miércoles, 5 de junio de 2013

Capitulo 10


“La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad”
 (Sir Francis Bacon)

 Los vidrios translúcidos en la puerta de dos hojas de la entrada, no dejaban ver casi nada. Adentro estaba algo oscuro y algunas ocasionales luces de colores iluminaban el ambiente, dejando ver un buen número de siluetas caminando por ahí o reunidas en pequeños grupos. Entraron por una sola hoja y caminaron lentamente y muy agazapadas una a la otra, intentaron pasar desapercibidas.
-¡Ay! No puedo así. Me aprietan todo, chicas. –Morena zarandeó los hombros y liberó sus brazos de Cassandra y Regina, empezando a caminar sola–. Acá se está bien. No hace calor y ahí parece que hay una barra. Vamos ahí para tomar algo primero –Morena se volteó para ver sus respuestas y sólo encontró a Sara y Regina que tenían caras de sorpresa. Buscó con la mirada a sus amigas restantes y sólo advirtió la carrera de Janet hacia el baño, con Cassandra y un muchacho muy alto pegados a sus talones.
-Creo que ese era Yeon –apuntó Sara que seguía la trayectoria de Janet.
Las tres amigas abandonadas se quedaron en su lugar, esperando por las otras dos. Pero no había pasado mucho tiempo cuando vieron aparecer tras el giro en la escalera, que llevaba al baño, al que parecía ser Yeon, sujetándose fuertemente un lado de la cara, visiblemente colorada y él, evidentemente molesto. Cuando pasó junto a ellas, ni siquiera las miró y fue a sentarse con un grupo de chicos que lo acuciaron a preguntas antes de echarse a reír. Los que estaban a cada uno de sus lados lo palmearon al mismo tiempo y luego se incorporaron.
- …ese pedazo de idiota, tan creído. Me molesta la gente así. ¡Quisiera una metralleta para matarlos a todos! –Las fuertes acusaciones de Janet interrumpieron la escena que Sara, Regina y Morena estaban mirando, y se voltearon hacia su amiga que regresaba del baño con Cass siguiéndola, tratando de sujetar su brazo a modo de consuelo.
-¿Qué pasó? ¿Qué fue todo eso? –Sara no daba más de la curiosidad.
-¡Ése era Yeon! –Dijo Cassandra a Morena y Sara que habían estado en el estudio con ella, cuando Yun Jae les enseñó una fotografía del chico-. Contales…
-Me tomó del brazo y me dijo que tomara con él, y yo me solté, le dije que no y las seguí. Entonces me agarró otra vez y me dijo que sólo era una cerveza. Y para eso Morena ya estaba muy adelante y ustedes también, así que quise ir al baño y él me siguió…
-Y yo justo la vi y fui con ella –acotó Cassandra.
-Si… y cuando estábamos llegando al baño, él me frena y me dice… ¡Arg! Me dice que no servía que me hiciera la difícil, si de todas formas iba a caer.
-¡Y le dio un tremendo sopapo! –Finalizó Cass muy emocionada.
-¿Y le dolió? Pobre, no creo que haya sido para tanto –trató de apaciguar  Regina.
-Vos estas re loca -la sentenció Sara.
-Si lo hacía More, de seguro no decían tal cosa –Todas buscaron a Morena con la mirada, pero ella no estaba ahí. La encontraron un par de metros, adentrada en la fiesta, poniendo mala cara a un chico que trataba de agarrarla de los hombros a cada rechazo. Morena ya estaba que echaba chispas y Sara decidió socorrerla, pero la detuvo un muchacho algo desaliñado que le habló en un coreano críptico. No era posible, ¿de verdad tenían que pasar por semejante cosa? Janet, Cassandra y Regina estaban expectantes, esperando a ver cómo se desarrollaban ambas escenas. Podrían haberlas ayudado, pero era más divertido ver cómo los rechazaban. De seguro no superarían la resolución de Janet, pero valía la pena.
Lo que sea que estuvieran esperando, no sucedió. Es más, ni Sara ni Morena tuvieron que mover un pelo para zafarse de esos chicos. Repentinamente apareció Yun Jae, detrás del acosador de Sara y lo agarró del hombro. Sea lo que fuera que le dijo en coreano, el muchacho le lanzó una última mirada de rencor a Sara y se alejó perdigando palabras y gestos con las manos. Sara y Yun Jae se miraron algo incómodos.
–Esto… Gracias –urmuró Sara, mirándolo de soslayo. Ahora sí le quedó claro. Yun Jae no podía ser más hipster. Su cabello largo y ondulado estaba adornado con un gorro de lana gris oscuro, que caía pesadamente hacia su nuca. Tenía abierta una camisa escocesa a cuadros rojos, blancos y negros sobre una remera blanca con impresiones en trazos negros. Unos jeans oscuros y algo ajustados, metidos dentro de sus botas negras de medio caño y kilométricos cordones. Pero lo más delator de todo, eran los anteojos negros de marco grueso. Tenía que hacer un comentario sobre ellos.
–No deberías venir vestida así, si no querés mucha atención. Quiero decir que estás muy linda –se explicó rápidamente Yun Jae al ver que Sara abría los ojos como platos. Sabía que eso significaba que estaba por empezar a discutirle.
–Eh… ¿gracias? –Se sintió acalorada por el cumplido y entonces se acordó de Morena-. ¡Ah! Ayuda a Morena, por favor.
–No hace falta –Yun Jae señaló hacia donde se encontraba la trigueña. Sara pudo ver que Jung Bin se ponía al lado de su amiga y la agarraba del hombro, mientras hablaba con el joven que momentos antes había fallado en hacer lo mismo. El chico parecía discutir con Jung Bin, quien respondía a todo con una sonrisa, aferrando a Morena en cada respuesta, hasta que ésta pareció entender lo que pasaba y entrelazó sus dedos con los de su salvador. –. Game Over –Susurró Yun Jae, ya junto a las demás chicas y observaron alejarse al desconocido.
Morena arrastró a Jung Bin hasta donde se encontraban sus amigas con una enorme sonrisa de satisfacción. Él estaba muy distinto al vecino que acostumbraban ver. Sabían que era él por la camiseta debajo de una camisa a cuadros azules y los jeans algo holgados. Muy su estilo. Pero la bufanda gris tan urbana y esa campera negra de símil cuero negro, las confundió un poco. Bueno… tenía capucha y parecía bastante simple, así que aún seguía allí la esencia de Jung Bin. Morena saludó enérgicamente a Yun Jae.
–No es que quiera ser metida, pero… ¿Qué haces acá Jung Bin? –Preguntó con ojos de disculpa Cassandra.
–Él y los miembros de la banda son mis amigos desde hace… mucho tiempo. Y además soy su gran fan –respondió un sonriente Jung Bin, que todavía sostenía la mano de Morena.
–Jung es esa clase de fan que nos trae tortas, refrescos y nos teje bufandas –se burló Yun Jae, dándole un puñetazo cariñoso en el hombro.
–¡Qué atento! -Comentó asombrada Janet.
–No… es mentira. Yo no hago eso. Soy la clase de fan que va a todos sus ensayos y bebo sus cervezas –trató de defenderse el castaño.
–Eso es tan cierto –admitió Yun Jae–. Él viene con nuestro selecto grupo de fans -comentó, señalando hacia un grupo de chicas que estaban apartadas de la masa que se concentraba en el centro del salón. Las saludó agitando el brazo para hacerse notar. Una, la más baja, le devolvió el saludo y sonrió juguetonamente hacia Jung Bin, quien le devolvió el saludo con la mano libre. Al ver esto, disimuladamente, Morena trató de soltar al muchacho.
-Ella es una conocida de la secundaria –contó de forma ocasional el vecino de Regina- y también es fan de The Mirror -un patético “Ah…” se extendió entre las chicas, que no pudieron dejar de percibir toda la escena, por más sutil que haya sido cada gesto.
-Vengan, chicas. Nosotros estamos sentados por allá. En un momento vamos a tocar –les anunció Yun Jae, que parecía haber notado un cambio en el ambiente. Todas siguieron a los dos chicos mientras miraban de reojo a las tres chicas que ahora les dirigían miradas poco amables. La más alta y de cabello más largo, parecía mirar con particular recelo a Janet, al igual que la más baja a Sara y Morena, mientras que la tercera simplemente las miraba a todas con igual rencor. ¿Quiénes eran esas chicas? ¿Por qué ese empeño en parecer la versión malvada de las chicas súper poderosas?
Al llegar donde se encontraban los miembros de la banda, un chico que no conocían se paró de inmediato y las saludó con una reverencia, a diferencia de los demás, que estaban más confiados con las chicas y se limitaron a saludar con las manos y a hacerles espacio. Estaban en un sillón con forma de L. El joven desconocido se presentó en un inglés muy aceptable, al parecer ya estaba avisado sobre las chicas.
–Mucho gusto, mi nombre es Ham Byun Ki -reverencia–. Soy amigo de los chicos desde la secundaria –se presentó, dirigiendo una sonrisa hacia Regina, que lo miraba atentamente. Si bien no era miembro de la banda, lo parecía. Su corte de pelo era muy jugado, pero no se podía negar que le daba mucho estilo y le quedaba bastante bien. Con su cabello castaño rapado de un lado y el resto tirado hacia el otro en ondas despeinadas, tenía todo para parecer un idol. Su sonrisa tenía una forma graciosa, la manera en que se le torcían los labios, remarcaba las comisuras y las mejillas elevadas, entrecerraban sus ojos, haciendo que su expresión fuera más picarona que simpática.
 –Sentate acá –le indicó Regina muy alegre, palmeando el espacio libre junto a ella. Byun Ki dudó un momento y mientras pasaba una mano por su nuca, aceptó la invitación. Una vez a su lado, le dedicó otra reverencia algo tímida, en contraste a su presentación y ya no pudo hacer más. Regina comenzó a platicarle con un montón de preguntas y miradas de asombro con sus respuestas.
Morena estaba junto a Yung Bin y Ji Soo. Se reían tanto, que daban ganas de saber de qué hablaban, pero de seguro sólo se trataría de Morena diciendo un montón de tonterías, que iban con la ocasión. Sara estaba enfrascada en una discusión con Joe y, cada vez que la pelirroja lo contradecía, apoyaba escandalosamente su lata de cerveza en la mesa ratonera y soltaba un fuerte suspiro, no podían ponerse de acuerdo en el TOP FIVE de los mejores guitarristas. Y Yun Jae mantenía una tranquila charla con Janet y Cassandra. Siempre era fácil hablar con él, ya que no hablaba demás y eso era cómodo para ellas dos. En un momento Cass soltó una fuerte risotada por un chiste muy ocurrente de Yun Jae y su mano fue a parar al pecho de alguien junto a ella. Pero ¿quién podía ser? Ella estaba sentada en el extremo opuesto de Regina y Byun Ki, y el resto de conocidos estaba en frente. A su lado sólo había un puesto vacío. Giró algo desconcertada y lista para disculparse, pero las palabras se le atoraron en la garganta. Dak Ho estaba junto a ella y la miraba con esos ojos insondables que no decían nada, ni siquiera si le molestó el golpe.
 –Yo… disculpa. No te ví. ¿Llevas mucho tiempo acá? –Definitivamente sus nervios no la iban a vencer. Tendría una conversación frugal y luego se voltearía para ignorarlo.
–Sólo desde que la película de El Señor de los anillos, no le hace justicia al libro –le indicó Dak Ho y una de sus comisuras se estiró levemente.
–Si… eso es lo que yo pienso. ¿Vos no? –Cass se giró hacia él y adoptó la pose más casual que podía, estando sentada y con las piernas cruzadas. Era una postura bastante bien lograda.
–Creo que tenés razón. El hecho de que no pusieran en la película partes de las aventuras de los Hobbits, ya me molestó –la comisura de sus labios se estiró un poco más y Cassandra comenzó a hiperventilar. Ese chico la ponía muy nerviosa o podía ser por la emoción de escucharlo hablar tanto, que se ponía así.
De a poco, Cassandra comenzó a controlar sus palpitaciones y pudo mantener una agradable conversación con Dak Ho. Hasta que ella hizo una broma que hizo soltar una carcajada a Dak Ho. Y ya no aguantó. En el medio de su risa, el chico se cubrió la boca con el reverso de la mano y luego pasó un dedo gordo por el borde del labio inferior, mientas movía suavemente la cabeza de un lado a otro. De seguro comenzaba a formarse una opinión de ella. Pero eso no le importaba a Cassandra… verlo hacer ese gesto, la acaloró. Era muy sensual en esa pose algo encorvada y su look rockero con ese sombrero ladeado. Tenía que hacer algo antes de que él levantara la vista y viera en su cara cuánto le gustaba aquello.
–Me voy un momento –se excusó torpemente y tambaleó fuera del grupo. Tenía mucho calor, las mejillas le ardían y eso le molestaba. Él siempre fue de lo más insípido con ella, así que no contaba este encuentro, porque en las fiestas todos se llevan con todos. A demás, era el anfitrión, por supuesto que se iba a detener a charlar con ella un momento. Decidió ir por una cerveza para refrescarse un poco. Tomó una de las que estaban en la nevera junto a la barra y se dirigió al descanso de la escalera para calmarse, pero se detuvo antes.
Recargada en la pared, donde no había tanta gente, comenzó a tranquilizarse. Ya casi se había convencido de que el repentino encanto de Dak Ho, era pura cortesía cuando alguien interrumpió sus cavilaciones. Un muchacho se paró frente a ella y le dijo algo que Cassandra entendió como un cumplido. Trató de rechazarlo delicadamente, pero el joven tomó la mano con la que ella intentó apartarlo y la acercó a él diciendo algo en inglés. Cass se zafó y le pidió que se alejara, pero el chico le retrucó con un “But if I don’t want to?”. Eso era malo, Cassandra comenzaba a ponerse nerviosa y no sabía qué hacer. Si intentaba irse él la seguiría o la sujetaría, cosa que tenía que evitar. Cualquier contacto físico, era mala idea. De repente, todo se sucedió lentamente o tan rápido que nuestra pequeña protagonista tardó un poco en procesarlo.
El muchacho comenzó a acercarse a ella pero se frenó en seco y miró a la pared, junto a ella. Cassandra hizo lo mismo y no pudo creer lo que veía. Dak Ho estaba reclinado a su lado con uno de sus brazos sobre ella, apoyado en la pared. Él no dijo nada, se limitó a mirar con fiereza al joven, que retrocedió unos pasos. ¿Cómo una cara tan linda podía tener unos ojos tan fieros? Parecía imposible que encajaran, pero lo hacían a la perfección. Dak Ho murmuró “Ka” (Vete) y el pretendiente se alejó sin decir nada. Entonces los dos, ahora solos, se miraron un momento. Cassandra empezó a agradecerle, pero él no se quedó a escuchar el resto. Se alejó de ahí y la dejó sola con la incertidumbre de por qué la había ayudado.
La morocha lo pensó un momento. Seguía mirando la fracción de pared donde antes se posara Dak Ho, sentía cómo sus cejas se juntaban con disgusto. “Su actitud fue increíblemente indignante, pero emocionalmente confusa y dramáticamente irritante. ¿Quién te mira así y luego sale a correr? Si tuviera un diario, escribiría esto casi atravesando el papel con la punta de la birome. ¡Lo odio!” Pensaba Cass, mientras quemaba con su mirada la pared. Pero resolvió no darle más importancia de la necesaria, volvería con sus amigas y olvidaría el asunto.
La mayoría de los invitados se congregó en el centro de la sala para bailar. Lo que obligó a Cassandra a forcejear el último medio tramo hasta donde estaba el gran sofá. Aunque no tuvo que esperar tanto para ver a sus amigas. Justo allí, entre la espalda de una chica y el puntiagudo codo de un muchacho, encontró a Janet con la mirada en llamas y, al parecer, las mejillas también. Quería escupirle lo que sucedió con Dak Ho y escucharla insultarlo, pero era evidente que Janet quería hacer lo mismo. Algo le había pasado, así que pospuso su historia para escuchar la de ella.
-Janet, ¿qué te pasó? –le preguntó algo ahogada por el calor de la gente.
-Que vine a buscarte. Vi cuando te fuiste y cuando Dak Ho te siguió –le explicó Janet, con cierto desprecio en la voz. “¿Dak Ho me siguió?” pensó Cass-. Pero antes de encontrarte, me volví a cruzar con Coso… -sacudió la cabeza haciendo memoria-. Con Yeon. ¡Arg! Cómo se hace odiar ese tipo.
-Vamos para allá –le ofreció Cassandra, señalando hacia un espacio abierto junto a una de las barras–. Contame todo –le pidió una vez que se apoyaron en la barra, con una lata de cerveza, cada una.
-Bueno… yo te estaba buscando, porque sé que no tenés la mejor con Dak Ho, aunque hoy parecía que se llevaban bien. ¿De qué tanto le hablabas? Él se sonreía un montón. Bueno después me contás bien –se apresuró a agregar Janet, al ver la cara de descompostura de su amiga-. La cosa es que estaba yo, súper apretada entre la gente y siento que me tiran de un brazo –Janet sorbió de su lata-. ¿Quién era?
-¡Yeon! –respondió Cass, como si tuviera una epifanía.
-¡Sí! Y me dice que me va a perdonar lo de antes, si me tomo algo con él y charlamos. ¿Podés creer? –Cass asentía con indignación en su mirada, lo que fue la señal para que Janet continuara-. Por supuesto que le dije que no y me quise ir, pero me dio vuelta otra vez y me dijo que no servía que me hiciera la difícil. ¿Te suena? –Cassandra abrió grande sus ojos y asintió-. Pero ahora cambió un poco. Me dijo que un sopapo lo da cualquiera.
-¡Cualquiera que se cruce con él! –la corrigió su amiga y ambas bebieron de sus latas.
-Le hubiera dicho eso.
-¿Qué le dijiste?
-Le dije que hasta ahora nadie se había merecido un sopapo de mi parte, pero que la forma en la que él me trató lo hizo lo suficientemente digno. Y que nunca, nunca, Cass, iba a tomar algo con un cretino que creyera que tiene la autoridad de tratar a cualquiera, como se le dé la gana. Y me fui.
-Estuviste muy bien Janet. Se lo merecía. Eso habrá sonado muy bien en inglés –apuntó Cassandra entusiasmada  y llena de furia. Janet notó el compromiso de su amiga y recordó algo.
-Si… sonó muy bien. Yo me escuchaba y me encanté conmigo misma. Pero a vos ¿qué te pasó? –Cass tomó otro sorbo de su lata y le soltó en tres respiros todo lo que pasó con Dak Ho. Al final, Janet estaba tan confusa, como su amiga.
-¿Por qué hizo eso? O bueno… estuvo bien, pero ¿para qué te mira así? –se interrogó Janet con la misma exasperación que tuvo Cass en un primer momento. Acordaron no decirles nada a las demás, hasta después de la presentación. Así no se notaría la antipatía que las chicas, de seguro, tendrían hacia el muchacho, mientras estuviera en el escenario. No querían arruinar el buen ambiente que había entre los miembros de la banda y ellas.
De vuelta en el gran sofá, todo parecía ir bien, más que bien, según las bromas que se gastaban y las apuestas que se hacían. Janet y Cassandra retomaron su lugar en el grupo muy disimuladamente, entre risas. Se miraban de soslayo de vez en cuando, pero no iban a hablar hasta terminada la fiesta. La cosa se estaba poniendo muy divertida, Ji Soo parecía ser el alma de la fiesta, al igual que Joe, el centro de sus bromas.
-… como el cabello de Joe. ¿Sabían que al principio solo quería tener un marrón normal? –comentaba Ji Soo, como si tal cosa-. Pero la colorista era nueva y se le pasó la mano. Yo estaba con él y siempre me arrepiento de no haber filmado su expresión de horror –Joe lo fulminó con la mirada-. Aunque nuestro gran bajista supo salir del apuro con estilo –se apresuró a corregir-. Morena, ¿verdad que ese corte le queda muy bien?
La aludida volteó hacia Joe. Tenía el cabello oscuro rapado a los lados y rebajado en la nuca, concentrando la mayor parte de su peinado en la coronilla, donde era abundante y levemente ondulado y de un color rojo atrevido o naranja intenso, difícil de decir, aunque se mezclaba muy bien con el negro de abajo. Al tener la cara un poco angulosa y la mirada intensa, ese corte era pura personalidad, o ingenio, como había dado a entender su mejor enemigo y compañero de banda. Entonces Morena lo miró mejor.
-¿Te delineaste los ojos? ¿Querés matar a todas las solteras presentes? –soltó en casi un grito, la trigueña sentada junto a él. A lo que Joe sólo se sonrió en señal de gratitud y muy disimuladamente, Ji Soo susurró un “Kamsamnida” (“Gracias”) a su salvadora mientras tomaba asiento del otro lado.
-Pero creo que contrarresto ese efecto con estos pantalones –comentó humildemente Joe, levantando una pierna para que todas vieran sus ajustados pantalones a cuadros.
-Yo creo que no. Porque es negro y gris –lo consoló Cass y Joe torció una sonrisa mientras agachaba la cabeza.
-¡Sí! Y ese cinturón de cuero con esas botas onda militar, le quitan todo lo anti sexy que pueda tener el cuadriculado –agregó alegremente Regina. El muchacho se rascó la nuca, como si sintiera vergüenza.
-¡Basta, chicas! ¿No ven que eso es lo que quiere? –les advirtió Sara algo escandalizada y Joe la miró con los ojos entrecerrados-. Se regodea en su look de chico cool, pero se hace el humilde para que lo bañen en cumplidos –sin miramientos, Sara reveló las intenciones del joven y no se molestó en ver ese efecto en sus ojos.
-¿Cómo podes hablar así del pobre chico? Ni que lo conocieras de toda la vida –trató de defenderlo Janet.
-No hace falta, yo sé eso. Porque es lo que yo hacía cuando era adolescente. Los gestos, las poses y los comentarios de Joe, son muy obvios para mí –Sara y Joe se miraron con un amistoso rencor.
-Ya se, Sara. La idea era que se sienta alagado, para que así no fuera a matar al pobre de Ji Soo, más tarde –le confesó Morena, que hasta ese momento, había llevado la conversación a donde quería. Pero era normal que Sara arruinara sus planes en este tipo de situaciones. Nunca, a lo largo de toda su amistad, había conseguido hacerle entender sus sutilezas y complicidades a través de miradas o gestos. Sencillamente tenía que ser muy clara con la colorada, para hacerse entender.
Con esto dicho, el cool del grupo recordó cómo empezó todo y volvió a mirar a Ji Soo con reproche. Pero su amigo se limitó a entretenerse con las luces de colores mientras bebía de su baso, muy despacio. Yun Jae los observaba algo entretenido y expectante. Entonces recordó.
-Ya es hora –anunció y los miembros de la banda se pararon, como propulsados por un resorte. Tomó su baso y sus compañeros hicieron lo mismo-. ¡LET’S PLAY! –gritó y un fuerte “¡YEA!” se alzó en respuesta.
Los chicos subieron al escenario improvisado que usaban siempre que tocaban en la casa de Dak Ho.  En el fondo de la gran casa había una galería y ahí era donde se disponían a tocar. A pesar de que la noche era bastante fría, los chicos no parecían sentirlo, a excepción de Yun Jae que se frotaba las manos antes se sentarse detrás de su batería y acomodaba su grueso gorro de lana. Joe afinaba su bajo dorado, que contrastaba bastante bien con su ropa oscura, y Ji Soo tomaba agua mientras esperaban a Dak Ho que siempre era el último en llegar. Dak Ho estaba en su cuarto, había ido en busca de algo que ya no recordaba qué era, estaba nervioso, se miraba cada tanto en el espejo controlando que todo estuviera en orden. ¿Qué le pasaba? “Yo no soy así” se repetía serio para sus adentros, camino a la galería. Carraspeó varias veces la garganta y suspiró exageradamente antes de salir. El viento le golpeó el rostro e hizo que lagrimearan sus ojos. El viento estaba helado. Subió al escenario sin mirar a nadie y tomó el micrófono sin levantar la vista.
– ¿Hello? –dijo, como probando sonido y se notó cómo el vapor salía de su boca a causa del frío. Se escucharon algunos silbidos y varios aplausos. Dio vuelta e hizo una seña con la mano hacia sus amigos y comenzaron a tocar.
Las chicas tenían buena vista del escenario. Estaban a un costado del salón junto a una de las barras que se habían alquilado para la fiesta. algunas recostadas sobre la barra como Sara y Janet, Cassandra estaba junto a ellas y Regina del otro lado junto a Morena que, de pie junto a Jung Bin, parecía más pequeña de lo que realmente se sentía. Todas sintieron un alivio al ver que él y Byun Ki se quedaban con ellas y no se iban a donde estaba la amiga d Jung Bin que, al parecer, tenía problemas raciales o algo así, por cómo ella y sus amigas miraban a nuestras protagonistas. El alivio venia más por el hecho de que con los dos ahí  "Esos", como los llamaba Sara despectivamente cada vez que salía a colación el tema de aquellos "Estúpidos", como decía Morena, que las habían querido acosar cuando llegaron, no se acercarían.
Escuchaban a la banda atentamente, tan atentamente como los observaban. Eran buenos. Muy buenos al criterio de todas y eso era algo importante debido al diferente gusto musical de cada una. Aunque tenían esos momentos en que acordaban que tal o cual cantante o grupo les parecía genial a todas por igual. Pero en lo que más estaban de acuerdo, era en que Dak Ho no parecía el mismo Dak Ho de unos días atrás, ni del que cuando llegaron a la casa, era como si una versión menos bizarra de Dr. Jekill y Mr. Hyde se presentara ante sus ojos, dos personas distintas viviendo dentro de un mismo ser, habían visto a ese chico callado, serio, hasta antisocial rayando lo descortés, pero en aquellos momentos, las cinco quedaron asombradas. Tal vez una más que las demás. Cassandra trataba de ocultar su espasmo al verlo cantar, moverse en el escenario, de una manera... ¿descaradamente atractiva? Los recuerdos de una hora antes volvían a su mente, como latigazos. Sentía impotencia al pensar que podría gustarle ese chico, un momento atento y después odiosamente indiferente. ¿Quién se creía que era? No importaba quien se creyera, había decidido que ya no le afectaría. Sólo disfrutaría del recital y se divertiría con sus amigas… que a fin de cuentas, es lo que fue a hacer. Olvidó sus indeseadas cavilación y disfrutó de la música, era una banda interesante, todas coincidían en eso, ya los habían escuchado en el estudio unos días antes pero no se comparaba. Los músicos tienen esa manía de parecer indiferentes en un ensayo y sacar todo de sí en una presentación y eso, es exactamente lo que veían en aquel momento. Cada uno concentrado en su instrumento y con cada uno a la vez, esas miradas de soslayo que solo ellos entendían, esas risas cómplices cuando se equivocaban y que solo ellos se daban cuenta, todo eso mostraba no solo una buena banda, sino unos buenos amigos haciendo lo que más les gusta. Su estilo era variado, algunas canciones tenían influencias muy rockeras y otras más pop, pero nunca saliendo de su estilo indie. Hubo una que a las chicas le gustó en particular y de tanto repetir el estribillo ya cantaban algunas partes, Jung Bin cantaba  las canciones como si las hubiera escrito él, esto divertía a las chicas porque todas las canciones estaban en inglés y el acento de Jung Bin era algo gracioso. Sólo una canción estaba en coreano. Pero podían deducir por la música, las caras de Dak Ho y el  emocionado público femenino, que se trataba de una romántica. Dak ho se movía por todo el escenario cantando y haciendo caras por momentos feroces y por otros enamoradas, dependiendo de la canción. Todos los chicos tenían su solo en algunas canciones, Joe siempre buscaba a Ji Soo y se juntaban para hacer su solo de guitarra y bajo que producía grititos por parte del público femenino, Yun Jae era bastante excéntrico a la hora de tocar y en su solo se paraba, se sentaba y al final tiraba sus baquetas, que todos se lanzaron para agarrar. Así terminaron de tocar cuatro canciones, y prometieron volver más tarde para tocar algunas más, a esto ya las chicas estaban impresionadas y admiradas para con la banda, ya que nada de eso era lo que habían visto en el estudio días antes, ni esperaban ver. Los chicos se bajaron del escenario y saludaron a algunos que se les abalanzaron recorriendo de a poco el salón, saludando a todos y agradeciendo los cumplidos. Un par de chicas se acercaban tímidamente a Joe y le tendían pequeños envoltorios, algunas cajitas y bolsitas, y después de una sonrisa tímida, se alejaban. Al terminar de recorrer el lugar, fueron a donde se encontraban sus cinco nuevas amigas, quienes los recibieron con una ola de alabanza, acompañada de un “¡Wuuu…!” algo agudo, pero encantador. Jung Bin y Byun Ki las miraron sorprendidos. ¿Cuándo planearon eso?
-Gracias, chicas. Nos lo merecemos ¿verdad? –soltó muy alegre Ji Soo y fue a chocar los cinco con Regina.
-Esto… quiero presentarles a mi hermano –anunció Dak Ho algo incómodo y se movió a un lado, para dar lugar a quien había presentado. El hermanastro malvado surgió de entre los miembros de la banda mirando hacia abajo desde lo largo de su altura, con aire petulante y las manos en los bolsillos. Todas lo apreciaron bien, por primera vez. Incluso Janet. Tenía el cabello premeditadamente desprolijo y peinado de lado. Algo que parecía un saco de vestir azul a rayas blancas, pero más informal que eso cubría una camiseta de colores fríos en transición. Terminaba en pantalones de vestir del mismo estilo del saco, aunque sin las rayas y unos mocasines claros de punta cuadrada. Más tarde, Sara y Morena coincidirían que su estilo era “elegante sport”-. Yeon… ellas son las chicas de las que te avise.
-Encantado –soltó Yeon en medio de una reverencia. Por supuesto que habló en inglés. Parecía el malo de la película que seduce a la damisela y luego la abandona. Pero las chicas no podían ser mal educadas con él frente a los demás, asique se forzaron a devolver la reverencia, sin siquiera mirarlo. Así fue como ninguna notó el guiño que Yeon dirigió hacia Janet, que cometió el error de mirarlo al sentir su mirada. Nuestra protagonista sintió un calor que recorría su espalda hasta la nuca y trató de no respirar, mientras quemaba el fuego tragando un poco de saliva.
-¡Vos! ¿Qué te dieron y qué me vas a convidar? –podríamos decir que “preguntó” Morena mientras señalaba de forma acusadora a Joe, que tendió hacia ella sus regalos y la dejó escoger. Esto calmó la tensión de sus amigas, que comenzaron a relajarse y tomar asiento-. ¿Estos son chocolates? No te gustan ¿verdad?
-¡More! –Janet se alarmó ante la falta de vergüenza de su amiga o tal vez sólo estaba descargando sus nervios-. No le saques sus regalos.
-Está bien. No soy fan de los chocolates –comentó Joe y los tres se sentaron juntos en el medio del sofá.
-Me encaaanta tu voz. Ese agudo en la última estrofa estuvo muy bien logrado –comentaba Sara mientras se sentaba junto a Janet.
-Gracias, lo tuve que practicar bastante –confesó Dak Ho ocultando su vergüenza.
-Tendrías que haber visto cómo se ponía en los primeros ensayos. Odiaba la canción y por eso nos enloquecía a todos –comentó algo divertido Yun Jae, sentado junto a ellos.
-¡Pero si es re lindo tema! –dijo Sara entre sorprendida y triste.
-Lo es –trató de explicarse Dak Ho.
-Después de veinte ensayos –agregó Yun Jae y su amigo lo miró amenazante. El baterista lo miró con indiferencia y sorbió de su botella. Comenzaron una agradable charla con comentarios interesantes por parte de Dak Ho, revelaciones innecesarias de parte de Yun Jae y miradas algo tímidas entre él y Sara.
-Yo creo que se van a volver famosos algún día –decía muy entusiasmada Regina.
-Yo pienso igual, por eso estoy siempre pegado a ellos, puede traerme beneficios –bromeó Byun Ki y ambos se sonrieron, como si salieran de una ensoñación. Cass estaba sentada junto al chico que parecía interesado en Regina, y no podía creer lo evidente que era.
-¿Vos qué opinas, Cass? –quiso saber Regina, que no había notado nada raro en el, a su parecer, muy simpático Byun Ki.
-Creo que tienen mucho talento, seguro llegan lejos. ¡Brindo por eso! –celebró y levantó una lata de cerveza nueva, con languidez. Pero tuvo que reforzar el movimiento porque sus dos compañeros hicieron lo mismo, con notable entusiasmo.
-¡Salud! –gritaron ambos y pronto todos los siguieron.
Tres rondas de “Salud” después, todo volvió a la normalidad y, divertida con el revés, la pequeña Cassandra no advirtió que sus ojos rodaban hacia donde Dak Ho, quien le devolvió la mirada pero la apartó antes que ella. “Mierda” pensó la morocha y bebió un poco más. Entonces se fijó por Janet, ella estaba junto a Morena y Joe, haciendo apuestas, bebiendo a cualquier excusa y mirando disimuladamente hacia su izquierda de vez en cuando. Yeon se encontraba al final del recodo del sofá en L. Justo al borde y mantenía una conversación con Ji Soo y Yung Bin, o fingía hacerlo mientras observaba descaradamente a Janet. “¡Qué persona más molesta!” pensó Cass con renovada indignación. Buscando quién le dé la razón, posó sus ojos en Dak Ho, que lo conocía muy bien. ¿Pero de qué serviría? Él estaba muy lejos de ella, como para que le preguntara nada y no podía decir nada de todas formas, así que lo mejor era volver a lo suyo con Regina y Byun Ki. Para su pesar, en el momento de su peor gesto, Dak Ho la miró con un suave parpadeo, o así lo sintió ella, y al ver su expresión el joven se tensó un poco y volvió a apartar la vista. “Pero la caje…”
-¿Qué clase de mujeres son ustedes? –Ji Soo se había parado y señalaba a las chicas una por una-. Todas beben. Cerveza o tragos, pero todas beben. No son nada delicadas ¿verdad? –Sara levantó una ceja, incrédula. Y Jung Bin tiró a su amigo de la manga para sentarlo.
-No hables así. Estas siendo grosero –lo frenaba Jung Bin.
-¿El qué? ¿Grosero? –Ji Soo, algo mareado, buscó una explicación mirando a sus compañeros de banda.
-Que si estás borracho, debería callarte –le señaló Joe con un gesto de la cabeza.
-¿Chonmal? –Preguntó Ji Soo, ladeando la cabeza -. Chogui… ajusshi… (¿De verdad? - Esto… tío/señor/anciano)
-¿Wo? ¿Muorago? ¡¿Ajusshi?! –lo interrumpió Joe algo molesto-. ¡YA! ¿Chugul-le? (¿Qué? ¿Qué dijiste? ¡¿Tío?! - ¡HEY! ¿Quieres morir?)
-Ya… ¿pi-jiosoyo? (Hey… “¿te nojate?”*) –Ji Soo parecía realmente mareado.
-Joc-pal-lio... (Qué vergüenza)  -murmuró Yun Jae y codeó a Jung Bin
-Ya… ib-tachio (Hey… cierra la boca) –esta vez, Jung Bin tiró con más fuerza de Ji Soo y lo forzó a sentarse.
–Kwenchana, hyeong (Está todo bien, hermano) –tranquilizó Dak Ho a Joe y finalizó la pelea.
-Aish… Keurom, kwenchana (Ay… De  acuerdo, está bien) –dijo Joe con un tono marcadamente sarcástico. Era evidente que no iba a dejarlo pasar.
Nadie se puso tenso en lo que duró la pelea. Más bien estaban muy entretenidos. Miraban de uno a otro lado, siguiendo las respuestas con las bocas entreabiertas, como si de un partido de tenis se tratase. Acostaron a Ji Soo a un lado del sofá, que ahora tenía más espacio. Era extraño, ellos eran doce y entraban cómodamente, pero sin lugar a nadie más y ahora, de repente cabía el borrachín de Ji Soo estirado a lo largo del recodo del sillón. Yun Jae lo advirtió y hecho una ojeada a los presentes.
-¿Dónde están Cass y Janet? –preguntó sin mucho interés. Automáticamente las chicas las buscaron y al no ver rastro de sus amigas, las llamaron. Habían aprovechado la pelea entre Joe y Ji Soo, para escapar. Cassandra alegó que no se sentían muy bien y volverían en taxi, pero no les avisaron porque parecían muy entretenidas. Y era cierto, Sara, Morena y Regina, la estaban pasando de maravilla y tomaron esa excusa sin pensarlo mucho. Incluso no pudieron notar la quemazón en sus pieles al ser penetradas por tres rencorosos pares de ojos.
-Es tan molesto ¿Qué puede ser tan gracioso? –preguntó la de estatura media y cabello hasta por debajo de los hombros.
-De seguro nada interesante. Cualquier tontería, como “De donde vengo, el sol se pone al Oeste” y él ya estaría fascinado –la de altura promedio miró con furia a la más baja-. No quise decir que Byun Ki sea así de tonto. Sólo que esa chica parece hablar con efusividad de todo. TODO –puntualizó fulminando a su amiga desde su corta estatura, para devolverle un poco del veneno que le estaban lanzando.
-¿Por qué se preocupan por Byun Ki? Él sólo está siendo amable. Ya sabemos cómo se comporta con las personas que recién conoce. El que me preocupa es Yeon –les confesó la más alta de las tres mientras apoyaba un codo sobre la palma de la otra mano, para beber cómodamente.
-Claro que no. No hay razón para preocuparse –le aseguró la del medio.
-Esa chica… vieron cómo la persiguió al llegar. Y luego no le sacó los ojos de encima. Sin mencionar la forma en que la miraba cuando estuvieron en el mismo grupo –volvió a tomar de su baso y sus amigas esperaron a que termine de especular-. Y es tan delgada… si quisiera a una así, pues… -sus amigas vieron a dónde iba y después de alzar los hombros por la alarma, tomaron aire.
-¡Ay, no! Tú no eres ninguna flacucha –la frenó la más baja.
-Para ser coreana, unnie** tiene un cuerpo increíble –le aseguró la de estatura media.
-¿Qué? Unnie, las pelotas –le espetó con los ojos tan abiertos, que parecía a punto de devorarla. Pero luego de soltarlo, se calmó y volvió a su posición original-. En fin, creo que esas chicas serán un problema.
-Tú puedes vencer fácilmente a la flacucha de pelo castaño, pero me preocupa nuestra pequeña Sunny. Aquella corpulenta chica de rizos parece ser una fuerte contrincante –ella miró a su amiga con una sonrisa y varios parpadeos.
-No, no, no. Esa no es la única. ¿Qué hay de la pelirroja? Parece ser importante para Yun Jae oppa –la más alta levantó una ceja a su amiga, como desafiándola.
-Ellas no me importan… a fin de cuentas… todos vuelven a lo que es seguro –se defendió Sunny.
-Eso quiere decir… -la alentaron las dos.
-Si… eventualmente esas chicas se irán y nosotras seguiremos acá.

*Pi-jiosoyo: Significa “¿Te enojaste?”, pero es mucho más informal y como no existe una forma más informal que está en el español. Digamos, que la pregunta fue casi vulgar en su pronunciación.
**Unnie: Es la manera en que las chicas llaman a las chicas que son mayores a partir de un año de diferencia.