domingo, 19 de enero de 2014

Receta del Japchae (잡채)




Buenas tardes, queridos lectores! Aquí les dejamos la receta para hacer Japchae, el almuerzo de las chicas en el capitulo 13.

Los fideos que se usan para este plato son de boniato, llamados dangmyeon (). El contenido del Japchae puede variar al gusto de aquel que lo consume, aunque la carne utilizada preferentemente es de ternera. En cuanto a las verduras, abundan setas (shitake o champiñón). 









 

Ingredientes
Cantidad
Pasta de boniato/pasta de celofán
Un puñado
Ternera
Un pedazo (100 gr)
Setas variadas
Al gusto
Cebolla verde
1
Zanahoria
1
Espinacas
2 puñados
Col
3-4 hojas pequeñas
Calabacín
Un trozo
Ajo
4 dientes
Huevos
2
Tteok (opcional)
Un puñado
Salsa de soja
4 cucharadas
Aceite de sésamo
1 cucharada 2 cucharaditas
Azúcar
2 cucharadas
Pimienta negra
Al gusto
Aceite
Para freír
Semillas de sésamo
Para decorar


Elaboración:

Como este plato requiere cocinar muchos ingredientes a la vez, puedes seguir el orden que prefieras. Pero yo prefiero hacer la pasta al final del todo porque no tarda mucho en cocinarse, y prefiero volver a calentar los otros ingredientes en los últimos pasos que la pasta porque ésta suele empeorar más al enfriarse.

Ponemos a hervir agua para darle un hervor durante unos minutos a las setas secas o duras. Después de unos 4-5 minutos sácalas pero no tires el agua caliente, puesto que la usaremos para las espinacas después. Cortamos las setas y las reservamos.

 

Mientras, cortamos la ternera en tiras finas y le quitamos la grasa. La ponemos a marinar en una mezcla de 1 cucharada de salsa de soja, 1 cucharadita de aceite de sésamo, 1 cucharada de azúcar, 1 diente de ajo picado y un poco de pimienta negra. Lo mezclamos todo bien y añadimos entonces las setas reservadas y lo dejamos marinar todo mientras vamos preparando el resto de ingredientes.

 

Para preparar las espinacas, las ponemos a hervir en el agua caliente de antes durante 2 minutos. Las escurrimos bien varias veces con agua fría y las ponemos en un recipiente. Las cortamos un poco, añadimos 1 cucharadita de aceite de sésamo, un poco de pimienta negra y las reservamos.

 

Para preparar el resto de verduras, cortamos en tiras la col, el calabacín, la zanahoria, la cebolla verde y las setas blandas. Las vamos friendo individualmente en un poco de aceite cada vez. Conforme las vamos friendo, las ponemos en papel de cocina para que absorba parte del aceite sobrante y las pasamos a un recipiente.

 

Aprovechamos la sartén de las verduras para freír la carne hasta que la ternera esté cocinada y la reservamos.


Para preparar la tortilla, batimos los 2 huevos y hacemos la tortilla. A continuación la cortamos en tiras finas y la reservamos.


Y ya están preparados los ingredientes que acompañaran a nuestra pasta!


Ahora, ponemos a hervir agua en dos ollas. Cuando empiece a hervir echamos en una el tteok y en la otra la pasta de boniato. El tteok estará listo en unos 2-3 minutos (cuando empiece a flotar) pero lo podemos dejar dentro del agua caliente fuera del fuego hasta que sea el momento de usarlo.

 

 La pasta de boniato en unos 6-7 minutos. Cuando este cocinada la escurrimos bien y la cortamos un poco con unas tijeras para que luego sea más fácil manejarla.


Mientras en una sartén grande echamos 3 cucharadas de salsa de soja, 1 cucharada de aceite de sésamo, 3 dientes de ajo picados y 1 cucharada de azúcar. Lo removemos bien durante 1 minutos a fuego medio y añadimos la pasta de boniato. Mezclamos bien la pasta con la salsa y la freímos durante 2 minutos.

 

Entonces vamos añadiendo y mezclando los distintos “grupos” de ingredientes (verduras- carne- tteok ) poco a poco para que sea más fácil. De este modo lo volveremos a calentar si se ha quedado algo frío.

 

Lo ponemos todo  en un recipiente grande para que sea más cómodo de servir y echamos por encima la tortilla y las semillas de sésamo.

 


Y ahora ya pueden disfrutar del delicioso plato a su gusto ^^! Provecho!!

Léannos en la próxima. Xo Xo. 

lunes, 13 de enero de 2014

En la cita de Cassandra y Kim Hyun Joong

Hola a nuestros queridos lectores, en esta nueva entrada vamos a mostrarles el vestuario, los lugares y demás cosas que corresponden a la cita del idol coreano con nuestra occidental protagonista.

Para empezar, cabe destacar la participación especial de Kwon Yuri, la "black pearl" del grupo Snsd



Ahora, mostraremos el estilo de Cassandra elegido después de tanto dudar y hacer que Janet prácticamente explote xD

El estilo "winner" es el siguiente: 



Este es el modelo de vehículo que maneja Kim Hyun Joong en el capitulo (Hyundai equus)




Templo de Bongeunsa:

Esta es la primera imagen que tiene Cassandra del templo, antes de entrar....


Reseña histórica: El templo fue construido durante el 10º año del reinado del Rey Wonseong (794), que pertenece a la Dinastía Silla, por el maestro nacional Yeonhue, y, en aquel tiempo recibía el nombre de Gyeonseongsa. Luego en el año 1498, la Reina Jeonghyeon, esposa del Rey Seongjong, ha remodelado y ampliado el templo, modificando el nombre por Templo Bongeunsa. En un principio, el templo se encontraba ubicado a 1km de distancia de la Tumba Seonneung, pero, durante el reinado de Myeongjong, época de Joseon, fue transladado al lugar actual por el monje Bowoo. El templo conserva una gran cantidad de reliquias budistas, textos, sutras, colecciones, etc., relacionados con la historia del budismo, presenta un total de 3,479 materiales. Para su construcción se necesitaron 10.000 personas y se tardaron 10 años.

 Resulta un contraste muy interesante con los modernos edificios de la zona de Gangnam a su alrededor. Esta compuesta por una veintena de edificios y el templo principal es el centro de la vida religiosa. En la entrada, hay un pabellón dedicado a los cuatro guardianes del templo. 


Lo más impresionante es la estatua de 23 metros de altura que se oculta tras los edificios, Mireukdaebul, que es la estatua de Buda más grande Corea. 


Es alucinante de noche, no? 

   En particular, el 9 de septiembre de cada año, según el calendario lunar, se celebra un desfile especial que consiste en recorrer las áreas del templo siguiendo los principios budistas y recitando los sermones.


 Información gracias a: 
http://spanish.visitkorea.or.kr/spa/TR/TR_SP_3_1_2.jsp?cid=788988
http://doritocoreano.tumblr.com/post/35602905363/el-templo-bongeunsa
http://oppacorea.blogspot.com.ar/2013/05/cumpleanos-de-buda-en-el-templo.html

Por último, les dejamos una imagen de las camisetas que utilizan las parejas, hábito muy común en Corea del Sur, que ven primero Cassandra y Kim Hyun Joong, y segundo Regina y Shin Wook :)


En la siguiente entrada subiremos la receta del Japchae, lo que las chicas almorzaron en el departamento de Regina. Esperamos que hayan disfrutado esta! Léannos en la próxima. Xo Xo 

viernes, 10 de enero de 2014

Capitulo 13


Capitulo 13

“Porque dos pueden mantener un secreto sólo si uno de ellos está muerto”

Aquella mañana despertaron más cansadas que lo usual, ya sea por el cansancio de haber tenido que ayudar a Regina en la limpieza del departamento, el exceso de café, el dormir tarde, el hablar mucho y pensar aún más, en todas las cosas que les estaban pasando en tan poco tiempo de las cuales ni la mitad esperaban que sucediera o simplemente por el clima que no daba para mucho ánimo, tomando en cuenta la nevada de la noche anterior y lo cubiertas de nieve que estarían las calles. Calles que los transeúntes parecían evitar. Janet miró por el balcón sin correr el vidrio. Ya con sólo ver la escarcha en sus bordes le era suficiente pero alcanzó a ver que en la vereda de enfrente no había prácticamente nadie, sólo un señor trajeado que hablaba por celular, haciendo salir, por esto, un espeso vapor de su boca; y una señora completamente abrigada, quien daba la impresión que se amontonó toda la ropa que poseía y a la cual Janet no pudo evitar comparar con algo parecido a un pingüino colorido, que llevaba bolsas de supermercado y caminaba muy a prisa. Se volvió, entonces, para ver a su casi inanimado grupo de amigas, sentadas alrededor de la mesa con sus pijamas todavía puestos y sin tener la intención de preparar el desayuno.
- ¿Quién prepara el desayuno? -preguntó despreocupadamente la castaña, tirándose en el sofá. Todas parecieron salir de su trance y se miraron confundidas. Los últimos días lo habían pasado en lo de Regina asique se habían turnado para preparar cada una de las comidas. Un día una, al día siguiente la otra y así llevaban la cosa.
En aquel momento Morena recordó que le tocaba a Cassandra preparar el desayuno pero no dijo nada como excusa para hacerlo ella misma. Pensaba que, posiblemente, un momento a solas consigo, haciendo algo cotidiano que no le permita pensar demasiado, le haría olvidar lo que la mantuvo en vela toda la noche. La capellina violeta de la feria. Eso había sido lo único que prefirió no contarles a sus amigas la noche anterior. No era que no pensara hacerlo, sólo que, cuando todas la acorralaron a preguntas, el tema estaba muy fresco como para no afectarla y sería una derrota inminente tener que reconocerlo.
 Y sus amigas no lo notaron porque miraban una película y ya cansadas fueron a dormir, pero sin duda tendría que dar un sinfín de explicaciones ni bien cada una se despabile, se acuerde de su cita y, aún más, cuando noten la llamativa capellina. Ella prefirió que fuera así, la noche anterior estuvo tan ensimismada con el recuerdo de aquella cita, que si le hubiesen preguntado cómo le había ido, ella hubiera sido capaz de cambiar los hechos, y no es porque no quisiera contárselo a sus amigas, sino porque sabía que si lo hablaba ya no podría volver a pensar en él de manera menos concurrente de lo que ya lo hacía. Comenzó a batir los cafés enérgicamente. Le asombraba lo enérgica que estaba sin haber conciliado el sueño, pero pareció reanimarse al oler el café, tal vez porque uno lo asocia con la mañana, con un nuevo día, con cosas nuevas, diferentes.    
 Sus pensamientos deambulaban sobre el mismo tema una y otra vez. La cita había sido de lo más normal, él se comportó divertido, bastante interesado, cosa que no pudo negar que la halagó y, aunque por momentos se tornaba algo molesto e insoportable con sus preguntas y ocurrencias, eso era parte de su personalidad y no podía decir que le molestara. Toda la cita había sido tranquila, pero al llegar al hotel… ¿por qué le dio la capellina? Ella pensó que él se había distraído por completo cuando ella se la señaló, aquella que le había gustado tanto. Creyó que cuando él le dijo que era ridícula, lo decía en serio y, aunque así fuera, de todos modos demostraba mucho interés el que después haya ido por ella para regalársela. Esa atención demostraba cierto interés que la asustaba un poco. ¿Cómo podía ser que un simple acto de generosidad o mera simpatía la turbe tanto? La respuesta era que ella en el fondo sabía que podía cautivarla. En los detalles estaba su debilidad y aunque, a nuestro pesar, siempre cueste reconocer cuando nos chocamos con tal cruda verdad, no podemos olvidar el hecho de que todos poseemos una, y con menos suerte algunos, más de una.
 Ya batía el último café cuando Sara entro en la cocina.
- Quiero pan tostado… ¿Dónde está la tostadora? -le preguntó sin mirarla, al buscar entre la alacena y por encima de ésta pero sin éxito. Morena no respondió a la primera- ¡ Hey! More... -volvió a hablarle y ésta se sobresaltó un poco.
- ¡Oh! Si, perdona… -se disculpó al tiempo que terminaba de batir los cafés- Está en la heladera…
- ¿¿¿En dónde??? -preguntó Sara impaciente, entrecerrando los ojos de manera incrédula.
- En la heladera está la leche -le contestó la morocha despreocupadamente.
- Pero yo quiero la tostadora…
- Ay… -sonrió-  Pensé que me dijiste que querías la leche…
Sara arrugó las cejas mirando a su amiga. En aquel momento, Regina también entraba en la cocina.
- Regi, ¿dónde está la tostadora? Y no me digas que en la heladera -Sara ya se estaba impacientando. Se había encaprichado con el pan tostado.
- ¿Qué? No… -Regina se rio-  Perdón, Sisi. Pero la tostadora se rompió. Shin Wook la llevó con un conocido suyo que dice que puede arreglarla ¿Ya está el desayuno?-A nadie parecía importarle su pan tostado.
- Agh. Voy a cambiarme -sentenció la pelirroja.
Regina ayudó a Morena a llevar el desayuno a la mesa. La morocha advirtió por la manera en que la miraba su amiga que ya había dado con la capellina sobre su mesita de luz.
Mientras tanto, nuestras dos traviesas protagonistas, Cassandra y Janet, se encontraban cerca del balcón. La una dormitando por el aburrimiento y la otra contemplándola. La primera no había advertido esto hasta que escuchó los pasos de cierta pelirroja malhumorada desde la sala dirigiéndose a la recámara,  y entonces comprobó que los ojos negros de Cassandra estaban puestos en ella.
- ¿Y ahora qué pasa? -le cuestionó ella sin entender.
- ¿Kwan te llamó? -soltó la bajita
- N o-contestó rápida y rotundamente.
- ¿En verdad?
Janet lanzó un “Sí” algo molesta.
- ¿Si él te llamara me lo dirías?
- Si te pones así de pesada, no.
- No, en serio -insistió Cass entrecerrando sus ojos-.  Me lo dirías ¿verdad?
Su amiga suspiró pesadamente.
- Sabés que te lo voy a decir ¿Mejor?
- Sí, mejor -se relajó su expresión y se acomodó en la silla.
- Además… no tengo a quien más contarle en este momento -añadió la pelilarga mirando a un costado.
- ¿Cómo? ¿No vas a decirle a las chicas todavía? -volvió a verle y a tensar el rostro-  Mira, de la que te salvaste hasta ahora Janet… las mentiras tienen patas cortas…
- Mira quién habla…
- ¡Hey! Ya sé que soy bajita y lo tengo muy asumido pero no abuses…
- Yo no me refería a eso.
Cassandra la miró extrañada.
Regina las llamó a ambas desde la sala de estar para avisarles que ya estaba el desayuno. Ella y Morena habían estado intercambiando miradas inquisitivas de cómos y porqués, pero ninguna abría la boca para aclarar nada al respecto.   
 Sentadas las cuatro y desayunando, podían sentir una atmósfera de intriga y confidencia pero cada una estaba tan ensimismada en lo suyo que  dejó supeditado en ese mismo aire, su propia curiosidad. Sara, quien estaba fuera de todo esto, se sentó a la mesa con el cabello mojado, ya que había decidido dejarse llevar por el agua para sacarse la irritación de no desayunar como ella lo deseaba. Esto la relajó bastante y aunque notó ciertas miradas extrañas de sus amigas, como se había levantado con un hambre voraz y una predisposición para hacer nada en particular ese día, decidió llevar una ración de pan a la boca, tomar un sorbo de café y esperar a que sus amigas inicien una conversación amena y fluida.   
 Las otras, por su parte, entendieron que lo mejor sería instigar a su correspondiente víctima en una ocasión más íntima, es decir, aquella donde sólo estén las involucradas en el asunto. Cassandra vislumbró esa posibilidad cuando, luego de hablar de banalidades para no mostrarse ausente, se fijó que faltaba más pan y, al ver que Regina se levantaba para buscar más, ella lo hizo de un sopetón y le dijo a su amiga que ella lo haría en su lugar junto con Janet, dando como excusa que la castaña debía contarle el final de una novela, o mejor dicho dorama, que ella no pudo llegar a ver ayer. Cuando ya estaban en la cocina, Cassandra le preguntó a Janet a que se estaba refiriendo antes con la frase que ella misma le lanzó pero la otra, al principio, no dijo nada. Tal vez para seguir con el misterio. Entonces la pelinegra le volvió a preguntar y esta fue la respuesta que recibió:
- No te das una idea de lo distraída que sos, Cassandra. Dejando tu celular por ahí, la gente puede ver lo que escondés con facilidad.
A la implicada sólo le tomó unos segundos para darse cuenta del secreto que, según Janet, tenía escondido. De a poco, la expresión de su rostro iba de duda a incómoda certeza y luego sus ojos volvieron a la castaña.
- Él llamó ayer -prosiguió Janet-. Fue a la noche, cuando ya estabas durmiendo. Dejaste tu celular en la sala y yo seguía ahí mirando un programa.
- Y ¿qué fue lo que te dijo?
- No me dijo nada en concreto. Simplemente saludo en inglés… Al principio pensó que eras vos y cuando dijo tu nombre y yo le pregunté quién era, cosa que hizo que me impactara bastante escuchar la respuesta porque, según vos, odias y cito “ese tipo de chicos que son tan arrogantes y se creen súper lindos y aparecen en todos lados con una sonrisa que dice “I’m sexy and I know it”- todo esto lo dijo con una perfecta imitación de voz de Cass,  que hizo a la citada sacarle un par de sonrisas discretas-. Le dije que ya estabas dormida, sólo me contestó que te volvería a llamar  y cortó.
 A todo esto, la bajita abrió los ojos como platos. Su corazón empezó a palpitar fuerte luego de las palabras de su amiga. La vez que él agendó su número en el móvil, pensó que sería la primera y la  última vez que lo vería. Él estaría tan ocupado con sus propias cosas que se olvidaría fácilmente de ella, aún si fuera extranjera. Pero, dado los hechos actuales, eso evidentemente no pasó y la agitó. Por alguna estúpida razón, aparte de la obvia, no quería verlo. Pensaría formas de evadirlo si no fuera porque ya no era la única que sabía que tenía su teléfono.
- ¿Qué vas a hacer? -le cuestionó la alta, en espera de una reacción.
Cassandra abrió la boca para hablar pero fue interrumpida por la llegada de Sara que no entendía por qué tardaban tanto. Con toda la naturalidad del mundo fue al lugar donde la casera guardaba el pan y lo sacó; miró a ambas y les dijo:
- Sé que seguramente esta muuuy entretenida su conversación de la novelita esta -estableció con sarcasmo en su voz-. Pero hay gente que todavía sigue desayunando. Vengan.
Las dos chicas fueron tras ella hasta la sala, y antes de sentarse la bajita le susurró a la castaña que por nada del mundo le cuente a las otras o ella les contaría lo otro. Janet aceptó y quedaron mudas, llevando a la boca sus respectivas tazas.
 Cuando terminaron de desayunar y debían de juntar las cosas de la mesa, Morena vislumbró una oportunidad para hablar con Regina, aprovechando además que las otras se hallaban distraídas en el sillón mientras que Sara afinaba la guitarra. Al dejar en el lavado los trastos sucios, giró en torno a donde estaba la dueña del departamento y le apuntó con una cuchara.
- Decime ya cómo te enteraste -pero al terminar de decir esto, reconoció el gorrito, objeto de discordia, puesto en la cabeza de su amiga. Resulta que ésta había aprovechado el pequeño momento en que Morena llevaba las cosas hacia la cocina para darse una escapadita hasta el cuarto y sacar el gorrito de donde lo había encontrado. La morocha al verlo carcajeó. No fue tanto por la sorpresa de verlo en sí, sino por lo graciosa que se veía la pelinegra con el gorrito puesto. Retrataba una imagen algo parecida a una duendecilla de otra era.
- Lo que pasó fue que tu cartera se cayó de la cama cuando yo estaba buscando mi celular entre todo el desorden que hicimos ayer. Y esto -señalando el gorrito- fue lo que salió de la misma cuando la levanté.
- Por más bonito que te quede… ¿Podes sacártelo ya? -le pidió Morena con tono nervioso, que miraba a todas partes por si venía alguna de las chicas. Regina se lo sacó.
- No te preocupes -la tranquilizó-.  Hoy voy a estar afuera prácticamente todo el día-le aseguró. Su amiga preguntó el motivo y ella le contestó-. Es que voy a jugar al tenis el día de hoy.
- Ah… -la morocha cambió la expresión de inmediato por una relajada e insinuante -. Asique hoy salís con el señor “corte de pelo radical” -le guiñó el ojo.
- ¿Qué?
- ¿Teniendo contactos nuevos últimamente? -le dio un golpecito con el codo.
- No sé a qué te referís.
- ¡Oh! Ya se… Hoy le toca en realidad al señor “tengo la sonrisa tierna de un millón de dólares”
- ¡Morena!
- ¡Lo sabía!
- Bueno, sí -admitió Regina- ¡Pero no se lo digas a las chicas! -advirtió sin perder el tono dulce que la caracterizaba- La verdad es que ya me está empezando a molestar cómo reaccionan todas cuando salgo con él.
Morena intuyó algo más en esas palabras pero no se lo comunicó a su amiga, para no reavivar el fuego que seguro la consumía por dentro y todavía no se daba por enterada. En vez de eso, alegó un relajado y pacífico “Bien”, asegurándole que no le diría a nadie.
Para la hora del almuerzo, Regina le enseñaba a Morena a hacer Japchae, un plato que la experimentada protagonista en gastronomía coreana sabía a la perfección y que aseguraba que era delicioso. La morocha, entusiasmada, la seguía al pie de la letra. El procedimiento no le pareció difícil luego de las indicaciones de su amiga, ya que ella era muy hábil en la cocina. Cuando sirvieron la proporción justa para cada plato, las otras miraron extrañadas. Cassandra, al tener mucha hambre, en el momento en que acercó su cuchara al plato, devoraba la comida con una determinación voraz. Sara y Janet, en cambio, al principio, veían con desconfianza los transparentes fideos de boniato que yacían con las verduras y las tiras de carne. Sólo cuando tuvieron la aprobación de Cass, acercaron la cuchara al plato y le dieron una primera probadita.
 El plato fue un éxito y todas, con un excelente humor, reían y hablaban de anécdotas suyas e historias vividas. Tan distraída era, en efecto, Cassandra, que no se había dado cuenta que había dejado su celular en el centro de la mesa y con un volumen a todo dar. Lo que inevitablemente hizo que todas escucharan, a más no poder, la llamada que estaba esperando… no esperar. Fue entonces cuando la bajita se quedó con los ojos como platos ante el nombre que se divisaba como el interlocutor de aquella llamada. Las chicas observaron a Cass y luego a su móvil. Y así como un perro ruega con la cola, éste se movía muy lentamente sobre la mesa ante cada vibración esperando ser atendido. Ella no tuvo más remedio que contestar.
- ¿Hello? (¿Hola?) -le salió decir con un tono entre nervioso y molesto.
- Annyong haseyo, sugar girl (Hola, chica del azúcar) -respondió Hyun Joong al otro lado del teléfono. Cassandra se tensó por un momento y luego se fastidió por aquel apodo otorgado y confianzudo de su parte-. Ya veo que eres de las que les gusta hacerse de rogar -esto último lo dice en coreano, a lo cual, como era de esperarse, su interlocutora no le contesta-. ¿Do you have to do something this day? (¿Tienes algo que hacer hoy?) -preguntó en un inglés no muy bien pronunciado.
- Yeah… (Si…) -logró decir  ella con brusquedad- I am… very very busy (Estoy… muy muy ocupada)  -acentuó cada palabra tratando de sonar con cierta naturalidad.
- Cassandra… ¿Con quién hablas? -espetó Sara, bastante impaciente de ver como su amiga cambiaba de distintos colores su cara por cierto estado de ánimo que le producía aquel, quien fuera que sea, con el que estaba hablando.
- ¡Siii! -secundó Regina que se acercaba más, con el sólo objetivo de tratar de escuchar aunque sea un poco de aquella conversación- ¿A quién le estás diciendo con un tono poco creíble que estas ocupada? -Acto seguido, cambió el tono de voz a uno más teatral y grave- Oh… ¿Estarás hablando con un chico, quizás?
Y antes que las preguntas inquisidoras sigan, Morena aprovechó los cambios de mirada de Cassandra a Sara y a Regina como fuente de distracción para arrebatarle de las manos el móvil que su dueña agarraba temblorosa. A todo esto, Janet no emitía palabra, aunque en el fondo disfrutaba con creces el hecho de que las otras se enteraran el gran secreto de su amiga. Pero debía ser cautelosa puesto que recordaba la “amenaza” de la bajita. Si deben enterarse acerca de lo de Kim Hyun Joong, que lo hagan. Ella no iba a hacer nada para evitarlo. Pero, por otra parte, el hecho de que se hayan enterado, no habría sido por su causa. Asique, ahí estaba ella, regocijándose con la satisfacción de haber sido implacable. 
 - ¿Quién es este Kim Hyun Jo… - soltó Morena con una arruga en la frente al leerlo.
- ¡¡¡KIIIM HYUN JOOONG!!! -gritó eufórica Regina de felicidad- ¡¡¡Omooo!!!
- Mis tímpanos -se lamentó la pelirroja mientras se ponía las manos en los, ahora, dañados oídos. Como si eso representase algún tipo de consuelo.
- ¡Ah…! -exclamó de golpe la morocha a su lado-  Es el fulano este que conociste en la cafetería ¿Verdad? -y enérgicamente palmeó con la mano la mesa.
- ¿Bueno…? ¿Alguien? -siguió el olvidado chico por el otro lado de la llamada.
Cassandra quiso agarrar el celular, pero Morena se lo pasó a Regina. Durante un tiempo de confusión por parte del idol coreano, de silencio y expectación por parte de las otras y de tremendos aullidos por parte de la pobre implicada, la sonriente protagonista explicó en coreano que su amiga no podía atenderlo en esos momentos por cuestiones biológicas pero que sí iría a la cita, alegando que lo que la tenia ocupada era sólo algo temporal. Cassandra agudizó más los gritos, por la evidente vergüenza que le causaba esa excusa. Siguiendo la conversación, Regina confirmó una cita entre su amiga y el famoso, y este le dijo que por cuestiones de agenda, tenía una sesión de fotos para la marca de un perfume femenino con la idol y miembro de SNSD Kwon Yuri. Por alguna razón que las demás no entendieron, la pelinegra se puso de pronto roja como tomate, tratando de calmarse para hablar… No es que ya no le haya pasado al inicio de la conversación, pero en comparación con eso, esto parecía realmente ponerla… sonrojada a puntos insospechados. Logró calmarse y le pidió la dirección del edificio donde iba estar, él se la pasó. Arreglaron el horario y antes de despedirse, ella tímidamente y casi sin salirle las palabras, farfulló que había sido genial hablar con él y que era su fan. Él se lo agradeció con auténtica simpatía y le dijo que si volvía a salir con su amiga, le gustaría conocerla personalmente. Eso fue todo para nuestra dulce protagonista. Devolvió el móvil a su frustrada amiga con una amplia sonrisa y completamente ausente de toda realidad.
-¿Y? -preguntaron con ansiedad Morena, Sara y Janet al unísono. Cassandra no necesitaba preguntar, ya sabía la respuesta.
- Tiene que encontrarse con él en un edificio donde tiene que hacer una sesión de fotos para una revista a las cinco.
- Pero… ni siquiera sé dónde es y ustedes no van a ir conmigo a la cita o ¿sí? -añadió Cassandra en un pobre intento de buscar una excusa para cancelar todo.
- No te preocupes por eso -se acercó Regina, contenta, a ella-. Yo tengo que salir hoy, asique voy a acompañarte. Iremos en taxi.
- Y ¿A dónde tenés que ir vos? -le espetó Janet- ¿Tenés facultad?
- Nada de eso -se apresuró a decir la pelinegra-. Pero unos compañeros me invitaron para jugar tenis.
Ninguna preguntó nada más y así quedó todo arreglado para las bajitas pelinegras, a quien una se la veía feliz y entusiasta y a la otra, nerviosa e indecisa.
Ya iba a ser como la quinta vez que mandaban a Cassandra a la habitación del hotel donde estaban hospedadas para cambiarse de ropa. Las chicas a este punto ya pensaban que ella lo hacía a propósito para no ir a la cita. Lo cierto es que en parte así era y por otra, igual de válida que la primera, no quería verse demasiado “prejuiciosa” con lo que se veía. No quería verse demasiado arreglada puesto que no le gustaba la idea de que él pensara que a ella le importaba demasiado. No quería verse tan desalineada porque entonces él pensaría que se habría tomado las molestias de lucir poco interesante, sólo para no llamar la atención de las demás personas, debido a que saldría con un famoso.
- ¿Por qué será que en todas mis conclusiones, él gana y yo pierdo? -se preguntaba una y mil veces en su cabeza sin encontrar respuesta. Hasta que después de darle muchas vueltas a la cosa, dio por sentado una conclusión bastante sencilla: se vestiría como ella solía hacerlo siempre, ni más ni menos. Si a él le gustaba o no, era completamente irrelevante. Sería ella misma. Buscó en su maleta y le sorprendió la rapidez con lo que encontró las prendas que quería lucir. Había sacado una minifalda roja a la cintura, una blusa gris con estampado en tinta oscura, un cinturón negro cuyo centro se cerraba en forma de moño, un collar que tenía como dije un vidrio en forma de corazón, unas medias cancán negras y unas botitas con cierre adelante. Le costó un par de minutos fijarse qué tapado podía llevar, hasta que divisó uno que hasta ese momento no había usado. El tapado a cuadrillé blanco y negro. Se vistió al instante y se maquilló únicamente los labios y las mejillas. Estaba lista y sólo faltaban las opiniones de las otras.
- Aish… -se quejó Janet impaciente, sentada en una de las sillas de la sala- Pero qué mugre situación… mugre ropa que nada le queda…mugrosa Cassandra, mugrosa tú -y señaló a Morena-, mugrosa ella -ahora señalaba a Sara-, mugrosa la moda esta para la cita y la tendencia de lucir como-no-sé-qué para algo.
- Mugrosa serás vos -le espetó Morena mientras tiraba para atrás sus rulos.
- Yo me aseo todos los días ¿Sabés? -le recordó la pelirroja con las dos manos apoyadas en su pecho.
Cuando Cassandra salió de la habitación y se dirigió a la pequeña salita de estar, las demás le dieron el okey con la mirada llena de asombro por el look escogido. Ella y Regina llamaron al taxi, y la segunda le dio indicaciones al conductor acerca de donde tenía que llevarlas a cada una. Cass sería la primera en bajarse, por lo cual no iba a haber ningún inconveniente con pagar el precio de la tarifa, ya que su más experimentada amiga en el idioma iba a hacerlo.
Cuando se bajó, el edificio le resultó gigantesco, asique existía una gran probabilidad de que ella se perdiera una vez que entrara al lugar. Tuvo que morderse el labio inferior y tiritar un rato de frio para darse cuenta que tenía que volver a hablar con él para que le dé el lugar preciso de dónde estaba realizando la sesión de fotos. Llamó dos veces sin ser atendida. “Listo” se dijo frustrada “A la tercera, me largo”. Pero al tercer llamado, no sólo contesto él sino que le dio indicaciones precisas de dónde iban a estar. Le dijo además que le diga a la recepcionista su nombre y que no iba a tener el menor de los problemas. Siguió todo al pie de la letra, y fue al piso correspondiente. Allí había un buen estudio, con una pantalla blanca de fondo y todas las cámaras enfocándolo. Pudo reconocer al chico coreano, posando con mucho sex appeal al lado de una chica alta, delgada y de cabello oscuro largo y ondulado. Ambos estaban vestidos elegantemente: Kim Hyun Joong usaba un traje negro con los primeros botones de la camisa blanca desabrochados; a su lado, apoyada con el codo en el hombro de él, mirando con una mezcla de sensualidad y desdén, estaba la joven vestida con un apretado vestido negro que hacía resaltar sus largas piernas mientras que en su otra mano mostraba un frasco cuya forma de la mitad de un corazón se unía con la forma correspondiente del frasco que exponía el coreano con su mano libre. Luego de varias fotos sacadas en diferentes posiciones con los frascos de perfume, el fotógrafo principal dio algunas acotaciones a la idol.
- Bien, chicos, salen geniales -afirmó plácido-. Ahora, Yuri -le pidió a la modelo- quiero que lo mires como desafiándolo y tú, Kim Hyun Joong, haz lo mismo -le indicó al idol.
Ellos lo hicieron parecer tan real que Cassandra, por alguna extraña razón, sintió una punzada en el pecho. Luego del rotundo éxito de la primera parte de la sesión de fotos, ambos se sentaron a descansar y hablaron un buen rato.
Ella estaba en ese sitio, completamente enardecida por la situación que acababa de presenciar. Él nunca la vio desde que llegó. Parecía completamente inexistente. Y además, estaba hablando de lo más cómodo con esa modelo bonita y hasta le coqueteaba. ¡Aish! Ya parecía que lo estaba haciendo a propósito. Pero, ¿por qué estaba tan molesta? ¿Por qué precisamente ella, que había accedido a duras penas ir a la cita? ¿Acaso estaba celosa?
- Bueno Cassandra, tenés que hacer algo antes que tu orgullo quede herido y alguien como él pueda verlo -pensó-. O practicas tu mejor cara de póker y suficiencia, o sales por aquella puerta antes que te vea -y después de unos segundos de convencerse de que le sería difícil  cambiar la cara y que él lo creyera, optó por lo segundo y aceleró el paso tratando de pasar desapercibida hasta que, para su desgracia, se topó contra el pecho de alguien. Notó, por el contacto inmediato, que esa persona tenía el torso descubierto. Retrocedió, instintivamente, unos pasos de un salto y reconoció al chico coreano, mirándola con expresión divertida.

En un lugar un tanto diferente, más precisamente una cancha de tenis, jugaban competitiva y pasionalmente Regina y Shin Wook una gran partida enérgica. Dado el entusiasmo de nuestra pequeña pero ágil protagonista, su amigo coreano se veía un tanto agotado.
- ¿Cansado, Shin Wook sshi? -preguntó ella desafiante con una mueca arrogante mientras esperaba la pelota.
- Está descargando frustraciones por lo que veo, Señorita Cipriani - impulsó él la pelota en un raqueteo mortal, el cual fue devuelto de la misma manera-. Pero no vas a derrotarme… - enfatizó las últimas palabras antes de volver a golpear con la raqueta.
- A que si -siguió ella mientras correspondía el pase. Luego de un par de minutos más, decidieron por el bien de ambos tomar un descanso aunque ella le había asegurado que un tiempo más jugando el partido podría haber quedado a su favor. El chico coreano sólo se reía e hizo fondo blanco de la botellita de agua que tenía.
- Qué generoso fue Bae Chul al invitarnos a jugar como socio del club -comentó alegre la occidental cuando ambos se sentaron en las bancas-. Lástima que no pudo venir.
- Sí, lástima -expresó él con un dejo de sutil sarcasmo que ella no percibió-. De todas formas, pudiste canalizar tus malas energías en el deporte, y lo has hecho profesionalmente. ¡Fighting! -la animó su amigo con una sonrisa tierna y dulce y con los pulgares levantados. Ella le correspondió la sonrisa.
- Lo sé… Aunque es probable que de nuevo me sienta frustrada ¿sabes? -le confesó Regina en un tono serio y pensativo. No era la primera vez que la había visto así, pero no era algo frecuente.
- ¿Has hablado con tus amigas?
Ella meneó la cabeza en negación.
- Lo mejor será que disfrute de su compañía mientras están aquí - suspiró-.  Eso es lo más importante.
                              
Mientras que en el estudio de fotografía, una sonrisa traviesa en los labios de Hyun Joong hizo desesperar a una Cassandra que no entendía la razón de que él estuviera tan… descubierto.
- ¿Te das a la fuga? -apuntó él en coreano y al ver los ojos de incomprensión de la extranjera lo señaló en inglés- ¿Are you running from me? (¿Estas huyendo de mí?)
- I dunno (Abreviación informal de “I don’t know”, que significa “No lo sé”)  -respondió ella haciéndose la interesante apartándose un mechón de cabello-. Se te ve muy ocupado el día de hoy y por lo que te dije en el teléfono yo también, así que si me discul…
Él le agarró del brazo antes de que ella cruce la puerta de salida.
- Just a bit… (Sólo un poco…) -aseguró él dándole una mirada segura-  Ya termino con esto.
Ella sacó su brazo de un tirón. Trató de no resultar dramática con este movimiento. De otro modo, armaría un escándalo para los profesionales que estaban allí y no quería generar malos entendidos.
- No es necesario que te apures por mí -agregó ella con el mejor tono neutral que pudo fingir-. Si estas a gusto, por favor, quédate -lo invitó con un brazo indicando el estudio con expresión cordial y educada.
- ¿Y por qué piensas eso? -la objetó él con expresión curiosa y divertida.       
- Para empezar, porque tienes a tu lado a una hermosa modelo -señaló ella con la mirada a Kwon Yuri y luego a  sí misma-. Lo que quiere decir que debe tener al menos veinte centímetros más que yo.
- ¿Celosa? -repuso el idol.
- ¿De su altura? Bastante -retrucó Cassandra, a lo cual él hizo una mueca de satisfacción. Era entretenido hablar con ella. Muy entretenido.
Ella notó que el famoso aún seguía sin camisa y encima, más cerca de ella de lo que lo estaba antes. Ya se estaba sintiendo un poco intimidada.
- No es de mi incumbencia preguntar, pero… -empezó a decir, esforzándose por no mirarlo tanto, o al menos no a su cuerpo- ¿Se puede saber a qué se debe tu falta de vestuario?                  
- Es parte del concepto -afirmó él, pronunció una de sus sonrisas ganadoras y dio unos pasos atrás-. Wait for me… just a bit (Espera por mi… Sólo un poco) -reiteró y volvió junto con su compañera para terminar de sacarse las últimas fotos.
Aquellas fueron las más atrevidas de toda la sesión. No obstante, seguía siendo muy sutil y tendía más a la idea en sí de sensualidad que a los hechos. Abrazos, acercamientos, miradas fugaces entre los idols volvían a producir punzadas extrañas en nuestra protagonista, que después de aquello supo que debía plantearse más tarde lo que le pasaba.
Al término del trabajo de las fotos, Kim Hyun Joong despidió a todo el equipo con grato saludo y presentándola a ella, como una amiga del extranjero. Al presentarse y despedirse de la famosa, esta última le sonrió cordialmente y con una reverencia formal. Esto hizo que a la bajita le pareciera una persona agradable a pesar de que sin quererlo haya sido responsable de que se sintiera mal en más de una ocasión y por más de un motivo.  Yuri se acercó a su “cita” para preguntarle algo al oído y él, luego, se rio y le contestó en coreano que ya debían irse. Esto último molestó a Cass. “Si van a flirtear, que al menos no sea en mi cara” pensó.
Al salir del edificio y dirigirse al estacionamiento, ella notó con asombro la cantidad de marcas ostentosamente lujosas de autos que estaban estacionados. La mayoría, deportivos. De repente pensó en Janet y en la frase “cerdos capitalistas”, y se rio por lo bajo. Se acercaron a un auto negro de marca coreana bastante lujoso pero, comparado con otros vehículos que estaban ahí, modesto y reservado, probablemente más por su color que por su diseño. Él abrió la puerta de su lado antes que la de ella, lo cual la dejó un poco perpleja sólo por un tercio de segundo, pues enseguida recordó lo que Regina había dicho acerca de la caballerosidad coreana. Naturalmente inexistente. Esto la enfadó un poco pero subió rápido para no quedar como tonta esperando el milagro. Una vez adentro del auto, él pudo darse cuenta de una cierta molestia que la embargaba. Se lo preguntó, pero Cassandra no soltó palabra alguna. En vez de eso le preguntó intrigada qué fue lo que la otra chica le había dicho.
- Me preguntó si eras mi novia -le contestó sin mover sus ojos del volante.
- Y ¿qué le dijiste? -lo apremió ella con los ojos hacia el frente y expresión neutral.
- Que no lo éramos y que teníamos que irnos -miró de soslayo la expresión de ella para saber su reacción. Fue inútil, Cassandra se mantenía inexpresiva.
- Hiciste bien -sentenció finalmente la chica con cierta frialdad-. No me gustaría que tengan una impresión equivocada de nosotros y supongo que, dado el hecho de que eres famoso, tampoco lo deseas.
- Tienes razón -eligió no contradecirla, pero luego agregó-. Aunque eso no explica lo de la cita ¿verdad?
Ella le devolvió la mirada con un dejo de sonrisa falsa, para después volver el  rostro inexpresivo hacia adelante.
Cuando estaban en un bar sentados, Cassandra pudo ver el ambiente muy de “parejas” donde Hyun Joong la había llevado. Se dio un tiempo para ordenar lo que quería. Estaba tratando de calcular de las cosas más lo que ella tenía en ese momento. Él iba explicándole lo que tenían las bebidas y qué tan fuertes eran. Cuando él le contaba de cierta bebida de infusión hierbal  a la cual ella le dio asco, la bajita notó que una hermosa y arreglada mujer los miraba de lejos con tanta expresión de envidia en los ojos que pareciera que se les estaba por salir. Su rostro además no parecía típicamente asiático, tenía rasgos delicados y ojos grandes.  Al ver que su cita no le prestaba atención a lo que decía, Hyun Joong giró la cabeza en dirección a la mujer.
- Esa mujer tiene los ojos más grandes que yo -mencionó la pelinegra perpleja.
Él volvió la cabeza hacia la mesa y siguió mirando el menú.
- Está operada -sentenció él.
Cassandra soltó un “Oh” sorprendido y luego vio al acompañante de la misma. Estaba sentado, pero podía notar que era bajo en comparación a la chica, de una edad madura, probablemente de cuarenta años y un rostro que ella podría decir que era bastante coreano. A juzgar por su carísimo traje y un bonito reloj de mano, Cass pensó que nada pegaría tan bien con aquella extraña situación de emparejamiento como aquella famosa frase “billetera mata galán”.  Al ver que la mujer a su lado observaba la mesa en que estaban sentados Cassandra y Hyun Joong, se levantó de golpe y se arregló los primeros botones de su saco en un acto de sofisticada actitud. La coreana, dándose cuenta de la indignada expresión de su pareja, le agarró del brazo y empezó a rogarle algo que nuestra extranjera protagonista entendió como que la perdone. Éste sacó su mano con determinada grosería, haciendo que ella casi se caiga, y se dirigió hacia la puerta de salida del bar, mientras que lo seguía su novia gritando con desesperación “Oppa! Oppa!” detrás de él. Ante esto, el coreano en frente de Cassandra se rio por lo bajo.
- No es gracioso - lo retó ella muy seria-. Ese tipo fue grosero. No tuvo por qué actuar de esa forma -le disgustó tanto ver esa última escena. No soportaba la idea de que maltrataran o humillaran a una mujer. Para ella era lo peor.
- Es verdad -reconoció él-, pero ella también es culpable de su situación. ¿Qué esperas recibir cuando no tienes ningún respeto hacia ti misma, miras a un chico lindo de manera descarada sólo porque te parece un insulto que la persona con la que está no creas que es suficientemente  bonita, lo cual es enteramente superficial porque no conoces a esas personas, y no le prestes suficiente atención a tu pareja, que por cierto realmente ni siquiera te gusta y la mayor parte del tiempo crees que es desagradable,  y sólo estas con él por interés?
Ella lo miró estupefacta. No tanto porque la pregunta retórica que él formuló fuera muy larga, lo cual realmente lo era y bastante. Sino por la forma en que analizó toda la situación. No podía dejar de lado esa perspectiva pero le molestaba demasiado tener que darle la razón.
Después de degustar el vino coreano Cheongju en sus pequeños vasitos de vidrio respectivos, cosa que ya era más que suficiente puesto que a Cass le pareció bastante fuerte y le hizo recordar levemente al sake, subieron al Hyundai equus  por segunda vez y él condujo hasta el distrito de Gangnam, al norte del Centro de Convenciones y Exhibiciones de Corea. Cuando Hyung Joong estaba aparcando el auto, Cassandra pudo notar a cierta distancia la magnificencia del Templo Bongeunsa.  Su estilo tradicional y de época, le hizo acordar a aquellas películas y doramas históricos acerca de la dinastía Joseon y sus interesantes argumentos.
Al adentrarse en el lugar, divisaron una estatua blanca de un gigante Buda en el centro. El coreano trató de explicarle en inglés la historia del lugar y las razones por las cuales conservaba gran cantidad de reliquias budistas. Lo hacía bastante bien, de hecho, para no tener un perfeccionado inglés pero, de todas formas, Cassandra pensó que sería mejor preguntarle a Regina sobre el mismo o buscar por internet información más tarde puesto que al escucharlo, le corría la duda de que estuviera pasando uno que otro dato por alto.
- Y tú pensaste que te aburrirías conmigo -agregó Kim Hyung Joong notando como su cita estaba distraída mirando fascinada por todos lados el espléndido lugar.
- Admito que lo pensé, es verdad -mintió Cassandra al devolverle la mirada. Ella nunca pensó que iba a aburrirse, todo lo contrario… el problema era que no sabía si se sentiría cómoda con él. Y un rato después de que pisaran ese lugar, se dio cuenta de que sería capaz de estarlo.
 Se arrepintió bastante por no haber traído cámara antes de salir. Él lo noto y detuvo su paso para decirle que se sacarían una foto con su celular en la entrada del lugar con el Buda grande. Ella sonrió y asintió; vieron pasar a un hombre coreano y el famoso le pidió que les sacara una foto, a lo cual el hombre accedió. En el momento de posar para la foto, el joven coreano apoyó su brazo alrededor de los pequeños hombros de ella. Fue una cercanía muy ligera, y no había nada de apasionado ni posesivo en su contacto. Sin embargo, podía sentir su rostro cerca de ella y su mano apoyada pesadamente en su piel. Después de que la luz del flash los capturara, Cass alzó por unos segundos su mirada hacia Kim Hyun Joong, y él bajó su mirada hacia ella. Fue tan breve que uno no podría decir quién fue el primero en dejar de hacerlo cuando el hombre les devolvió el móvil.
Aprovechando las tiendas y los centros comerciales que ofrecía toda la rica zona de Gangnam, los jóvenes caminaban por la calle iluminada mientras veían todo el glamour de la ropa de moda  y productos de estética.
- ¿Y qué se supone que son esas? -señaló Cass hacia una vidriera de una tienda.
- Son remeras ¿qué no ves? -diciéndole con bastante obviedad.
- ¡Ya sé que son remeras! -le respondió a la brevedad ligeramente molesta- Me estaba preguntando ¿Por qué los maniquís tienen la misma remera uno al lado del otro en diferente tamaño? Y ¿por qué tienen ese estampado tan ñoño?
Kim Hyun Joong no pudo evitar soltar una fuerte carcajada por el comentario de su “cita”. Definitivamente, era una de las suyas. Y se tentó con una idea que jamás en la vida le habría gustado, a pesar de que ya lo hubiera hecho en sus personajes de doramas.
- ¿Y si nos compramos de esas para insultarnos a nosotros mismos? -propuso el famoso de bella sonrisa.
- ¿Me estás hablando en serio?
El chico le dedicó una sonrisa auténtica mientras tocaba la cabeza de ella y la sacudía juguetonamente. Ella murmuró molesta un “Aish” y sacó su mano de ahí. Le pidió que deje de despeinarla y siguieron su caminata hasta el auto de él.

Regina divisó aquella vidriera que Cassandra minutos antes había visto. Y pudo apreciar las remeras puestas en aquellos maniquís uno al lado del otro. Le parecieron muy bonitas y tiernas con un estampado bastante infantil pero dulce y romántica.
- ¡Qué lindas! -exclamó gozosa de alegría mientras tiraba del buzo a su compañero. A lo cual,  Shin Wook dirigió su mirada hacia el objeto, o los objetos, del deseo de su amiga. Cuando comprobó lo que le había llamado la atención, soltó una risita ya que en realidad no le sorprendían en nada que le gustasen mucho.
- Ah sí… cierto que siempre te gustan esas cosas -respondió simpáticamente y haciéndose el que no prestaba mucha atención.
- Es que me gusta mucho el estampado, tan colorido y bonito.
- Normalmente no diría esto a ninguna chica, pero a vos te sentaría bien.
- ¿Verdad que si? Es que es muy yo…
El coreano de sonrisa traviesa se acerca a su amiga y la abraza por detrás, con una idea en la mente:
- ¿Quieres que te lo compre?
- ¡Omo! -Regina se alejó de su amigo rápidamente- No, pero ¡muchas gracias! -le sonrió con plena sinceridad- ¿Qué va a pensar la gente sino?
- Van a pensar que somos pareja…
- Justamente -siguió la pelinegra-.  Podrían malinterpretarnos. Sigamos viendo más para allá.
Y siguieron caminando, mientras que el coreano trataba de recuperar su expresión normal  que se había apagado por un momento.



Ya entrada la noche, Kim Hyun Joong y Cassandra pronto terminarían su extraña “cita” así como Regina y Shin Wook lo harían con su encuentro “amistoso”.  Los primeros en llegar fueron la casera y su compañero de estudios, acercándose con paso ligero hasta la entrada del departamento de Regina. Se despidieron fraternalmente y antes de marchar, él volvió a decirle algo que le había dicho antes:
- Puedes contar conmigo para hablar, lo sabes ¿verdad?
- Lo sé -reafirmó ella, sonriéndole con los ojos.
Entró y llamó a las chicas para avisarles que ya había regresado. Las otras le habían dicho que ellas irían en cuenta vuelva Cassandra al hotel.
Minutos después, el famoso aparcó en el estacionamiento del hotel, dejando salir a una extranjera.
- Está bien si nos despedimos aquí -sugirió ella acercándose a la ventanilla cuando él bajo el vidrio de la misma-. Fue… -recordando todos los acontecimientos de ese día- difícil de calificar -dijo al fin.
- Por un momento pensé que dirías “interesante” - secundó él, un tanto extrañado.
- De algún modo lo fue, si -reconoció ella-. Pero hasta eso es difícil de establecer -confesó pensativa y luego lo miró un tanto socarrona-. Fuiste muy caballeroso, por cierto.
- Biane (Lo siento) -contestó él alegremente- Aprenderé mejor de ello en la próxima.
Ella le dedicó una sonrisa maliciosa.
- No habrá próxima vez -estableció victoriosa-. Esta ha sido una oportunidad única. Espero que la hayas disfrutado al máximo. Adiós -y se despidió sin mirar atrás.
Él no pudo dejar de sonreír por aquella despedida. Le encantaba esa chica. El reto, la negación, la resistencia. Todo eso. Salió de aquel hotel con una mueca traviesa en los labios. 
Al encontrarse de nuevo con las chicas en la habitación, sabía con que se encontraría. Preguntas tras preguntas acerca de la cita. Soltó entonces en ellas una cólera, en parte verdadera y en otra exagerada, con una intención planeada para que no vieran las dudas que le invadían la mente y para que se compadezcan al menos un poco y no le pregunten tanto. Para Morena y Sara eso funcionó a la perfección. Pero para Janet, aunque se mantuvo callada y dejó el tema aparentemente concluido, resultó un intento fallido debido a que Cass aún podía notar la duda e incertidumbre en su rostro.
 Cuando estuvieron en lo de Regina, quiso repetir el procedimiento pero dado a que era una persona dócil con gente como su amiga, no pudo salirle el enojo. En cambio, le estuvo contando lo “amable” que su actor fue con ella y los lugares donde él la llevo. En un momento se arrepintió de no haberle traído un autógrafo de Kwon Yuri, quien, y ahora lo sabía, era la miembro de Girls Generation, titulada como la “Black pearl” por su cuerpo e imagen sensuales. Se dijo que esa fama en la idol tenía mucho sentido después de conocerla personalmente. Aunque no le gustaba la idea de pensar mucho en ella, puesto que pensaría en las fotos que se tomó con Kim Hyun Joong. Y las punzadas volvían otra vez.
 Mientras cenaban los livianos rollos de huevo, Morena no pudo evitar decir entre risas y cotorreas que Regina había salido con Shin Wook y ante las miradas de cargoseo de las otras, a quienes el misterio empeoraba el asunto, Regina devolvió una fugaz pero certera mirada asesina a Morena, poco común en ella. Se las cobraría, no había duda. Asique trató de lucir con la mayor naturalidad que pudo y contó cómo estuvo su día, omitiendo esa conversación de ella y Shin Wook en el club de tenis. Y un poco antes de terminar su relato, supo que debía agregar algo más.
- ¡Ah! Y a Morena, Taeyang le regaló un gorrito súper tierno -soltó la pelinegra con una sonrisa de oreja a oreja.
- ¡Regina! -gritó sorprendida la morocha por aquella ingrata indiscreción. Cassandra, Janet y Sara quedaron boquiabiertas de la sorpresa.
- ¿Qué? En algún momento se iban a enterar…
- Eso explica un par de cosas -concluyó Sara que se había acordado del olvidadizo incidente de la mañana.
- Ahora nos contás todo y desde el principio -ordenó una Cassandra vengativa por lo que pasó ese día.
Morena soltó un suspiro pesado y prolongado.
- Todo empezó después de… -y alrededor de una hora, con lujo de detalles, la de rulos alborotados, narró todo lo acontecido en la cita y el importantísimo detalle antes “olvidado” del gorro. En un momento, a Janet le había sonado el móvil. Se levantó y salió al balcón para atender. Esto habría resultado increíblemente sospechoso si no fuera porque tanto Sara como Regina estaban concentradísimas en el relato de su amiga, así como la misma contándolo. Sin embargo, Cassandra estaba atenta a los movimientos de su amiga y desde entonces, con más razón no le sacaba los ojos de encima. Cuando Janet volvió y se sentó nuevamente, ella asintió a su amiga ante la pregunta que invadía la arruga de su frente. Todo esto pasó imperceptible ante los ojos de las demás que seguían hablando de la cita de Morena y Taeyang. Pero así como ocurrió con sus amigas de cabello oscuro, ellas pronto entenderán que aquel secreto no quedará enterrado para siempre si son dos las que lo guardan.