“La amistad duplica las alegrías
y divide las angustias por la mitad”
(Sir Francis
Bacon)
-¡Ay! No puedo así. Me aprietan todo, chicas.
–Morena zarandeó los hombros y liberó sus brazos de Cassandra y Regina,
empezando a caminar sola–. Acá se está bien. No hace calor y ahí parece que hay
una barra. Vamos ahí para tomar algo primero –Morena se volteó para ver sus
respuestas y sólo encontró a Sara y Regina que tenían caras de sorpresa. Buscó
con la mirada a sus amigas restantes y sólo advirtió la carrera de Janet hacia
el baño, con Cassandra y un muchacho muy alto pegados a sus talones.
-Creo que ese era Yeon –apuntó Sara que seguía
la trayectoria de Janet.
Las tres amigas abandonadas se quedaron en su
lugar, esperando por las otras dos. Pero no había pasado mucho tiempo cuando
vieron aparecer tras el giro en la escalera, que llevaba al baño, al que
parecía ser Yeon, sujetándose fuertemente un lado de la cara, visiblemente
colorada y él, evidentemente molesto. Cuando pasó junto a ellas, ni siquiera
las miró y fue a sentarse con un grupo de chicos que lo acuciaron a preguntas
antes de echarse a reír. Los que estaban a cada uno de sus lados lo palmearon
al mismo tiempo y luego se incorporaron.
- …ese pedazo de idiota, tan creído. Me molesta
la gente así. ¡Quisiera una metralleta para matarlos a todos! –Las fuertes
acusaciones de Janet interrumpieron la escena que Sara, Regina y Morena estaban
mirando, y se voltearon hacia su amiga que regresaba del baño con Cass
siguiéndola, tratando de sujetar su brazo a modo de consuelo.
-¿Qué pasó? ¿Qué fue todo eso? –Sara no daba
más de la curiosidad.
-¡Ése era Yeon! –Dijo Cassandra a Morena y Sara
que habían estado en el estudio con ella, cuando Yun Jae les enseñó una
fotografía del chico-. Contales…
-Me tomó del brazo y me dijo que tomara con él,
y yo me solté, le dije que no y las seguí. Entonces me agarró otra vez y me
dijo que sólo era una cerveza. Y para eso Morena ya estaba muy adelante y
ustedes también, así que quise ir al baño y él me siguió…
-Y yo justo la vi y fui con ella –acotó
Cassandra.
-Si… y cuando estábamos llegando al baño, él me
frena y me dice… ¡Arg! Me dice que no servía que me hiciera la difícil, si de
todas formas iba a caer.
-¡Y le dio un tremendo sopapo! –Finalizó Cass
muy emocionada.
-¿Y le dolió? Pobre, no creo que haya sido para
tanto –trató de apaciguar Regina.
-Vos estas re loca -la sentenció Sara.
-Si lo hacía More, de seguro no decían tal cosa
–Todas buscaron a Morena con la mirada, pero ella no estaba ahí. La encontraron
un par de metros, adentrada en la fiesta, poniendo mala cara a un chico que
trataba de agarrarla de los hombros a cada rechazo. Morena ya estaba que echaba
chispas y Sara decidió socorrerla, pero la detuvo un muchacho algo desaliñado
que le habló en un coreano críptico. No era posible, ¿de verdad tenían que
pasar por semejante cosa? Janet, Cassandra y Regina estaban expectantes,
esperando a ver cómo se desarrollaban ambas escenas. Podrían haberlas ayudado,
pero era más divertido ver cómo los rechazaban. De seguro no superarían la
resolución de Janet, pero valía la pena.
Lo que sea que estuvieran esperando, no
sucedió. Es más, ni Sara ni Morena tuvieron que mover un pelo para zafarse de
esos chicos. Repentinamente apareció Yun Jae, detrás del acosador de Sara y lo
agarró del hombro. Sea lo que fuera que le dijo en coreano, el muchacho le
lanzó una última mirada de rencor a Sara y se alejó perdigando palabras y
gestos con las manos. Sara y Yun Jae se miraron algo incómodos.
–Esto… Gracias –urmuró Sara, mirándolo de
soslayo. Ahora sí le quedó claro. Yun Jae no podía ser más hipster. Su cabello
largo y ondulado estaba adornado con un gorro de lana gris oscuro, que caía
pesadamente hacia su nuca. Tenía abierta una camisa escocesa a cuadros rojos,
blancos y negros sobre una remera blanca con impresiones en trazos negros. Unos
jeans oscuros y algo ajustados, metidos dentro de sus botas negras de medio
caño y kilométricos cordones. Pero lo más delator de todo, eran los anteojos
negros de marco grueso. Tenía que hacer un comentario sobre ellos.
–No deberías venir vestida así, si no querés
mucha atención. Quiero decir que estás muy linda –se explicó rápidamente Yun
Jae al ver que Sara abría los ojos como platos. Sabía que eso significaba que estaba
por empezar a discutirle.
–Eh… ¿gracias? –Se sintió acalorada por el
cumplido y entonces se acordó de Morena-. ¡Ah! Ayuda a Morena, por favor.
–No hace falta –Yun Jae señaló hacia donde se
encontraba la trigueña. Sara pudo ver que Jung Bin se ponía al lado de su amiga
y la agarraba del hombro, mientras hablaba con el joven que momentos antes
había fallado en hacer lo mismo. El chico parecía discutir con Jung Bin, quien
respondía a todo con una sonrisa, aferrando a Morena en cada respuesta, hasta
que ésta pareció entender lo que pasaba y entrelazó sus dedos con los de su
salvador. –. Game Over –Susurró Yun Jae, ya junto a las demás chicas y
observaron alejarse al desconocido.
Morena arrastró a Jung Bin hasta donde se
encontraban sus amigas con una enorme sonrisa de satisfacción. Él estaba muy
distinto al vecino que acostumbraban ver. Sabían que era él por la camiseta
debajo de una camisa a cuadros azules y los jeans algo holgados. Muy su estilo.
Pero la bufanda gris tan urbana y esa campera negra de símil cuero negro, las
confundió un poco. Bueno… tenía capucha y parecía bastante simple, así que aún
seguía allí la esencia de Jung Bin. Morena saludó enérgicamente a Yun Jae.
–No es que quiera ser metida, pero… ¿Qué haces
acá Jung Bin? –Preguntó con ojos de disculpa Cassandra.
–Él y los miembros de la banda son mis amigos
desde hace… mucho tiempo. Y además soy su gran fan –respondió un sonriente Jung
Bin, que todavía sostenía la mano de Morena.
–Jung es esa clase de fan que nos trae tortas,
refrescos y nos teje bufandas –se burló Yun Jae, dándole un puñetazo cariñoso
en el hombro.
–¡Qué atento! -Comentó asombrada Janet.
–No… es mentira. Yo no hago eso. Soy la clase
de fan que va a todos sus ensayos y bebo sus cervezas –trató de defenderse el
castaño.
–Eso es tan cierto –admitió Yun Jae–. Él viene
con nuestro selecto grupo de fans -comentó, señalando hacia un grupo de chicas
que estaban apartadas de la masa que se concentraba en el centro del salón. Las
saludó agitando el brazo para hacerse notar. Una, la más baja, le devolvió el
saludo y sonrió juguetonamente hacia Jung Bin, quien le devolvió el saludo con
la mano libre. Al ver esto, disimuladamente, Morena trató de soltar al
muchacho.
-Ella es una conocida de la secundaria –contó
de forma ocasional el vecino de Regina- y también es fan de The Mirror -un
patético “Ah…” se extendió entre las chicas, que no pudieron dejar de percibir
toda la escena, por más sutil que haya sido cada gesto.
-Vengan, chicas. Nosotros estamos sentados por
allá. En un momento vamos a tocar –les anunció Yun Jae, que parecía haber
notado un cambio en el ambiente. Todas siguieron a los dos chicos mientras
miraban de reojo a las tres chicas que ahora les dirigían miradas poco amables.
La más alta y de cabello más largo, parecía mirar con particular recelo a
Janet, al igual que la más baja a Sara y Morena, mientras que la tercera
simplemente las miraba a todas con igual rencor. ¿Quiénes eran esas chicas?
¿Por qué ese empeño en parecer la versión malvada de las chicas súper
poderosas?
Al llegar donde se encontraban los miembros de
la banda, un chico que no conocían se paró de inmediato y las saludó con una
reverencia, a diferencia de los demás, que estaban más confiados con las chicas
y se limitaron a saludar con las manos y a hacerles espacio. Estaban en un
sillón con forma de L. El joven desconocido se presentó en un inglés muy
aceptable, al parecer ya estaba avisado sobre las chicas.
–Mucho gusto, mi nombre es Ham Byun Ki
-reverencia–. Soy amigo de los chicos desde la secundaria –se presentó, dirigiendo
una sonrisa hacia Regina, que lo miraba atentamente. Si bien no era miembro de
la banda, lo parecía. Su corte de pelo era muy jugado, pero no se podía negar
que le daba mucho estilo y le quedaba bastante bien. Con su cabello castaño
rapado de un lado y el resto tirado hacia el otro en ondas despeinadas, tenía
todo para parecer un idol. Su sonrisa tenía una forma graciosa, la manera en
que se le torcían los labios, remarcaba las comisuras y las mejillas elevadas,
entrecerraban sus ojos, haciendo que su expresión fuera más picarona que
simpática.
–Sentate
acá –le indicó Regina muy alegre, palmeando el espacio libre junto a ella. Byun
Ki dudó un momento y mientras pasaba una mano por su nuca, aceptó la
invitación. Una vez a su lado, le dedicó otra reverencia algo tímida, en
contraste a su presentación y ya no pudo hacer más. Regina comenzó a platicarle
con un montón de preguntas y miradas de asombro con sus respuestas.
Morena estaba junto a Yung Bin y Ji Soo. Se
reían tanto, que daban ganas de saber de qué hablaban, pero de seguro sólo se
trataría de Morena diciendo un montón de tonterías, que iban con la ocasión.
Sara estaba enfrascada en una discusión con Joe y, cada vez que la pelirroja lo
contradecía, apoyaba escandalosamente su lata de cerveza en la mesa ratonera y
soltaba un fuerte suspiro, no podían ponerse de acuerdo en el TOP FIVE de los
mejores guitarristas. Y Yun Jae mantenía una tranquila charla con Janet y
Cassandra. Siempre era fácil hablar con él, ya que no hablaba demás y eso era
cómodo para ellas dos. En un momento Cass soltó una fuerte risotada por un
chiste muy ocurrente de Yun Jae y su mano fue a parar al pecho de alguien junto
a ella. Pero ¿quién podía ser? Ella estaba sentada en el extremo opuesto de
Regina y Byun Ki, y el resto de conocidos estaba en frente. A su lado sólo
había un puesto vacío. Giró algo desconcertada y lista para disculparse, pero
las palabras se le atoraron en la garganta. Dak Ho estaba junto a ella y la
miraba con esos ojos insondables que no decían nada, ni siquiera si le molestó
el golpe.
–Yo…
disculpa. No te ví. ¿Llevas mucho tiempo acá? –Definitivamente sus nervios no
la iban a vencer. Tendría una conversación frugal y luego se voltearía para
ignorarlo.
–Sólo desde que la película de El Señor de los
anillos, no le hace justicia al libro –le indicó Dak Ho y una de sus comisuras
se estiró levemente.
–Si… eso es lo que yo pienso. ¿Vos no? –Cass se
giró hacia él y adoptó la pose más casual que podía, estando sentada y con las
piernas cruzadas. Era una postura bastante bien lograda.
–Creo que tenés razón. El hecho de que no
pusieran en la película partes de las aventuras de los Hobbits, ya me molestó
–la comisura de sus labios se estiró un poco más y Cassandra comenzó a
hiperventilar. Ese chico la ponía muy nerviosa o podía ser por la emoción de
escucharlo hablar tanto, que se ponía así.
De a poco, Cassandra comenzó a controlar sus
palpitaciones y pudo mantener una agradable conversación con Dak Ho. Hasta que
ella hizo una broma que hizo soltar una carcajada a Dak Ho. Y ya no aguantó. En
el medio de su risa, el chico se cubrió la boca con el reverso de la mano y
luego pasó un dedo gordo por el borde del labio inferior, mientas movía
suavemente la cabeza de un lado a otro. De seguro comenzaba a formarse una opinión
de ella. Pero eso no le importaba a Cassandra… verlo hacer ese gesto, la
acaloró. Era muy sensual en esa pose algo encorvada y su look rockero con ese
sombrero ladeado. Tenía que hacer algo antes de que él levantara la vista y
viera en su cara cuánto le gustaba aquello.
–Me voy un momento –se excusó torpemente y tambaleó
fuera del grupo. Tenía mucho calor, las mejillas le ardían y eso le molestaba.
Él siempre fue de lo más insípido con ella, así que no contaba este encuentro,
porque en las fiestas todos se llevan con todos. A demás, era el anfitrión, por
supuesto que se iba a detener a charlar con ella un momento. Decidió ir por una
cerveza para refrescarse un poco. Tomó una de las que estaban en la nevera
junto a la barra y se dirigió al descanso de la escalera para calmarse, pero se
detuvo antes.
Recargada en la pared, donde no había tanta
gente, comenzó a tranquilizarse. Ya casi se había convencido de que el
repentino encanto de Dak Ho, era pura cortesía cuando alguien interrumpió sus
cavilaciones. Un muchacho se paró frente a ella y le dijo algo que Cassandra
entendió como un cumplido. Trató de rechazarlo delicadamente, pero el joven
tomó la mano con la que ella intentó apartarlo y la acercó a él diciendo algo
en inglés. Cass se zafó y le pidió que se alejara, pero el chico le retrucó con
un “But if I don’t want to?”. Eso era malo, Cassandra comenzaba a ponerse
nerviosa y no sabía qué hacer. Si intentaba irse él la seguiría o la sujetaría,
cosa que tenía que evitar. Cualquier contacto físico, era mala idea. De repente,
todo se sucedió lentamente o tan rápido que nuestra pequeña protagonista tardó
un poco en procesarlo.
El muchacho comenzó a acercarse a ella pero se
frenó en seco y miró a la pared, junto a ella. Cassandra hizo lo mismo y no
pudo creer lo que veía. Dak Ho estaba reclinado a su lado con uno de sus brazos
sobre ella, apoyado en la pared. Él no dijo nada, se limitó a mirar con fiereza
al joven, que retrocedió unos pasos. ¿Cómo una cara tan linda podía tener unos
ojos tan fieros? Parecía imposible que encajaran, pero lo hacían a la
perfección. Dak Ho murmuró “Ka” (Vete) y el pretendiente se alejó sin decir
nada. Entonces los dos, ahora solos, se miraron un momento. Cassandra empezó a
agradecerle, pero él no se quedó a escuchar el resto. Se alejó de ahí y la dejó
sola con la incertidumbre de por qué la había ayudado.
La morocha lo pensó un momento. Seguía mirando
la fracción de pared donde antes se posara Dak Ho, sentía cómo sus cejas se
juntaban con disgusto. “Su actitud fue increíblemente indignante, pero
emocionalmente confusa y dramáticamente irritante. ¿Quién te mira así y luego
sale a correr? Si tuviera un diario, escribiría esto casi atravesando el papel
con la punta de la birome. ¡Lo odio!” Pensaba Cass, mientras quemaba con su
mirada la pared. Pero resolvió no darle más importancia de la necesaria,
volvería con sus amigas y olvidaría el asunto.
La mayoría de los invitados se congregó en el
centro de la sala para bailar. Lo que obligó a Cassandra a forcejear el último
medio tramo hasta donde estaba el gran sofá. Aunque no tuvo que esperar tanto
para ver a sus amigas. Justo allí, entre la espalda de una chica y el
puntiagudo codo de un muchacho, encontró a Janet con la mirada en llamas y, al
parecer, las mejillas también. Quería escupirle lo que sucedió con Dak Ho y
escucharla insultarlo, pero era evidente que Janet quería hacer lo mismo. Algo
le había pasado, así que pospuso su historia para escuchar la de ella.
-Janet, ¿qué te pasó? –le preguntó algo ahogada
por el calor de la gente.
-Que vine a buscarte. Vi cuando te fuiste y
cuando Dak Ho te siguió –le explicó Janet, con cierto desprecio en la voz.
“¿Dak Ho me siguió?” pensó Cass-. Pero antes de encontrarte, me volví a cruzar
con Coso… -sacudió la cabeza haciendo memoria-. Con Yeon. ¡Arg! Cómo se hace
odiar ese tipo.
-Vamos para allá –le ofreció Cassandra,
señalando hacia un espacio abierto junto a una de las barras–. Contame todo –le
pidió una vez que se apoyaron en la barra, con una lata de cerveza, cada una.
-Bueno… yo te estaba buscando, porque sé que no
tenés la mejor con Dak Ho, aunque hoy parecía que se llevaban bien. ¿De qué
tanto le hablabas? Él se sonreía un montón. Bueno después me contás bien –se
apresuró a agregar Janet, al ver la cara de descompostura de su amiga-. La cosa
es que estaba yo, súper apretada entre la gente y siento que me tiran de un
brazo –Janet sorbió de su lata-. ¿Quién era?
-¡Yeon! –respondió Cass, como si tuviera una
epifanía.
-¡Sí! Y me dice que me va a perdonar lo de
antes, si me tomo algo con él y charlamos. ¿Podés creer? –Cass asentía con
indignación en su mirada, lo que fue la señal para que Janet continuara-. Por
supuesto que le dije que no y me quise ir, pero me dio vuelta otra vez y me
dijo que no servía que me hiciera la difícil. ¿Te suena? –Cassandra abrió
grande sus ojos y asintió-. Pero ahora cambió un poco. Me dijo que un sopapo lo
da cualquiera.
-¡Cualquiera que se cruce con él! –la corrigió
su amiga y ambas bebieron de sus latas.
-Le hubiera dicho eso.
-¿Qué le dijiste?
-Le dije que hasta ahora nadie se había
merecido un sopapo de mi parte, pero que la forma en la que él me trató lo hizo
lo suficientemente digno. Y que nunca, nunca, Cass, iba a tomar algo con un
cretino que creyera que tiene la autoridad de tratar a cualquiera, como se le dé
la gana. Y me fui.
-Estuviste muy bien Janet. Se lo merecía. Eso
habrá sonado muy bien en inglés –apuntó Cassandra entusiasmada y llena de furia. Janet notó el compromiso de
su amiga y recordó algo.
-Si… sonó muy bien. Yo me escuchaba y me
encanté conmigo misma. Pero a vos ¿qué te pasó? –Cass tomó otro sorbo de su
lata y le soltó en tres respiros todo lo que pasó con Dak Ho. Al final, Janet
estaba tan confusa, como su amiga.
-¿Por qué hizo eso? O bueno… estuvo bien, pero
¿para qué te mira así? –se interrogó Janet con la misma exasperación que tuvo
Cass en un primer momento. Acordaron no decirles nada a las demás, hasta
después de la presentación. Así no se notaría la antipatía que las chicas, de
seguro, tendrían hacia el muchacho, mientras estuviera en el escenario. No
querían arruinar el buen ambiente que había entre los miembros de la banda y
ellas.
De vuelta en el gran sofá, todo parecía ir
bien, más que bien, según las bromas que se gastaban y las apuestas que se
hacían. Janet y Cassandra retomaron su lugar en el grupo muy disimuladamente,
entre risas. Se miraban de soslayo de vez en cuando, pero no iban a hablar
hasta terminada la fiesta. La cosa se estaba poniendo muy divertida, Ji Soo
parecía ser el alma de la fiesta, al igual que Joe, el centro de sus bromas.
-… como el cabello de Joe. ¿Sabían que al
principio solo quería tener un marrón normal? –comentaba Ji Soo, como si tal
cosa-. Pero la colorista era nueva y se le pasó la mano. Yo estaba con él y
siempre me arrepiento de no haber filmado su expresión de horror –Joe lo
fulminó con la mirada-. Aunque nuestro gran bajista supo salir del apuro con
estilo –se apresuró a corregir-. Morena, ¿verdad que ese corte le queda muy
bien?
La aludida volteó hacia Joe. Tenía el cabello
oscuro rapado a los lados y rebajado en la nuca, concentrando la mayor parte de
su peinado en la coronilla, donde era abundante y levemente ondulado y de un
color rojo atrevido o naranja intenso, difícil de decir, aunque se mezclaba muy
bien con el negro de abajo. Al tener la cara un poco angulosa y la mirada
intensa, ese corte era pura personalidad, o ingenio, como había dado a entender
su mejor enemigo y compañero de banda. Entonces Morena lo miró mejor.
-¿Te delineaste los ojos? ¿Querés matar a todas
las solteras presentes? –soltó en casi un grito, la trigueña sentada junto a
él. A lo que Joe sólo se sonrió en señal de gratitud y muy disimuladamente, Ji
Soo susurró un “Kamsamnida” (“Gracias”) a su salvadora mientras tomaba asiento
del otro lado.
-Pero creo que contrarresto ese efecto con
estos pantalones –comentó humildemente Joe, levantando una pierna para que
todas vieran sus ajustados pantalones a cuadros.
-Yo creo que no. Porque es negro y gris –lo
consoló Cass y Joe torció una sonrisa mientras agachaba la cabeza.
-¡Sí! Y ese cinturón de cuero con esas botas
onda militar, le quitan todo lo anti sexy que pueda tener el cuadriculado
–agregó alegremente Regina. El muchacho se rascó la nuca, como si sintiera
vergüenza.
-¡Basta, chicas! ¿No ven que eso es lo que
quiere? –les advirtió Sara algo escandalizada y Joe la miró con los ojos
entrecerrados-. Se regodea en su look de chico cool, pero se hace el humilde
para que lo bañen en cumplidos –sin miramientos, Sara reveló las intenciones
del joven y no se molestó en ver ese efecto en sus ojos.
-¿Cómo podes hablar así del pobre chico? Ni que
lo conocieras de toda la vida –trató de defenderlo Janet.
-No hace falta, yo sé eso. Porque es lo que yo
hacía cuando era adolescente. Los gestos, las poses y los comentarios de Joe,
son muy obvios para mí –Sara y Joe se miraron con un amistoso rencor.
-Ya se, Sara. La idea era que se sienta
alagado, para que así no fuera a matar al pobre de Ji Soo, más tarde –le
confesó Morena, que hasta ese momento, había llevado la conversación a donde
quería. Pero era normal que Sara arruinara sus planes en este tipo de
situaciones. Nunca, a lo largo de toda su amistad, había conseguido hacerle
entender sus sutilezas y complicidades a través de miradas o gestos.
Sencillamente tenía que ser muy clara con la colorada, para hacerse entender.
Con esto dicho, el cool del grupo recordó cómo
empezó todo y volvió a mirar a Ji Soo con reproche. Pero su amigo se limitó a
entretenerse con las luces de colores mientras bebía de su baso, muy despacio.
Yun Jae los observaba algo entretenido y expectante. Entonces recordó.
-Ya es hora –anunció y los miembros de la banda
se pararon, como propulsados por un resorte. Tomó su baso y sus compañeros
hicieron lo mismo-. ¡LET’S PLAY! –gritó y un fuerte “¡YEA!” se alzó en
respuesta.
Los chicos subieron al escenario
improvisado que usaban siempre que tocaban en la casa de Dak Ho. En el fondo de la gran casa había una galería
y ahí era donde se disponían a tocar. A pesar de que la noche era bastante
fría, los chicos no parecían sentirlo, a excepción de Yun Jae que se frotaba
las manos antes se sentarse detrás de su batería y acomodaba su grueso gorro de
lana. Joe afinaba su bajo dorado, que contrastaba bastante bien con su ropa
oscura, y Ji Soo tomaba agua mientras esperaban a Dak Ho que siempre era el
último en llegar. Dak Ho estaba en su cuarto, había ido en busca de algo que ya
no recordaba qué era, estaba nervioso, se miraba cada tanto en el espejo
controlando que todo estuviera en orden. ¿Qué le pasaba? “Yo no soy así” se
repetía serio para sus adentros, camino a la galería. Carraspeó varias veces la
garganta y suspiró exageradamente antes de salir. El viento le golpeó el rostro
e hizo que lagrimearan sus ojos. El viento estaba helado. Subió al escenario
sin mirar a nadie y tomó el micrófono sin levantar la vista.
– ¿Hello? –dijo, como probando sonido
y se notó cómo el vapor salía de su boca a causa del frío. Se escucharon
algunos silbidos y varios aplausos. Dio vuelta e hizo una seña con la mano
hacia sus amigos y comenzaron a tocar.
Las chicas tenían buena vista del
escenario. Estaban a un costado del salón junto a una de las barras que se
habían alquilado para la fiesta. algunas recostadas sobre la barra como Sara y
Janet, Cassandra estaba junto a ellas y Regina del otro lado junto a Morena que,
de pie junto a Jung Bin, parecía más pequeña de lo que realmente se sentía. Todas
sintieron un alivio al ver que él y Byun Ki se quedaban con ellas y no se iban
a donde estaba la amiga d Jung Bin que, al parecer, tenía problemas raciales o
algo así, por cómo ella y sus amigas miraban a nuestras protagonistas. El
alivio venia más por el hecho de que con los dos ahí "Esos", como los llamaba Sara
despectivamente cada vez que salía a colación el tema de aquellos "Estúpidos",
como decía Morena, que las habían querido acosar cuando llegaron, no se
acercarían.
Escuchaban a la banda atentamente, tan
atentamente como los observaban. Eran buenos. Muy buenos al criterio de todas y
eso era algo importante debido al diferente gusto musical de cada una. Aunque
tenían esos momentos en que acordaban que tal o cual cantante o grupo les
parecía genial a todas por igual. Pero en lo que más estaban de acuerdo, era en
que Dak Ho no parecía el mismo Dak Ho de unos días atrás, ni del que cuando
llegaron a la casa, era como si una versión menos bizarra de Dr. Jekill y Mr.
Hyde se presentara ante sus ojos, dos personas distintas viviendo dentro de un
mismo ser, habían visto a ese chico callado, serio, hasta antisocial rayando lo
descortés, pero en aquellos momentos, las cinco quedaron asombradas. Tal vez
una más que las demás. Cassandra trataba de ocultar su espasmo al verlo cantar,
moverse en el escenario, de una manera... ¿descaradamente atractiva? Los
recuerdos de una hora antes volvían a su mente, como latigazos. Sentía
impotencia al pensar que podría gustarle ese chico, un momento atento y después
odiosamente indiferente. ¿Quién se creía que era? No importaba quien se
creyera, había decidido que ya no le afectaría. Sólo disfrutaría del recital y
se divertiría con sus amigas… que a fin de cuentas, es lo que fue a hacer.
Olvidó sus indeseadas cavilación y disfrutó de la música, era una banda
interesante, todas coincidían en eso, ya los habían escuchado en el estudio
unos días antes pero no se comparaba. Los músicos tienen esa manía de parecer
indiferentes en un ensayo y sacar todo de sí en una presentación y eso, es
exactamente lo que veían en aquel momento. Cada uno concentrado en su
instrumento y con cada uno a la vez, esas miradas de soslayo que solo ellos
entendían, esas risas cómplices cuando se equivocaban y que solo ellos se daban
cuenta, todo eso mostraba no solo una buena banda, sino unos buenos amigos
haciendo lo que más les gusta. Su estilo era variado, algunas canciones tenían
influencias muy rockeras y otras más pop, pero nunca saliendo de su estilo
indie. Hubo una que a las chicas le gustó en particular y de tanto repetir el
estribillo ya cantaban algunas partes, Jung Bin cantaba las canciones como si las hubiera escrito él,
esto divertía a las chicas porque todas las canciones estaban en inglés y el
acento de Jung Bin era algo gracioso. Sólo una canción estaba en coreano. Pero
podían deducir por la música, las caras de Dak Ho y el emocionado público femenino, que se trataba
de una romántica. Dak ho se movía por todo el escenario cantando y haciendo
caras por momentos feroces y por otros enamoradas, dependiendo de la canción. Todos
los chicos tenían su solo en algunas canciones, Joe siempre buscaba a Ji Soo y
se juntaban para hacer su solo de guitarra y bajo que producía grititos por
parte del público femenino, Yun Jae era bastante excéntrico a la hora de tocar
y en su solo se paraba, se sentaba y al final tiraba sus baquetas, que todos se
lanzaron para agarrar. Así terminaron de tocar cuatro canciones, y prometieron
volver más tarde para tocar algunas más, a esto ya las chicas estaban
impresionadas y admiradas para con la banda, ya que nada de eso era lo que
habían visto en el estudio días antes, ni esperaban ver. Los chicos se bajaron
del escenario y saludaron a algunos que se les abalanzaron recorriendo de a
poco el salón, saludando a todos y agradeciendo los cumplidos. Un par de chicas
se acercaban tímidamente a Joe y le tendían pequeños envoltorios, algunas cajitas
y bolsitas, y después de una sonrisa tímida, se alejaban. Al terminar de
recorrer el lugar, fueron a donde se encontraban sus cinco nuevas amigas,
quienes los recibieron con una ola de alabanza, acompañada de un “¡Wuuu…!” algo
agudo, pero encantador. Jung Bin y Byun Ki las miraron sorprendidos. ¿Cuándo
planearon eso?
-Gracias, chicas. Nos lo merecemos
¿verdad? –soltó muy alegre Ji Soo y fue a chocar los cinco con Regina.
-Esto… quiero presentarles a mi
hermano –anunció Dak Ho algo incómodo y se movió a un lado, para dar lugar a
quien había presentado. El hermanastro malvado surgió de entre los miembros de
la banda mirando hacia abajo desde lo largo de su altura, con aire petulante y
las manos en los bolsillos. Todas lo apreciaron bien, por primera vez. Incluso
Janet. Tenía el cabello premeditadamente desprolijo y peinado de lado. Algo que
parecía un saco de vestir azul a rayas blancas, pero más informal que eso
cubría una camiseta de colores fríos en transición. Terminaba en pantalones de
vestir del mismo estilo del saco, aunque sin las rayas y unos mocasines claros
de punta cuadrada. Más tarde, Sara y Morena coincidirían que su estilo era
“elegante sport”-. Yeon… ellas son las chicas de las que te avise.
-Encantado –soltó Yeon en medio de una
reverencia. Por supuesto que habló en inglés. Parecía el malo de la película
que seduce a la damisela y luego la abandona. Pero las chicas no podían ser mal
educadas con él frente a los demás, asique se forzaron a devolver la
reverencia, sin siquiera mirarlo. Así fue como ninguna notó el guiño que Yeon
dirigió hacia Janet, que cometió el error de mirarlo al sentir su mirada.
Nuestra protagonista sintió un calor que recorría su espalda hasta la nuca y
trató de no respirar, mientras quemaba el fuego tragando un poco de saliva.
-¡Vos! ¿Qué te dieron y qué me vas a
convidar? –podríamos decir que “preguntó” Morena mientras señalaba de forma
acusadora a Joe, que tendió hacia ella sus regalos y la dejó escoger. Esto
calmó la tensión de sus amigas, que comenzaron a relajarse y tomar asiento-.
¿Estos son chocolates? No te gustan ¿verdad?
-¡More! –Janet se alarmó ante la falta
de vergüenza de su amiga o tal vez sólo estaba descargando sus nervios-. No le
saques sus regalos.
-Está bien. No soy fan de los
chocolates –comentó Joe y los tres se sentaron juntos en el medio del sofá.
-Me encaaanta tu voz. Ese agudo en la última
estrofa estuvo muy bien logrado –comentaba Sara mientras se sentaba junto a
Janet.
-Gracias, lo tuve que practicar
bastante –confesó Dak Ho ocultando su vergüenza.
-Tendrías que haber visto cómo se
ponía en los primeros ensayos. Odiaba la canción y por eso nos enloquecía a
todos –comentó algo divertido Yun Jae, sentado junto a ellos.
-¡Pero si es re lindo tema! –dijo Sara
entre sorprendida y triste.
-Lo es –trató de explicarse Dak Ho.
-Después de veinte ensayos –agregó Yun
Jae y su amigo lo miró amenazante. El baterista lo miró con indiferencia y
sorbió de su botella. Comenzaron una agradable charla con comentarios
interesantes por parte de Dak Ho, revelaciones innecesarias de parte de Yun Jae
y miradas algo tímidas entre él y Sara.
-Yo creo que se van a volver famosos
algún día –decía muy entusiasmada Regina.
-Yo pienso igual, por eso estoy
siempre pegado a ellos, puede traerme beneficios –bromeó Byun Ki y ambos se
sonrieron, como si salieran de una ensoñación. Cass estaba sentada junto al
chico que parecía interesado en Regina, y no podía creer lo evidente que era.
-¿Vos qué opinas, Cass? –quiso saber
Regina, que no había notado nada raro en el, a su parecer, muy simpático Byun
Ki.
-Creo que tienen mucho talento, seguro
llegan lejos. ¡Brindo por eso! –celebró y levantó una lata de cerveza nueva,
con languidez. Pero tuvo que reforzar el movimiento porque sus dos compañeros
hicieron lo mismo, con notable entusiasmo.
-¡Salud! –gritaron ambos y pronto
todos los siguieron.
Tres rondas de “Salud” después, todo
volvió a la normalidad y, divertida con el revés, la pequeña Cassandra no
advirtió que sus ojos rodaban hacia donde Dak Ho, quien le devolvió la mirada
pero la apartó antes que ella. “Mierda” pensó la morocha y bebió un poco más.
Entonces se fijó por Janet, ella estaba junto a Morena y Joe, haciendo
apuestas, bebiendo a cualquier excusa y mirando disimuladamente hacia su
izquierda de vez en cuando. Yeon se encontraba al final del recodo del sofá en
L. Justo al borde y mantenía una conversación con Ji Soo y Yung Bin, o fingía
hacerlo mientras observaba descaradamente a Janet. “¡Qué persona más molesta!”
pensó Cass con renovada indignación. Buscando quién le dé la razón, posó sus
ojos en Dak Ho, que lo conocía muy bien. ¿Pero de qué serviría? Él estaba muy
lejos de ella, como para que le preguntara nada y no podía decir nada de todas
formas, así que lo mejor era volver a lo suyo con Regina y Byun Ki. Para su
pesar, en el momento de su peor gesto, Dak Ho la miró con un suave parpadeo, o
así lo sintió ella, y al ver su expresión el joven se tensó un poco y volvió a
apartar la vista. “Pero la caje…”
-¿Qué clase de mujeres son ustedes?
–Ji Soo se había parado y señalaba a las chicas una por una-. Todas beben.
Cerveza o tragos, pero todas beben. No son nada delicadas ¿verdad? –Sara levantó
una ceja, incrédula. Y Jung Bin tiró a su amigo de la manga para sentarlo.
-No hables así. Estas siendo grosero
–lo frenaba Jung Bin.
-¿El qué? ¿Grosero? –Ji Soo, algo
mareado, buscó una explicación mirando a sus compañeros de banda.
-Que si estás borracho, debería
callarte –le señaló Joe con un gesto de la cabeza.
-¿Chonmal? –Preguntó Ji Soo, ladeando
la cabeza -. Chogui… ajusshi… (¿De verdad? - Esto… tío/señor/anciano)
-¿Wo? ¿Muorago? ¡¿Ajusshi?! –lo
interrumpió Joe algo molesto-. ¡YA! ¿Chugul-le? (¿Qué? ¿Qué dijiste? ¡¿Tío?! - ¡HEY!
¿Quieres morir?)
-Ya… ¿pi-jiosoyo? (Hey… “¿te nojate?”*)
–Ji Soo parecía realmente mareado.
-Joc-pal-lio... (Qué vergüenza) -murmuró Yun Jae y codeó a Jung Bin
-Ya… ib-tachio (Hey… cierra la boca)
–esta vez, Jung Bin tiró con más fuerza de Ji Soo y lo forzó a sentarse.
–Kwenchana, hyeong (Está todo bien,
hermano) –tranquilizó Dak Ho a Joe y finalizó la pelea.
-Aish… Keurom, kwenchana (Ay… De acuerdo, está bien) –dijo Joe con un tono
marcadamente sarcástico. Era evidente que no iba a dejarlo pasar.
Nadie se puso tenso en lo que duró la
pelea. Más bien estaban muy entretenidos. Miraban de uno a otro lado, siguiendo
las respuestas con las bocas entreabiertas, como si de un partido de tenis se
tratase. Acostaron a Ji Soo a un lado del sofá, que ahora tenía más espacio.
Era extraño, ellos eran doce y entraban cómodamente, pero sin lugar a nadie más
y ahora, de repente cabía el borrachín de Ji Soo estirado a lo largo del recodo
del sillón. Yun Jae lo advirtió y hecho una ojeada a los presentes.
-¿Dónde están Cass y Janet? –preguntó
sin mucho interés. Automáticamente las chicas las buscaron y al no ver rastro
de sus amigas, las llamaron. Habían aprovechado la pelea entre Joe y Ji Soo,
para escapar. Cassandra alegó que no se sentían muy bien y volverían en taxi,
pero no les avisaron porque parecían muy entretenidas. Y era cierto, Sara, Morena
y Regina, la estaban pasando de maravilla y tomaron esa excusa sin pensarlo
mucho. Incluso no pudieron notar la quemazón en sus pieles al ser penetradas
por tres rencorosos pares de ojos.
-Es tan molesto ¿Qué puede ser tan
gracioso? –preguntó la de estatura media y cabello hasta por debajo de los
hombros.
-De seguro nada interesante. Cualquier
tontería, como “De donde vengo, el sol se pone al Oeste” y él ya estaría
fascinado –la de altura promedio miró con furia a la más baja-. No quise decir
que Byun Ki sea así de tonto. Sólo que esa chica parece hablar con efusividad
de todo. TODO –puntualizó fulminando a su amiga desde su corta estatura, para
devolverle un poco del veneno que le estaban lanzando.
-¿Por qué se preocupan por Byun Ki? Él
sólo está siendo amable. Ya sabemos cómo se comporta con las personas que
recién conoce. El que me preocupa es Yeon –les confesó la más alta de las tres
mientras apoyaba un codo sobre la palma de la otra mano, para beber
cómodamente.
-Claro que no. No hay razón para
preocuparse –le aseguró la del medio.
-Esa chica… vieron cómo la persiguió
al llegar. Y luego no le sacó los ojos de encima. Sin mencionar la forma en que
la miraba cuando estuvieron en el mismo grupo –volvió a tomar de su baso y sus
amigas esperaron a que termine de especular-. Y es tan delgada… si quisiera a
una así, pues… -sus amigas vieron a dónde iba y después de alzar los hombros
por la alarma, tomaron aire.
-¡Ay, no! Tú no eres ninguna flacucha
–la frenó la más baja.
-Para ser coreana, unnie** tiene un
cuerpo increíble –le aseguró la de estatura media.
-¿Qué? Unnie, las pelotas –le espetó
con los ojos tan abiertos, que parecía a punto de devorarla. Pero luego de
soltarlo, se calmó y volvió a su posición original-. En fin, creo que esas
chicas serán un problema.
-Tú puedes vencer fácilmente a la
flacucha de pelo castaño, pero me preocupa nuestra pequeña Sunny. Aquella
corpulenta chica de rizos parece ser una fuerte contrincante –ella miró a su
amiga con una sonrisa y varios parpadeos.
-No, no, no. Esa no es la única. ¿Qué
hay de la pelirroja? Parece ser importante para Yun Jae oppa –la más alta
levantó una ceja a su amiga, como desafiándola.
-Ellas no me importan… a fin de
cuentas… todos vuelven a lo que es seguro –se defendió Sunny.
-Eso quiere decir… -la alentaron las
dos.
-Si… eventualmente esas chicas se irán
y nosotras seguiremos acá.
*Pi-jiosoyo: Significa “¿Te
enojaste?”, pero es mucho más informal y como no existe una forma más informal
que está en el español. Digamos, que la pregunta fue casi vulgar en su
pronunciación.
**Unnie: Es la manera en que las
chicas llaman a las chicas que son mayores a partir de un año de diferencia.