lunes, 24 de diciembre de 2012

Capitulo 3


Fiebre de sábado por la noche

Ya llevaban una semana en Seúl y habían vivido más cosas malas que buenas. Morena se había declarado enemiga natural de la vecina de Regina, Cassandra maldijo al invierno de Seúl y a su resfrío, Sara no volvería a entrar a aquella cafetería llena de “bastardos hipócritas”, por más delicioso que fuera su café y luego de varios encontronazos con los peatones coreanos Janet ya había tenido suficiente con los paseos.
-Bueno, chicas hay que ponerle onda.  Si pensaron que íbamos a vagar todo el día, sin hacer nada y que sólo íbamos a gastar, nos volvemos. Porque eso no iba a ser así. No se puede estar viva la pepa tres meses de corrido –sentenció Cassandra, cuando miró al desinflado y aburrido grupo de chicas que se congregaba en el living del departamento de Regina.
-Cómo se nota que ya estás mejor de tu resfriado. Venís a lanzar “buena onda”, como si fueran ordenes. “¡Diviértanse, mierdas!” –Dijo Janet y todas empezaron a reír. Comenzaron a recordar  las desventuras que tuvieron a lo largo de la semana y haciendo representaciones de cada ocasión, volvieron a tener ánimos.
-Chicas, ¿quieren salir esta noche? Podemos ir a un boliche –propuso enérgicamente Regina mientras aplaudía, que hasta hace unos momentos se sentía mal por sus amigas–. La música que pasan acá es igual a la de cualquier otra parte. ¡Dale! Vamos, vamos, vamos.
-Pero si lo decís así, quién se va a negar. Vamos, sí… ¿Quieren? –preguntó Morena que estaba cien por ciento convencida.
-Bueno, pero vamos a un lugar copado ¿Vos conoces un buen boliche? –le preguntó Sara a Regina que ya estaba discutiendo con Morena qué se iban a poner.
-¡Sí! Conozco uno que es súper copado. De vez en cuando va algún famoso, porque el lugar es muy conocido y los sábados suele llenarse, porque las mujeres entran gratis- Regina suspiró al venirle a la mente un recuerdo de sus primeros meses en Corea. Y sobre todas las cosas, su primera salida a la noche. Jamás lo olvidaría. Con los pocos amigos que había hecho en la Universidad, se había ido a bailar para olvidarse de sus cosas y ahí lo había visto por primera vez. Aquel amigo con quien había hablado por chat durante largos años de adolescencia.  No sabía qué decir ni cómo reaccionar. Estaba emocionada de conocerlo- Conocí por primera vez a Shin Wook en una disco.
Sus cuatro amigas clavaron sus ojos en ella con cierto brillo de interés.
-¿Qué no lo conocías de antes? -le preguntó Cassandra.
-Claro -secundó Sara-  y, ¿no es también ese chico que es tu compañero de estudios?
- Si, lo conocía desde antes y también vamos a la misma universidad -afirmó su amiga-, pero lo conocí por vez primera en una salida con mis compañeros…
-¿Esos que vinieron a comer la vez anterior? -cuestionó Morena con cierto tono de asco en la voz. Al mencionarlo, Cassandra se puso incomoda por el recuerdo de ese hecho.
-Sí, esos -contestó Regina sin darle importancia-. Lo había conocido ahí personalmente. En la universidad no lo conocí, porque él estaba de viaje en ese momento. Fue a visitar a su madre. Él no es de Seúl. Es de Busan –aclaró-. La cosa es que teníamos conocidos en común y ellos lo invitaron a la salida.
-¿Y cómo fue esa primera impresión? -se aventuró a preguntar Janet, a quien la duda la carcomía.
-Muy buena -dijo la morocha con una autentica sonrisa-. No puedo creer que estuve tan nerviosa. Cuando nos conocimos personalmente, era como si hubiéramos sido vecinos toda la vida. No sé cómo explicarlo.
Las otras la miraban con expresión atontada, como cuando a un niño al que le cuentan su cuento favorito por las noches.
-A todo esto -volvió Regina al tema de ese día- ¿Qué hora es? Porque si queremos arreglarnos bien…
-Entonces vamos a prepararnos, que hay que salir –apuró Janet, que ya se había convencido en un primer momento, pero que ahora estaba aún más convencida.
Pasaron una hora pensando en qué ponerse y procurando que nadie se pareciera a nadie. La siguiente hora discutieron sobre qué iban a cenar, ya que si iban a tomar mucho debían tener una buena base, pero al final se conformaron con unos sándwiches y algo de soju.
-¡Pero! Cinco mujeres y ninguna buena cena. Qué vergüenza, chicas. Así nunca se van a casar –bromeó Morena.
-Yo no me voy a casar y si lo hago, va a ser con un multimillonario para pagar una cocinera –aseguró Cassandra mientras se terminaba su vaso.
-Y yo sé cocinar cinco o seis comidas. Con eso remo toda la semana ¿no? –preguntó Sara algo dubitativa.
-La cosa es que por el momento nadie busca marido, ya comimos algo, por más simple que haya sido y nos vamos de joda solteritas y sin apuro. Vayan a lavarse los dientes –les ordenó Janet que estaba prácticamente lista.
Los preparativos estaban terminados. Se dieron el lujo de desfilar de la habitación hasta el living para mostrarse, jugar un rato y sacarse algunas fotos antes de que el ajetreo de la noche, les haga perder la frescura que tenían en ese momento. Regina demostró que no sólo había aprendido el idioma en sus días en Corea, también se había complementado bastante bien con la moda de las chicas de la región. Tenía un saco, que podría pasar por una camisa muy gruesa y gris de botones grandes, con adornos en los hombros y detalles a un lado del frente; una pollera negra típicamente asiática con muchos pliegues seguida de unas medias negras y terminando en unas botas de medio caño de cuero gris con muchos pelos en la parte de arriba. Se había recogido el cabello en una media cola dejando que sus largos rulos cayeran parejos en su espalda y ningún accesorio.
-¡Oh! Regi… ¡Sos toda una coreana! Jajaja –Cassandra podía parecerse en un par de cosas a su amiga, pero la forma de vestir, definitivamente, no era una de ellas. Llevaba un saco de jean oscuro y al cuerpo que cubría un vestido negro con muchas capas superpuestas bien corto y de escote profundo con un cinturón muy fino que resaltaba su cintura y acentuaba sus caderas. Debajo, unas buenas medias de encaje que contorneaban sus piernas, terminando en zapatos acordonados de charol negro. Con el cabello lacio y en puntas y un anillo de muchas púas, estaba más lista para el rock que para salir a bailar y eso es muy típico en su forma de vestir.
-Qué bueno que sólo en eso se parece. ¿Se imaginan a Regi trabajando de mesera y que se ofenda por algo de propina? Ahí nomás, mueren todos… Jajaja –todas estuvieron de acuerdo con la idea. También todas estaban de acuerdo en que Sara era la más top a la hora de vestirse para salir. Se había puesto un saquito negro (que si el valor emocional tuviera un número, con aquella prenda se salvaría a un país en medio de una crisis económica), sobre una remera suelta y corta a rayas horizontales que acentuaba su cintura y su generoso pecho. Tenía una pollera roja lo suficientemente corta como para llamar la atención, pero no tanto como para mostrar algo. Los zapatos eran de plataforma y tan rojos como su cabello que estando suelto, la dejaba con un look muy parecido a las hollywoodenses. Sin olvidar mencionar el pequeño bolso de mano de piedras negras y carmesí.
-Si fuera yo, me agarraba todas las propinas y el escándalo se los hago, si no me lo dan - Janet empezó a rebolear una pierna simulando la patada que le daría a quien no le pagara y sus botinetas de gamuza gris con tacos, casi vuelcan la mesa ratonera junto con la botella del ya casi inexistente soju. Se había puesto una campera negra corta, sobre una camisa blanca a rayas verticales negras, muy finas, que marcaban su silueta y si eso no marcaba suficiente, un pequeño cinturón negro de cuero rodeaba su fina cintura. Por debajo, unos jeans chupines de un gris bien oscuro completaban el atuendo. Su cabello largo iba suelto, pero con el flequillo recogido y puesto hacia atrás, su look era muy rockero.
-Y si yo trabajara en el mismo lugar, con vos. Sería la que lo sujeta al tipo mientras lo castigas -Morena llevaba un saco blanco largo hasta la cadera y de mangas tres cuartos, sobre una remera negra algo suelta, pero que no dejaba de marcar su silueta y con el estampado de la cara de un tigre, un short negro con detalles en dorado junto con un brazalete enorme, iban a juego con el estampado, a demás de dejar ver sus piernas que terminaban en unas botinetas blancas con tacones. Le daban un look moderno y sexi. Usaba el flequillo alisado y de lado, dejando el resto de los bucles a libre albedrío.
-¡Ay, no! Chicas no anden golpeando gente, que son señoritas.
-Si, Regi. Lo dicen en chiste nada más. Bueno, vamos saliendo –Cassandra se paró y las demás la siguieron. Y mientras iban saliendo le entró una duda–. Este…  Janet ¿vos te pintaste?
-No,  estoy bien así.
-Ah… no, no, no, querida. O le pones algo de maquillaje a ese lindo cutis o de acá no sale nadie –amenazó firmemente Morena mientras reboleaba un dedo aún más amenazador.
-Vení, Janet. No nos hagas pasar vergüenza. Un poco de rubor, rímel, delineador y labial alcanza –Sara la llevó al baño y después de escuchar un par de quejas y una breve discusión, Janet salió más linda pero con una expresión un poco menos bonita.

Al fin estaban en la entrad del boliche. El portero vio llegar a un grupo de atractivas chicas occidentales y les hizo señas para que entraran. No sea que se decidieran por ir a otra parte, así que al pasar por su lado, le agradeció a cada una con una reverencia y un “kamsamnida” algo nervioso. Las chicas se rieron mucho con esto, parecía que la noche ya estaba poniéndose mejor. El lugar era muy grande, estaba dividido en dos pisos de los cuales el de abajo era la pista de baile, con los bares a los lados y el DJ estaba en el centro del lugar sobre una plataforma bastante elevada. El segundo piso era más pequeño, consistía en anchos balcones que hacían de galerías para la parte de abajo, era la zona VIP, así que las chicas se quedaron en el primer piso, junto a una de las barras. La música era buena y aunque no había reggaetón, los temas servían para que bailaran de forma graciosa. Se pasaron la mitad de la noche haciéndose muecas y parodiando a las bailarinas de los videos musicales, hasta que Cassandra imitó demasiado bien a una y todas empezaron a reírse muy fuerte. A Morena se le fue la cabeza para atrás, por la carcajada y no pudo evitar ponerse muy nerviosa. Dejó de bailar y fue hacia la barra a pedir un trago, todas la vieron pasar y como esa no es una actitud propia de ella, les dio curiosidad.
-More, convidame eso ¿Qué te pasó, desde cuando no seguís las payasadas de Cass? -preguntó Regina que se terminó el vaso de su amiga.
-No… lo que pasa es que… No sé si lo digo, es muy estúpido.
-¡HABLA! –gritaron todas al unísono.
-Cuando Cassandra hizo ese pasito chistoso y todas nos empezamos a reír, yo miré para arriba, al sector VIP y vi cómo un chico muy lindo me estaba mirando. Y me miró tan fijamente que me puse nerviosa y me agarró vergüenza por estar payaseando.
-¿Dónde está? -preguntó Janet.
-No vayan a mirar mucho. Él está bien enfrente de nosotras.
Y como si no hubiera dado ninguna recomendación, todas miraron al lugar indicado, girando las caras con brusquedad. Todas menos Morena, que al verse traicionada se golpeó la frente moviendo hacia ambos lados la cabeza en una expresión de auto lamentación, vergüenza y frustración. El chico en ningún momento le había sacado la mirada de encima, así que pudo darse cuenta de que todas voltearon para verlo a él y, soltando una sonrisa de triunfo, se encaminó al primer piso.
-Está muy lindo ¡Y está bajando! –chilló Sara.
-Ay, Dios… Si viene para acá las voy a matar a todas, lenta y dolorosamente con un cuchillo sin filo –Morena estaba empezando a ponerse muy nerviosa.
-Bueno… no creo que esté bajando sólo para hablarte a vos. Puede bajar para cualquier cosa ¿no? -intentó razonar Sara que estaba junto a Morena, ambas de espalda a la barra y con una vista panorámica de toda la pista.
-Si… es cierto. Tal vez bajó para ir al baño.
-¿No se te pudo ocurrir una excusa más original, Cassandra? –Janet, Cassandra y Regi estaban de frente a Sara y Morena y daban la espalda a la pista. Por lo que para enterarse de algo sin ser muy obvias, debían escuchar el parte de Sara, porque Morena estaba muda.
-Ahí giró, como si se fuera al baño. Ah, no… le estaba esquivando a un grupo de gente nomás.  ¡Viene para acá! -advirtió Sara.
-Las voy a despellejar y con sus cueros me voy a hacer un abrigo a lo Cruella De Vil, si es que ese chico viene para acá. Porque si lo hace, es porque cree que yo hablé de él y que me fijé en él.
-Pero fue así, More –dijo Janet.
-Eh… la cosa es que el chico no tiene por qué saber que fue así. –explicó Cassandra, ya que Morena había quedado muda con las palabras de Janet, que una vez más la traicionaban.
-Huy… está acá -anunció la pelirroja.
El muchacho venía acercándose sin apartar los ojos de la chica muda. Caminaba con mucha seguridad y sonreía de una forma muy sensual, según los pensamientos censurados de Morena. Cuando llegó en donde se encontraba el grupo de nuestras protagonistas, extendió una mano en ofrecimiento y mientras le dedicaba una mirada sexi a la morocha, agarró la mano de Regina y la sacó a bailar. Regina lo tuvo de frente y al ver quién era, con temor buscó alguna señal en su amiga. En shock por esa maniobra, Morena comenzó a reírse por lo bajo y le dio una sutil señal de que todo estaba bien. Todas quedaron en shock, sin entender muy bien, pero viendo lo alegre que estaba su amiga mientras charlaba con el chico, decir que estaban en shock era poco. Se limitaron a beber lo que se les ocurría pedir y a observar que en realidad no estaban bailando, sólo estaban allí parados muy sumergidos en su conversación entre señas y gestos. Al final de la conversación, el muchacho se despidió con una sonrisa. Regina se dio media vuelta y regresó a su grupo, con una enorme e imborrable sonrisa que llenaba toda su cara redondita.
-¿Qué pasó? ¿De qué te habló tanto? -preguntó Cassandra.
-¡Ay, no…!  –fue todo lo que Regina dio como respuesta.
-¡Contá, mierda! –ya Sara estaba al borde de la curiosidad.
-Es que ese chico es Taeyang. ¡Es Taeyang!
-¿Quién? –preguntaron todas.
-Es miembro de un grupo musical muy conocido en Corea. Tienen un montón de temas buenísimos –mientras ella hablaba, sus amigas no entendían muy bien a qué se refería y cuando se dio cuenta de ello dijo-. Su grupo es como 2NE1 versión masculina.
-¡¡¡OH!!! –se emitió por cualquier tipo de respuesta posible.
-¿Y de qué hablaron tanto? –preguntó Janet, tratando de volver a la cuestión principal.
-Él preguntó por la morocha de rulos –respondió Regina mientras lanzaba una mirada pícara a su amiga la muda, quien sólo dejó escapar una mueca parecida a una risa pero llena de incredulidad.
-Pero si iba a preguntar por ella, entonces ¿por qué no la sacó a bailar a ella? –preguntó Sara, a quien siempre le molestaron los jueguitos de indirectas e histeriqueadas.
-Por que yo siempre vengo acá con mis compañeros y por lo visto, él también, porque dice que me reconoció. Así que supuso que yo sabía coreano, pero primero me preguntó en inglés si yo hablaba coreano y le dije que sí, en coreano –y soltó una risa muy contagiosa que trató de tapar con la mano-. Y de ahí me preguntó por More y si ella era de esas chicas que rebotan a los hombres sin darles oportunidad.
-¿Y qué respondiste? -la interpeló Janet, que conocía muy bien a su amiga y temía lo peor.
-Bueno… Morena es una chica que los rebota, efectivamente, pero si el chico es lindo o sabe bailar o las dos cosas, ella les da oportunidad ¿No?
-Si, así es More –respondió Cassandra, como si la mujer en cuestión no estuviera presente-. ¿Pero vos que le dijiste a Tao… Teayi… al chico?
-Exactamente eso.
-¡¡¡NO!!! –gritaron todas, como si fueran una sola mujer alterada.
-Maldita traidora. Me mandaste al muere, Regina.
-¿Y qué te respondió él? -preguntó Sara, que se dio cuenta de que el cuento no terminaba ahí.
-Me dijo: “Entonces no me va a rebotar. Vuelvo a buscarla cuando pasen mejor música.”
-¡¡¡NO!!!
Todas concordaron en que el chico era muy creído y luego de hacer una mini investigación por internet desde sus teléfonos, también acordaron en que tenía un muy buen cuerpo. Planearon cada movimiento, cómo debía mirarlo y cuándo hacerse rogar para así, por último, desecharlo. Ya estaban bailando otra vez, cuando alguien tocó el hombro de Morena. Ninguna se percató de que Taeyang estaba acercándose, sólo lo vieron cuando su amiga se apartó un poco con él. Bailaron un rato largo y todo el tiempo Morena siguió lo planeado con sus amigas. Lo seducía y abrazaba y él hacía lo mismo, se sonreían y todo el tiempo se miraron fijamente, excepto cuando los nervios  la traicionaban y agachaba la mirada, que era cuando él se sonreía más y la abrazaba. Por dentro una gallina mojada trataba de mostrarse indiferente, mientras que por fuera, una linda latina bailaba con soltura. Y en uno de esos momentos en que los nervios la ganaron y agachó la cabeza, el muchacho se  la levantó con un beso que la dejó helada. Cuando la soltó, la gallina infló todas sus plumas y le propinó una bofetada que hizo exclamar a las personas de alrededor, que no apartaban la vista de la súper estrella, un fuerte “¡Uh!”.
-¡I-sekia! (cabrón, hijo de p***) -fue lo único que pudo decir Morena antes de salir corriendo, sin saber si estaba ofendida o sorprendida, pero muy segura de que el sopapo estuvo bien dado.
-¡Ya! ¡Chankanman! (¡Oye! ¡Espera!) -gritó el abofeteado chico mientras la seguía.
Morena se apoyó en la barra junto a sus amigas que sólo la miraban boquiabiertas y pidió algo para beber y cuando le llegó el pedido, también le llegó el besucón. Él la miró aún sorprendido por la reacción que había tenido y ella lo miraba más sorprendida que antes, por haberla seguido y más ofendida que antes, al ver las ganas con que él se reía.
-¿Por qué me pegas?
-Ah… sabes inglés. No sos tan bruto entonces –Taeyang volvió a reírse-. No entiendo de qué te reís tanto. No tiene gracia ser un acosador.
-¿Acosador? Si Hubiera besado a cualquier otra chica de este lugar después de haber bailado así, puedo asegurarte que estaría enredada en mis brazos y colgando de mi cuello.
-Sos un maldito engreído. Ni que fueses un adonis. ¿Adonis se dice así en inglés? -la pregunta la formuló en español y confundió a Taeyang-. Nada, nada. Andate, por favor. Tu cara me da asco.
-¡Já! Di algo que pueda creer.
-¡Ay! ¡Te odio! Ándate, morite.
-¿Por qué estas tan enojada? Ni que el beso hubiera sido la gran cosa –Morena apretó los labios con indignación, sintiéndose tocada por ese desprecio y al ver esto, Taeyang se quedó pensando un momento en la reacción que Morena había tenido y al parecer tuvo una idea-. Oh… ya veo. Ahora lo entiendo –la rulienta no movió ni un músculo, pero sus ojos la traicionaron y se abrieron enormes al sentirse descubierta. Se abrieron grandes, como cuando se trata de negar algo que es cierto y pensamos que los ojos así de abiertos nos darán credibilidad.
-Te gusto.
-¿Michoso? (¿Te volviste loco?)  -al decir esto su voz sonó tan aguda, que sólo consiguió confirmar las sospechas de Taeyang e informar a sus amigas, que estaban del otro lado, lo que no esperaban escuchar. Morena se dio vuelta y las vio con las bocas tan abiertas que la impotencia de que todos sepan, la hizo querer salir corriendo de allí. Asique volvió a girar y lo miró con ira. Estaba cómodamente apoyado sobre la barra, vestido como se lo veía en las fotos que le mostró Regina, con una camiseta blanca con estampado de grafitis, una campera de cuero roja con adornos metálicos, unos jeans holgados muy a la moda y unas zapatillas blancas con detalles en rojo. Al verlo así todas pensaron que era genial, sobre todo por la sonrisa de portada de revista que le regalaba a Morena.
Ante tal situación, no supo qué hacer y ya empezaba a pedir que se la tragara la tierra, cuando la intervención divina la salvó de ese momento tan incómodo. Un muchacho algo tomado pasaba por su lado antes de tropezar y volcar su bebida sobre el saco de Sara. La alarmante reacción de las chicas desconcertó al muchacho, que trató de soltar un “Miane” algo desarticulado. Pero no pudo terminar, debido a que Cassandra lo agarró de la camisa y, aunque el chico le sacara dos cabezas con ella usando tacos, lo arrastró hasta su altura diciéndole de forma muy amenazadora.
-¿Chugul-le? (¿Quieres morir?)
-Chicas, me tengo que ir. Si esta mancha no sale me muero –dijo una muy alarmada Sara.
-Nos vamos, Cass. Deja al pobre chico que ni idea tiene –le pidió Janet.
-Mira, nene. No me importa si entendes o no. Pero si eso no se quita, vengo, te busco y te mato. Porque por ese saco ya casi mueren muchos. ¿Araso? –el joven temblaba y si bien no entendió nada, a la imagen de cinco furiosas extranjeras no paró de pedir disculpas, dejar algo de dinero y salir corriendo.
-¡Vamos, por favor! –Sara estaba al borde del colapso.
-Me voy, imbécil. Me alegra no tener que seguir hablando con vos. Pero quiero que sepas que estás muy bueno y si no se hubieran dado así las cosas, otra sería yo haciéndote de todo –la confesión, por supuesto, la dijo en español y por los gestos que hacía con el puño, Taeyang pensó que lo estaba amenazando por última vez. Así que, a modo de despedida, agarró ese puño con las dos manos para atraerla hacia él y la besó en la mejilla. Morena empezó a alejarse llevada por sus amigas y en total estado de ebriedad.
Cuando estaban por tomar el taxi, se dieron cuenta de que faltaba Regina, pero antes de que la llamen por teléfono ella apareció de repente.
-¿Dónde estabas? Casi nos fuimos sin vos –la retó Janet mientras le hacía un lugar en el taxi.
-Me tardé porque Taeyang me pidió el número de Morena y yo se lo estaba dando.
-¡NO!

Ya una vez en el departamento de Regina, decidieron quedarse a dormir allí y volver al hotel a la mañana siguiente. Sara puso a remojar el saco y todas rogaron porque no quedaran manchas. Nuestra pelirroja había ahorrado durante un tiempo para comprarse esa valiosa prenda, pero la razón de su valor, no era el precio. Tuvo que ahorrar porque en ese tiempo la mayor parte de sus ingresos se iba en el tarro que decía “Boleto a Corea”, pero el valor indescriptible se debe a que el día que lo iba a comprar, salieron todas juntas a presenciar el evento que tanto habían esperado y con el que tanto su amiga les había taladrado el oído. Ya en la tienda, la vieron correr hacia el perchero en el que había escondido el saco y mientras Sara lo retiraba, otra persona hacía lo mismo del otro lado. Ambas se miraron  profundamente desafiantes y mientras Sara intentaba persuadir a la chica de que había llegado primero, ésta la amenazaba para que soltara la prenda, poniendo a nuestra amiga en un aprieto muy incómodo. El asunto se puso feo, cuando la enemiga de Sara tiró con fuerza del saco y todas se sintieron desfallecer al pensar que había soltado la costura. El miedo hizo que las chicas entraran en acción y fueron a persuadir a la extraña para que soltara el botín. Pero tan decidida estaba, que empujó con furia a Cassandra y Janet, entonces Morena empujó a la chica en defensa de sus amigas y comenzó un alboroto que terminó con las cuatro en la calle y a Sara, que se había apartado disimuladamente de ellas, en la caja con su saco. Cada vez que lo recordaban pensaban en la pobre chica. Regina ya llevaba un tiempo viviendo en Corea cuando eso pasó, pero conocía todos los detalles, como si hubiera estado ahí.

4 comentarios:

  1. jajaja que sinverguenza que es taeyang... me gusto como regina le dio el numero de more sin remordimiento XD (Jime)

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  3. La idea era la sorpresa. Al ser una cultura conocida generalmente por su reserva... las protagonistas pensaron q podian aprovecharse de eso para vengarse, pero se encontraron con una persona poco reservada. Ya lo vas a ver a lo largo de la historia! XXO!!! :D

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  4. OOOh Taeyang, lo ùnico que me gusta de èl, es su fìcico, como baila, como canta...JAJAJA bueno, muchas cosas, que chistoso como Regina se demorò dàndole el cel de More!!! bien ahiiiiiiiiii, a ver como continua la historia :D

    Me estoy poniendo al dìa. Xoxo

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