpió Ji Soo sonriente- Siempre estás muy al natural.
-Gracias Ji Soo…sos muy dulce-
soltó la castaña- Pero por favor no me digas “noona”
-¿Ustedes que dicen chicos?-
pregunto éste sin prestar atención a lo último que dijo la argentina.
YunJae se quedo callado. Tal
vez porque en su mente se imaginaba involuntariamente a alguien completamente
diferente a Janet pero en la misma situación que planteaba Ji Soo.
-No lo sé…soy muy malo para
fijarme en esas cosas…- respondió Joe evadiendo la situación. Pero viendo al
vocalista de la banda completamente enmudecido desde hace un rato, decidió
cargarlo con aquello que él no quería responder- ¿Y tú qué opinas Dak Ho?
El chico alto y serio se quedo
estupefacto. Como si recién despertara de un sueño bruscamente. Nadie se había
dado cuenta pero a pesar de que su mirada indicaba ahora el suelo, en realidad
a quien veía era a Cassandra. Bueno…quizás alguien si se había percatado de
ello. Sobre todo por el hecho de que ese contacto visual la había hecho
estremecer. En ningún momento, Cassandra se sintió cómoda en el lugar y no veía
la hora para que las otras aparezcan.
-Bueno…la verdad es que creo
que…- empezó a decir Dak Ho, no seguro de las palabras que iba a usar pero en
ese instante Joe les avisó que Sara,
Morena y Regina estaban en la puerta de entrada y se dirigían donde estaban
ellos.
Todos dejaron de lado la
conversación. Cassandra soltó un suspiro de alivio, YunJae salió de sus
cavilaciones y no sacó la vista de las chicas que venían hacia ellos, y Dak Ho,
interrumpido, sólo volvió a callarse.
Una pelirroja y una morena
iban con paso ligero arrastrando a una menudita Regina, ya cansada de caminar
muy rápido. Siendo testigos de esto, los chicos se acercaron más a ellas pero
fueron Cass y Janet las que las alcanzaron por el camino para reprocharles su
hora de llegada.
-Bueno, tuvimos uno que otro
imprevisto- empezó Sara de lo más tranquila- Además ustedes no nos pueden decir
nada. ¡Se quedaron dormidas!
-Convengamos que ¡ustedes
también!- Janet agudizó más su tono de voz-Además nosotras al menos ya
estábamos acá pero ustedes tenían que venir para acá, dándole determinada hora
a los chicos y ¿ya se fijaron qué hora es?
-Tal cual- secundó la bajita
de pelo corto- Hicieron venir a Dak Ho a las once y no había nadie. Pero
ustedes dos son especialistas en llegar tarde a un lugar- dijo Cass señalando a
Sara y a Morena.
-Ay por favor… para su
información, Regina también se quedo dormida ¿y acaso le dicen algo a ella?
Nada…absolutamente nada…
-Regina ¿eso es cierto?- Le
preguntó Cassandra perpleja.
- Que feo, Regina. Ya te están
influenciando con sus malas costumbres- añadió Janet moviendo la cabeza.
-Perdón chicas- murmuró una
Regina apenada- Es mi culpa. No se peleen-Pidió con su característica voz de
caricatura. A lo cual todas le sonrieron y Cass y Janet se acercaron a
abrazarla.
-No te preocupes, Regi- la
tranquilizó Janet con un aire travieso y divertido en la mirada- Nosotras no
nos peleamos en serio, solo estamos jugando.
-Así es- asentó Sara con la
cabeza.
Tanto YunJae como Dak Ho, como
Ji Soo y como Joe se quedaron al margen de la situación, sin entender
absolutamente nada de lo que estaban diciendo, puesto que hablaban en español.
Se quedaron cada uno con una expresión particular: YunJae tenía el ceño
fruncido, Dak Ho suspiraba y miraba para otro lado, Ji Soo se quedo perplejo
con los ojos como platos y la boca semi abierta, y Joe, que pensaba que algo
entendía, pestañeaba por momentos y a cada respuesta, soltaba un “Oh” de
entendimiento. Todas sus cabezas, excepto la de Dak Ho, iban de un lado a otro
como si fueran pelotas de pingpong mientras las chicas hablaban.
Cuando las chicas terminaron
su disputa, se acercaron de nuevo a los chicos que, al ver que ellos volvían a
ser el centro de interés, cambiaron rápidamente su posición por una más
relajada y distraída.
-Bueno, ¿adónde nos van a
llevar, chicos?-pregunto Morena coquetamente.
-Hay un restaurante en la
esquina de esta calle- señaló YunJae- Les gustará. Su especialidad es la comida
italiana.
-Wow-se sorprendió Regina- Eso
sí que no lo sabía.
-Pensamos que se sentirían a
gusto si comieran algo que les hiciera recordar a su país-añadió Joe alegre.
-Definitivamente- afirmo Sara
con una sonrisa radiante- Esta vez se pasaron chicos.
-¡Sí!- soltó Janet en un
gritito-¡Me encanta la comida italiana!
Cassandra se limitó a sonreír
y Morena, ya camino afuera del hotel, se acercó a YunJae y a Joe, y los sujetó
a ambos por el brazo.
-Chicos, son divinos Uds.
dos-les dijo contenta mientras caminaban. Ellos, ya acostumbrados a la actitud
extrovertida de su amiga, sólo le devolvieron sonrisas tímidas.
-Noona yo también ayude a
elegir el lugar- se quejó Ji Soo, detrás suyo y acelero la marcha para
alcanzarlos, dejando a Sara y Janet discutiendo de temas triviales, y a
Cassandra un poco más atrás, observando a Janet y a Dak Ho, a la misma altura
de ella, con los ojos clavados en el piso.
Cuando llegaron al
restaurante, decidieron acomodarse en las mesas de afuera debido al bello sol
que había y porque así nadie podía molestarlos si hacían barullo. Se sentaron y
ordenaron dos pizzas, primero la de “cuatro estaciones” y luego, la típica pero
nunca decepcionante mozzarella, a las que decidieron acompañar con una Seven up
y una Pepsi de dos litros. Sí, la idea de los chicos tuvo éxito. Ellas se
sentían como en casa.
Paso un buen rato, y Morena
insistía en que las dos pizzas no iban a alcanzar para llenar el estómago de
todos y que deberían pedir desde ya otra, para que llegue a tiempo. O a lo
sumo, pedir otra gaseosa. Pero nadie le hacía caso. Todos hablaban
enérgicamente de lo bien que la pasaron la noche anterior, en la fiesta, y lo
bien que tocaron los chicos. Y entre risas y chácharas, sacaron a la luz el
talento y dedicación de Dak Ho, pero también de Sara, y esta última se quedó
sin palabras ante sorpresivo halago. No fue tanto por la afirmación de que era
buena en lo que hacía sino más bien por el leve giro que dio el tema de
conversación y que la persona que lo haya hecho fuera el mismísimo Dak Ho.
-Creo que tienes un estilo
interesante-dijo afable el vocalista- Y me da gusto que vengas al estudio a
tocar-Ella sólo asintió con una sonrisa. Lo cierto es que, extrañamente a pesar
de lo que solían decir de él, le pareció una de esas personas con las que podía
entenderse y le alegro saber que él se sentía igual.
Ji Soo, Joe y Janet reían a
carcajadas por las imitaciones que hacia Morena de las protagonistas de doramas
que ella pudo llegar a observar. A su lado, Regina la miraba con gesto
desaprobatorio pero en el fondo escondía por el reverso de la mano, alguna que
otra risita.
YunJae y Cassandra eran
historia aparte. Por un lado, el primero se sentía muy vivaz y a gusto con
todos anteriormente pero luego de que Dak Ho mencionara a Sara en la
conversación, algo en su semblante cambio radicalmente. Su mirada iba de su
amigo a la pelirroja de ojos grandes mientras hilaba en su cabeza pensamientos que
de alguna manera le causaban un cierto pesar. Por otro lado, la segunda, lejos
de prestar atención o ponerse celosa de la situación que se daba con Sara y Dak
Ho, estaba en cambio muy pendiente de Janet esperando que en algún momento se
produzca un contacto visual entre ellas. Cosa que nunca paso, dado lo
entretenida que se sentía su amiga con los otros.
Ella sentía que tenía derecho
de preguntarle lo que había pasado con ese tipo la noche anterior. Si, ahora
sabia al menos quien era pero eso era tan útil como buscar una aguja en un
pajar. Vio su oportunidad cuando Janet de repente se paró y se dirigió hacia la
entrada del restaurante. Entonces ella sin pensarlo dos veces, se levantó de su
lugar y la siguió, mientras los otros seguían de lleno en la conversación.
-¿Ahora me vas a decir bien
que pasó con ese actor coreano en toda la noche?- le pregunto Cassandra en el
momento en que se quedaron solas en el
tocador.
- ¿Qué crees que paso?-
retrucó la castaña mirándose al espejo.
-¡Yo no naci ayer!- se quejó
la pelinegra- él te miraba de una manera y vos de otra…y…y… ¿qué paso?
Janet soltó un suspiro. Tenía
que contarle toda la historia desde su punto de vista y el ejercicio de la
actividad le pareció un tanto agotador. Sin embargo, empezó. Le contó a su amiga
como había reconocido al famoso y cómo se había dado cuenta de su estado de
ebriedad. Aunque reconoció que al principio sus actos fueron un tanto
inconscientes, a medida que lo seguía, se daba cuenta de que no podía dejarlo
donde fuera que se quedara y que otros lo vieran en ese estado.
-Era una celebridad- afirmo
Janet- No podía dejar que lo vieran así y más con toda la mala publicidad que
andaba juntando en las revistas.
Cassandra la contempló
incrédula.
-No es que sepa hablar
coreano- aclaro su amiga con obviedad- pero no era difícil deducirlo por las
tomas que le hacían y las fotografías que lo exponían en escándalos: fiestas,
mujeres, cigarrillos en la mano, mal comportamiento. Uno de los titulares donde
se hablaba de él estaba en inglés y
decía “Badboy” y en seguida deduje que lo catalogaban de chico malo.
-Todo eso está muy bien…-
siguió su interlocutora- Pero aun con todo no entiendo porque lo hiciste.
Janet, no lo conoces bien y no sabes de qué pudo haber sido capaz. Incluso en
ese estado. Fue completamente arriesgado lo que hiciste y no tienes ningún
argumento válido para negarlo.
-Lo sé- admitió la castaña-
Discúlpame Cass por haberte implicado en todo esto. Tenes razón, no lo conozco
bien pero no sé como explicártelo.
- ¿Que… te gusta?
Janet se detuvo a mirarla por
un momento. Si, era cierto que le gustaba pero no era sólo por eso que lo había
ayudado.
-Yo…creo que lo juzgan mal- se
limitó a decir. Cassandra la observo por unos minutos. Janet estaba pensativa.
En ese
momento apareció Regina- ¿por qué se tardan tanto?- pregunto sonriente.
-Ya
sabes cómo tardo en el tocador Regi- excusó Cassandra y la llevo a ella y a
Janet fuera del baño. Volvieron con Sara, Morena y los chicos, quienes ahora
estaban en silencio y desparramados en sus sillas, cansados de tanto comer
probablemente.
-¿Por
qué tan callados? ¿De qué hablaban?- preguntó Janet, evadiendo a Cassandra.
-Estamos
haciendo la digestión-anuncio Morena con posición relajada y mirada
semidormida.
-Anteriormente,
nos contaban de ustedes y cómo eran cuando estaban en la escuela media- soltó
un simpático Joe que miraba de reojo a unas entretenidas Sara y Morena.
-No…-se
quedó Janet pensando, mientras ella, Cassandra y Regina tomaban asiento- ¿Qué
les contaron?- cuestiono la castaña y lanzo una mirada asesina a sus amigas
mientras éstas reían a carcajadas por la travesura.
-Todo-
amenazó juguetón Ji Soo en tono macabro.
Y empezó a contar el par de anécdotas de esas épocas que las
protagonistas deseaban mantener en anonimato. Janet, en pose de venganza,
también dijo un par de cosas que involucraban tanto a Sara como a Morena y
éstas se escandalizaron ante el
atrevimiento, siguiendo el juego.
Cassandra
tenía esa mirada indagadora en dirección a Janet. Y no la había cambiado en
todo el día. A veces se distraía, mirando y sonriendo a otros, pero cada vez que
sus ojos la veían cambiaba el semblante.
-También
nos contaron que Cassandra en la escuela media
tenía un look muy cargado y
calculado- apuntó Joe bastante sorprendido y la ahora atenta pelinegra,
volteo para verlo con confusión.
-Ah
sí- secundo Janet-Le llevaba horas hacerse lo que se hacía.
-¿Y
qué se hacía?- le preguntó Ji Soo perplejo. Parecía un niño.
-Pues…-comenzó
a contar Sara- el maquillaje planeadamente corrido, las pesadas sombras negras
y azuladas en los párpados, el delineador rojo para un efecto más pálido, la
base blanca y el labial frambuesa que le daba un toque final.
-También
el pesado cinto de cadenas, las pulseras con tachas, algunos pins en la
chaqueta…-siguió Morena y ya para entonces Cassandra se vio inhibida ante la
mirada de todos- Al final quedaba como esos personajes de una película dirigida
por Tim Burton o esas cantantes bien punks- añadió la morocha dirigiéndole a su
involucrada amiga un guiño de confianza.
-Eran épocas-
se excusó Cassandra tímidamente, mientras miraba su vaso vacio.
-Sin
embargo, aún veo que todavía conservas
modestamente algo de ese estilo-señalo el antes callado Yun Jae, observando la
elección de sweater de nuestra protagonista. Ella agacho un poco más la cabeza
para ocultar la vergüenza que le producía.
-Pues
yo creo que hay mujeres que no necesitan cargarse mucho de cosas para resaltar
su belleza- hablo sorpresivamente Dak Ho inexpresivo en el momento que nadie lo
miraba. Cassandra entonces lo vio fijamente y él le sostuvo la mirada. ¿A caso
la estaba insultando? – Me parece, a mi entender, que una mujer estando más
natural destacaría mejor si realmente es bonita- finalizó sin sacar sus ojos de
la pelinegra. Si, la estaba insultando o al menos eso pensaba ella. Pero en
realidad, Dak Ho, al momento de decirlo, sólo pensaba en ella esa mañana que la
vio de esa forma y en cómo no podía sacarse de la cabeza esa imagen
mental. Esas palabras hicieron callar a
todos, y más de uno rodo los ojos o levanto las cejas en señal de incomodidad.
Hasta que, como era de esperarse, Ji Soo dio un comentario completamente irrelevante y fuera de tema,
como si nunca se diera por aludido de la situación.
-Tenías
razón, noona Morena. Debimos haber encargado otra pizza, me he quedado con
hambre-se quejo mientras tocaba su barriga.
-Eso
lo dices porque tu estómago es un pozo sin fondo- masculló Joe y todos rieron,
excepto Ji Soo que ponía cara de ofendido y decía varias veces que no era
cierto.
Luego
de otra seguidilla de entretenidas charlas, ya se acercaba la hora en que los
chicos de la banda debían volver al estudio y seguir trabajando en sus
canciones inéditas. Asique, después de media hora, decidieron partir y
despidieron animadamente a sus nuevas amigas. Cuando Dak Ho se levanto de su
silla y despidió a Cassandra, esta tuvo el imprevisto de tropezarse cuando se
levantaba y en un acto reflejo él la sostuvo para que no se lastimara. Ella se
reprocho por ese motivo el ser tan torpe y el saco rápidamente sus manos de los
brazos de Cassandra.
Las
cinco amigas volvieron a la mesa y fue justo entonces cuando Regina había
recibido una llamada a su celular, lo cual hizo que la tierna chica se
levantara en un sobresalto y atendiera el teléfono, un tanto alejada de sus
amigas. Ante tan extraña actitud, las chicas pensaron que lo más probable es
que el de la llamada fuera Shin Wook, aquel atractivo chico con el que “sólo
eran amigos”; y por obvios motivos seguramente no quiso que ellas escuchen la
conversación. Acordaron en consecuencia que la regañarían más tarde por esto en
actitud bromista y le preguntarían de qué conversaban. Morena quiso ir en un
momento al baño del restaurante y Sara la acompaño.
Cuando
al fin estuvieron solas de nuevo, la pelinegra se abrió paso hacia su amiga.
-Retomando
lo que hablamos antes…-empezó. La castaña tenía clavados los ojos en dirección
donde sus otras amigas se habían ido- Mira, no diga que este tipo en cuestión
sea malo pero lo cierto es que no lo conoces…
-Vos misma lo acabas de de
decir…-interrumpió Janet-No lo conozco y vos tampoco lo conoces, y no
entendemos las razones por las cuales lo vimos cómo lo vimos.
-¿Te das cuenta de que nada de
lo que decís ahora te beneficia?-advirtió Cassandra en un tono serio.
- ¡Cuando se despertó era otra persona!- se
quejó la castaña- Fue de lo más cordial y atento- afirmó. Su amiga seguía
mirándola del mismo modo que al principio de la conversación- ¿Podes tratar de
no mirarme de ese modo? Sé que suena muy tonto lo que digo y admito que fue
arriesgado lo que hice la otra noche pero no creo que deba crucificarlo por una
primera mala impresión y además…- se detuvo. No estaba segura de querer decirle
a su amiga lo que intuía.
-¿Qué?- preguntó Cassandra
expectante.
-Nada.
-Sea como sea Janet, no sería conveniente
ni seguro que lo veas de nuevo- sentenció Cass- Podría traerte problemas.
-No entiendo porque estas tan
paranoica, no es propio de vos ser así.
-Porque me preocupo, por eso.
Si fueran otras las circunstancias, hasta yo misma estaría ayudándote a volver
a verlo pero la situación es otra.
Sara y Morena volvían de
regreso a la mesa.
-Respeto tu opinión, pero no
tengo porque hacerte caso.
-Bueno, entonces voy a
preguntarle a las otras a ver qué opinan al respecto.
-Espera…
-¿Chicas de que hablan?-preguntó
curiosa Sara que las observaba tan inmiscuidas en su perorata. Cuando ambas
involucradas la vieron a ella y a Morena, se miraron de reojo.
-Bueno, pasa que Janet…
-Le estaba diciendo que quería
ir a un lugar a ver algo pero…-Cassandra la observó atentamente y Janet le
sostuvo la mirada- ya no tengo ganas de ir-su amiga relajo el rostro y ella
miro al costado.
Regina también regreso con una
grata sonrisa en el rostro. “Era cierto” pensaban las chicas, “el que la llamo
seguro había sido Shin Wook”.
Pasó un tiempo
después de que ellas conversaban de cosas triviales, albergando la esperanza de
que su amiga por sí sola les contara el motivo de la llamada puesto que en el
fondo les agarraba culpabilidad el tener que adaptar posiciones de detectives
para sacarle información como hicieron la vez anterior. A todo esto y en ese
preciso instante un vehículo se estacionó en la vereda del restaurante y un
chico de lentes oscuros y campera de cuero salió de allí. Se dirigió misteriosamente al grupo de chicas
y ellas, a excepción de Regina, le quedaron mirando extrañadas, tratando de
adivinar quién podía ser. A medida de que cada una caía en la cuenta de su
identidad, iba formándose en cadena tremendas expresiones de incredulidad y
asombro que cayeron en quiebre con el estado de nerviosismo atípico de Morena.
Su amiga bajita, en cambio, sólo sonreía a flor de labio.El chico que se
presentó ante ellas al sacarse los lentes y, llevando una sonrisa de un millón
de dólares, era Taeyang.
-Buen día, señoritas-
saludo en inglés el galante famoso- Espero que hayan disfrutado de la comida-
Todas asintieron bobamente pues aun no se les iba la estupefacción. Él les
sonrió y dirigiéndose a Cassandra,
Janet, Sara y Regina, les preguntó- ¿Les molestaría si me robo a su amiga por
un rato? El día esta soleado y bonito, y me gustaría invitarla a salir.
Morena trago saliva
al escuchar esa proposición tan suelta y vio con ojos juiciosos a sus amigas,
amenazándolas mentalmente para que no lo dejen cumplir con su cometido. Aunque
en el fondo algo le decía que sus amigas, tan diferentes a ella, jamás serian
capaces de “venderla”.
-Pues yo no tengo
problemas- respondió Janet dándole una sonrisa cómplice a Taeyang.
No, se había
equivocado. Si eran capaces.
-Llévatela tranquilo-
sugirió Cassandra levantando la mano y sacudiendo el reverso.
- Es verdad, hay que
aprovechar el día- afirmó Sara dándole un codazo amistoso a Morena. A lo cual,
la morocha le dio semejante mirada que si fuera un perro, ya la hubiera
mordido. Ante las respuestas positivas, el joven se tomó el atrevimiento de
acercarse a ella y darle la mano en ofrecimiento para que ella se levante de
donde estaba sentada. Ella dudo por un momento pero al fin acepto su mano y él
la llevo, despidiéndose de las chicas y sujetándole del brazo.
-¡Pásenla lindo,
chicos!- exclamó una Regina entusiasta a la pareja que se alejaba, mientras sus
amigas la miraban- La verdad es que antes no me parecía, pero ahora al verlos
así creo que quedan bastante bien juntos-opinó contenta-¿Y ustedes que creen?
Sara, Janet y
Cassandra miraban sospechosamente a Regina. Ahora tenía lógica la situación,
recordando la misteriosa llamada que recibió y dándose cuenta también que ella
le había dado su número esa vez en que fueron a bailar. Y todas pensaron, sin
embargo, que era Shin Wook. Sí, claro…Entonces
era eso lo que le causaba gracia cuando volvió a la mesa. ¡Qué peligrosa podía
ser su pequeña amiga cuando lo deseaba!
Luego de una larga
caminata, en el cual Morena estaba más callada de lo habitual puesto la
sorpresa que se llevó al volver a verlo, y su atrevimiento por separarla de sus
amigas e invitarla a una cita, al fin llegaron a destino cuando ella divisó más
cerca una gigantesca rueda de la fortuna y todo aquello colorido que lo
rodeaba. Una entrada amarilla, carruseles, trenecitos, tazas giratorias,
algodones de azúcar, barullos y bellas sonrisas infantiles. Estaban frente a un
parque de diversiones, como esos que venían de vez en cuando a su país e iba
cuando no estaba ocupada, pero aquel era diferente*…los juegos eran un más altos
y más grandes en proporciones que los que había visto en otras ocasiones. Toda
la expectativa de la escena generó en ella un inevitable vértigo que le hizo
estremecer de pies a cabeza. Por un lado todo parecía irresistiblemente bonito
y, por otro, todo era como una silla giratoria que nunca paraba y le hacía
sentir nauseas. Parece que su acompañante pudo darse cuenta de ello y como si
leyera sus pensamientos, le dijo:
-Creo que deberíamos
hacer un recorrido general y luego ver si nos subimos a algún juego ¿Qué te
parece?
Ella asintió aliviada
y ambos caminaron por todo el lugar, observando cada detalle de la feria.
Entonces, Morena vio algo que le llamo la atención y se acercó a verlo, dejando
a un Taeyang paseando y hablando solo. Estaba delante de un puesto de un
vendedor ambulante que tenía una colección de extravagantes gorritos de paño
con temas bien animados en un estante. La razón de su atención estaba en una
esquina de ese estante, casi escondido de la vista de los compradores pero no
lo suficiente como para que ella no pudiera verlo. Era un gorrito con forma de
cupcake super adorable e infantil. Sabía que era algo que normalmente no
pensaría usarlo para salir pero de todas formas llego a gustarle tanto como
para tenerlo al menos por capricho.
-¿Qué tanto miras?-
preguntó sonriente él, acercándose al
estante.
-Ese gorrito…me
gustaría comprarlo-soltó ella sin mirarlo. Fijándose en los detalles del gorro:
La mitad era lisa y de color celeste cielo y la otra mitad, de un lila claro
con detalles de otros colores que hacia combinación. Se unían por unos adornos
en forma de pelotitas de lana de color lila y en la cúspide de todo, se
encontraba una bola de lana rosa bien peluda que le daba el toque a todo.
El chico, al verlo, rió para sus adentros. Era
evidente que ese tipo de gorro le sería más útil y pintoresco a una niña
pequeña que a la chica sexy que tenía a su lado.
-¿y para qué tanto lo
quieres? Porque no me vas a decir que vas a usarlo todos los días para
salir-añadió él un tanto bufón.
-Ya sé que no- obvió
ella rodando los ojos- Pero aun así me parece bonito-Afirmo volviendo a
observar el gorro- Aish…Salí sin dinero…-pensó en voz alta cuando reviso los
bolsillos de sus pantalones. Entonces volvía la vista hacia donde estaba su
acompañante y se percató de que ya no estaba allí. “¿Y éste donde se habrá
metido ahora?” se preguntó molesta al ver que estaba sola.
-¡Hey!- le gritó
justo alguien en ese momento y ella se dio la vuelta para ver- ¡Ven! Vayamos a
las tazas- le propuso Taeyang mientras la llamaba con la mano. Ella sólo sonrió, movió la cabeza de un lado
a otro y fue a su encuentro.
Le pareció bastante
rápida la forma en cómo había cambiado de estado de ánimo con él. Entre juegos,
conversaciones y risas, pudo notar que hubo algo en ella que cambio. Se sentía
finalmente de lo más cómoda y divertida, y le gusto saber que disfrutaba de su
compañía. Lo cierto es que en el fondo se preguntaba cuál podía ser la razón de
esto si al principio la sola idea la había puesto nerviosa antes. Pero, claro, era difícil no sentir eso
estando con una persona así: Carismática, espontánea, natural y con buen
sentido del humor. Entonces, la morocha se dio cuenta de que ellos eran más
parecidos de lo que pensaba y que esa era la respuesta a porque ahora se sentía
en plena comodidad con él. Ellos se entendían.
No obstante, en el
momento en que la dejo por un rato sola para comprar algo para comer, sus
pensamientos no pudieron evitar dirigirse hacia algo que ya la tenía meditando
desde la mañana. Pensaba en Jung Bin y
en la manera en cómo ellos se entendían desde otro lugar. En ellos no
había parecidos ni gustos comunes, mas había esos momentos determinados en
donde nada se decían con palabras, pero si con los gestos y miradas que
producía en ellos un efecto de familiaridad. Se quedó reflexionando en ese tipo
de situaciones cuando volvió Taeyang con dos pochoclos dulces en las manos.
Ella no pudo contener
la risa.
-No es como si
estuviéramos en el cine- le aclaró ella señalando el tipo de comida elegida.
-¿Es que acaso
necesitas una excusa para comer pochoclos dulces?- le cuestionó él guiñándole
el ojo.
Ella les respondió
que no y siguieron su recorrido por toda la feria. Mientras se decidían por ver
donde se subían o que hacían, hablaron de películas y modas. Ella le contaba que
a pesar de considerarse una romántica empedernida, detestaba las películas
románticas actuales y rechazaba a veces la idea de ir a verlos y él opino lo
mismo en otras palabras. Hasta que ambos soltaron al unísono: “Es que se ven
tan artificiales” y asintieron luego incómodos por estar tan conectados
mentalmente. Al final del recorrido, Morena diviso más cerca la aterradoramente
alta rueda de la fortuna. “Parece un rascacielos” pensó, y se mareaba de tan
sólo verlo.
-¿Quieres subir?- la
incito él atrayéndola con el brazo. “¿Acaso estaba demente? Ni loca pensaba
subir a menos que quiera que su fortuna caiga”-¿O tienes miedo?
-¿Disculpa?-inquirió
indignada- Por favor…
-Entonces
sube-insistió señalando con el brazo el juego.
Él fue tan frustrante
en su tentador y travieso desafío que sin darse cuenta ella lo termino
aceptando cuando fue hasta la rueda sin pensarlo y miro, invitándolo a entrar
en la cabina con ella. El esbozo una sonrisa escondiéndola cabizbajo. Su plan
había funcionado.
Ya adentro, la cabina
empezó a moverse y Morena sintió que iba a perder la respiración. Empezó a
ahogarse en sus adentros y en un intento por tranquilizarse, cerró los ojos.
-Si quieres, puedes
recostarte sobre mi hombro- le susurró una voz en tono sensual. Ella volvió a
abrir los ojos instantáneamente y miro a su acompañante con recelo.
-No, gracias-inquirió
ella, mientras se acomodaba y se separaba un poco más de él. Observo que las
luces de afuera se volvían cada vez más pequeñas y lejanas, y se podía apreciar
determinados puntos coloridos de la ciudad. Se veía hermoso y pacífico, aunque
también le daba bastante vértigo. Sintió en ese momento que le recorría un
escalofrío que iba desde la zona lumbar hasta la médula de forma lenta pero
enérgica. No era del todo una sensación molesta pero no era relajada tampoco.
-Vamos…-siguió
hablando Taeyang- Sé que te gusto- le insistió juguetón. No parecía que lo
dijera con un egocentrismo serio y consciente, sino más bien que lo decía por
decir, como si fuera una broma.
-Claaaro…-le contesto
ella- Es que como tenes tantas cualidades…- agrego sarcásticamente.
-Por supuesto- le
comentó él- Por algo me dicen Mr. Sexy (Señor Sexy)-
y al decirlo se agarró de los cierres de su campera mientras sacudía hacia un
costado la cabeza.
-Entonces yo soy Miss
Hot, bro (Entonces yo soy Señorita Candente, hermano)- continuo ella en broma mientras movía el brazo con gracia y
chasqueaba los dedos.
-Yes, you are, girl (Si, lo eres, chica)-
afirmo Taeyang sonriendo con los ojos.
Pasaron horas
después, cuando él la llevo hasta el departamento de Regina puesto que las chicas le habían avisado que estaban allí Había empezado a
nevar desde que ellos seguían en la cabina de la rueda de la fortuna. Todo se
veía tan hermoso desde ahí, que Morena pudo olvidar fácilmente el miedo que le
provocaban las alturas pero se reprochó porque luego de su pequeña charla con
Taeyang, volvió a pensar en Jung Bin. Era cierto que se estaba divirtiendo en
su extraña cita no planeada pero sólo por momentos se preguntaba si en vez de
estar con el simpático cantante de k-pop* podría estar con el dulce y
caballeroso vecino de su amiga y como hubiera sido una cita con él. Sin
embargo, de tanto en tanto, cosa que resultaba ser mayoritario y seguido, el
chico que estaba con ella ahora interrumpía sus pensamientos para sorprenderla
con su trato y hacerla reflexionar si en realidad podría llegar a gustarle
mucho. De atraerle, le atraía bastante y no podía negarlo. Había algo en él que
la cautivaba, hacían “clic” en muchas
cosas y reconoció en el fondo que perfectamente podía ser el tipo de chico que
le solía gustar. Contemplo la nevada durante más tiempo en el auto en el que
iban y sintió cierto frío mental al ver cómo la nieve caía sobre la ventanilla
cerrada. El chico lo presintió y le paso su campera para que se tape. Por más
de que ella insistía que no la necesitaba, él se la acerco para que lo agarre.
-Al menos úsalo hasta
que estés dentro del edificio- le señalo. Ella acepto el gesto y el auto paro en
la entrada del departamento de Regina. Taeyang se bajó y le abrió la puerta para que ella
saliera. La acompaño hasta el hall, donde ella dándole las gracias le
devolvió la campera que traía puesta. Entonces lo despidió y se dio vuelta para
irse en dirección a los ascensores, pero unos segundos después sintió una mano
apoyada en su hombro.
-Espera- le detuvo
Taeyang y sacó una bolsita debajo de su buzo, que puso en sus manos- No te
olvides esto- Y antes de que ella pudiera responderle algo, él hizo una
reverencia para despedirse y se fue. Ella arrugo el hueco de su frente y llamo
al ascensor. Una vez adentro hurgo en la bolsita y encontró algo que le asombró:
Era el gorrito en forma de cupcake que le llamo la atención de aquella estantería de gorros
llamativos. Aquel gorrito que no pudo
comprar y que él no parecía haberle incitado mucho para que lo haga o si quiera
prestado atención. ¿Y por qué ahora, estando ella sola en ese ascensor con el
objeto en mano, todo indicaba precisamente lo contrario?
Aclaraciones:
*Ajumma: Señora- es el nombre con el que se conoce normalmente a las señoras coreanas, especialmente las que tienen hijos y pasan de los cuarenta.En la historia, tanto Morena como en esta ocasión la narradora usan esa palabra de un modo despectivo para referirse a la vecina de Regina.
*Los parques de atracciones en Corea del Sur son varios y diversos, pero la mayoría tienen en común la magnitud de sus enormes juegos y lugares, y su largo recorrido por sus al rededores. Existes tres famosos parques de atracciones: Everland, Lotte World y Seoul Land. En otro apartado (nueva entrada) diré en que parque me base para la cita de Morena y Taeyang, y explicaré con más detalle sus características.
*K-pop: Música pop coreana. Ya hemos hablado y dado ejemplos diversos de èl en capítulos anteriores y, como actualmente es más conocido, no hicimos aclaraciones al respecto por razones obvias pero decidimos hacer un breve reseña en este capitulo. K-pop es un género musical que incluye diversos estilos como la música electrónica, hip hop, rap, rock (sólo en cierto sentido) y R&B. Suele ser destinado a un público joven (aunque también los adultos lo disfruten) y suele estar representado por grupos de boybands o girlbands con algunas veces numerosa cantidad de integrantes, pero también por algunos solistas como excepción a esto.